El escritor César Pérez Gellida acaba de presentar la novela de ciencia ficción Khimera, un techno thriller distópico futurista publicado por la editorial Suma de Letras.
Sinopsis:
La guerra es la piedra con la que el hombre ha tropezado a lo largo de la historia, no una, sino varias veces. Está claro que los errores y los millones de muertes no le han servido de aprendizaje. Entre los años 2036 y 2039 se vivió en la Tierra la que se llamó Guerra de Devastación Global, un confrontación mundial que supuso la más importante y radical alineación en bloques de los países: la Alianza Islámica, la Unión de Naciones Libres y el Bloque Asiático se encargaron de dinamitar los preceptos sobre los que se cimentaba la civilización anterior. Tras la firma del Tratado de Paz de Buenos Aires, comenzó el periodo conocido como Década Triste, durante el que se consolidó una nueva realidad social y geopolítica cuyos pilares se centraron básicamente en la negación y el rechazo a cualquier forma de gobierno anterior. Los conceptos de democracia y capitalismo han sido dinamitados por las corrientes ideológicas transhumanistas que propugnan la absoluta libertad del ser humano para traspasar los límites que impone la propia naturaleza.
En el año 2054 el planeta todavía se está recuperando de las profundas heridas causadas por aquella guerra. Ahora el poder está concentrado exclusivamente en manos de la Asamblea, un órgano de gobierno que agrupa a las más grandes e importantes corporaciones empresariales. Ellos son los encargados de mantener el nuevo orden establecido en un mundo sin fronteras y en el que todos los seres humanos se miden por su productividad. Sin embargo, la explosión demográfica gracias a los avances médicos se está convirtiendo en un gran problema. En las urbes, organizadas por cinturones y fiel reflejo de la fractura social, los habitantes son registrados por su estatus y aportación social. La revolución tecnológica que supuso el descubrimiento y uso del grafeno ha permitido enormes avances no solo en el campo de la defensa sino también en el de las comunicaciones. Hoy todo pasa por el control ciudadano de La Lupa, alma informática de la Asamblea, y nada sucede sin que haya quedado debidamente rastreado por este complejo sistema de observación.
Sin embargo, todavía queda un cabo suelto, un molesto inconveniente que escapa al exhaustivo examen del poder: Khimera.
Benjamin Harding, presidente de la Asamblea, vive obsesionado por acabar de una vez por todas con el proyecto Khimera, una organización clandestina de agentes polivalentes y superdotados artificialmente que durante la guerra puso en jaque a las grandes potencias y que ahora se erige como la única amenaza capaz de impedir la consumación del macabro plan genocida que tiene entre manos. La búsqueda del último bogatyr (caballero), único superviviente de aquel grupo, se hará principal objetivo de los gobernantes. Sin embargo, en este enigmático hombre –del que casi todos han oído hablar pero nadie conoce– también están puestas las últimas esperanzas de aquellos grupos que luchan por lograr que el mundo cambie para siempre. Unos quieren eliminarlo y otros convertirlo en adalid de posibles libertades.
En ese complicado y peligroso viaje a la búsqueda del último bogatyr se verán envueltos cinco destacadas figuras: Ake Dahl, un científico noruego perseguido por descubrir una mutación que afecta a la reproducción humana y que pone contra las cuerdas a los grandes dirigentes y sus postulados; Patricia Jones, inexperta periodista del diario Citizens que busca conseguir una entrevista que le permita cierto reconocimiento profesional; Kai-Xi Chengwu, jefe de una corrupta organización criminal que espera ansioso el momento justo para una perenne y postergada venganza; y el MOC, Movimiento de Oposición Civil, con su líder, Petra Toivonen, y su responsable de operaciones especiales, Frederik Keergaard, a la cabeza de una lucha por recuperar las libertades civiles. Todos, por diversos e insospechados motivos, confían en la pervivencia del proyecto Khimera y quieren encontrar al bogatyr antes de que pueda ser eliminado por las afiladas garras de Harding y su Asamblea. La batida ha comenzado.