La historia de César y de Cleopatra, bien a través de William Shakespeare o bien a través del cine, es sobradamente conocida: la intensa relación entre el hombre que dominaba el mundo y la jovencísima y ya atractiva hermana de Tolomeo, con el cual se disputaba el trono de su país. En esta obra, firmada por George Bernard Shaw (y que leo en la traducción de Julio Broutá), se nos invita a revisar aquellos días reales y legendarios a la vez, en los que una muchacha plenamente segura de su estirpe sagrada (“Mi sangre está hecha de aguas del Nilo”, I) se aproxima hasta el emperador romano, que la puede ayudar en sus aspiraciones en el caso de que la juzgue merecedora de tal destino (“Si te cree digna de gobernar, te sentará en el trono a su lado y te hará la verdadera soberana de Egipto”, I). Pero la elevada inteligencia literaria de Shaw le veda la posibilidad de convertir esta historia en un entramado de amores, deseos y deslumbramientos. Por el contrario, jugará con las flaquezas y dudas de Cleopatra, que necesita apoyarse de continuo en su servidora Ftatatita; nos mostrará a un Julio César maduro, sabio y escéptico, reacio a comportarse como un adolescente con las hormonas en ebullición (ante una coquetería de la muchacha, no tendrá reparos en decirle, mirándola a los ojos: “Entre mis soldados, que confían en mí, no hay uno cuya mano no me sea más sagrada que tu cabeza”, III); nos dejará escuchar sentencias que oscilan entre la seriedad y el humor (“Cuando un hombre en este mundo tiene algo que decir, la dificultad no consiste en hacérselo decir, sino en impedirle que lo diga demasiadas veces”, IV); y, en fin, nos mostrará el lado más reposado y reflexivo de un César que, hastiado de brutalidades, no dudará en lamentarse con palabras dignas de ser grabadas en mármol: “La matanza engendrará la matanza, siempre en nombre del derecho, del honor y de la paz, hasta que los dioses estén hartos de sangre y creen una raza que tenga juicio” (IV).
Una pieza dramática notable, donde se nos trasladan interesantes observaciones sobre el espíritu humano y donde descubrimos que la debilidad y el poder pueden burbujear al mismo tiempo en el corazón de cada persona.