Después de haber justificado, en 2007, los abusos sexuales a menores y de haber calificado la homosexualidad como un perjuicio para la sociedad, el Obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, ha cargado de nuevo contra la homosexualidad, calificándola de “pecado mortal” y comparándola con la delincuencia y el alcoholismo. A la gravedad y la reincidencia de sus declaraciones, han reaccionado numerosos canarios que piden su cese inmediato, por irresponsable y homófobo reincidente en su responsabilidad como Obispo.
Días posteriores a sus declaraciones, más de 4.000 personas firmaron la petición para exigir el cese por sus declaraciones homófobas. La asociación LGTBI Diversas inició la recogida de firmas a través de la plataforma change.org y la trasladó al Vaticano y a la Conferencia Episcopal para que “tomen cartas en el asunto de una vez por todas e impidan que siga siendo representante de la iglesia un obispo ultra y homófobo reincidente como Bernardo Álvarez”. Fuerzas políticas con representación parlamentaria en Canarias y el mismo presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, mostraron su rechazo a las declaraciones del obispo.
El presidente de Diversas, Sergio Siverio, señaló que no permitirían que “estas declaraciones acaben siendo una mera polémica puntual, como ya sucedió en el año 2007 con sus declaraciones justificando la pederastia. Nosotros vamos a movilizarnos hasta conseguir que se tomen medidas contundentes contra este obispo y que sus muestras de odio contra el colectivo LGBTI no queden impunes”.
Días después del revuelo originado, el obispo de Tenerife pedía perdón “a cuantos haya podido ofender con mis palabras, de manera especial a las personas LGTBI, a quienes expreso mi respeto y consideración”. Reconocía que “no estuve acertado al responder a algunas cuestiones que requieren una más detenida reflexión y explicación. No quise fomentar la discriminación, ni comparar la homosexualidad con el alcoholismo ni con cualquier otra realidad. Lamento haber inducido a confusión y causado dolor”. Y concluía: “Como obispo, reitero mi adhesión a las enseñanzas de la Iglesia y mi voluntad de transmitirlas fielmente. Asimismo, manifiesto mi comunión con el Papa Francisco y su magisterio”.