Parece que al fin ha llegado la primavera, cuando está casi en su fase adulta. Luce el sol. No hace calor porque sopla brisa del norte, bastante fresca.La luminosidad de este día me ha hecho recordar Sarajevo, una ciudad que visitamos hace muchos años.
Postal antigua de Sarajevo
Hoy es la capital, y la ciudad más grande, de un nuevo estado, la Federaciónde Bosnia Herzegovina. En aquella época pertenecía a Yugoslavia, un país que ya no existe, fragmentado en pedazos después de una guerra cruenta y terrible (1992- 1996). No diferente a otras, pero para mí muy dolorosa. El verano anterior a que todo estallara recorrí Yugoslavia de norte a sur y de este a oeste, hablando con sus gentes, degustando su cocina y bebiendo sus vinos.Al viajar se visitan lugares. Y ciudades. Con alguna te sientes unida de manera especial. “¡Ah, yo a ti te conozco!”, le dices, como si en otro momento de tu vida ya hubieras palpado el pulso de sus venas y sentido su aroma. No sabes el nombre de ninguna calle, ni de ninguna plaza, y sin embargo caminas y te orientas con la mayor naturalidad. Incluso yo, un verdadero merluzo, capaz de perderme en el pasillo de mi casa. Solo me ha ocurrido esta simbiosis tan perfecta con tres ciudades: Lisboa, Barcelona y Sarajevo. ¿¡Sarajevo!? No os extrañéis. Pues sí, habéis leído bien: Sarajevo.
Vista actual de la ciudad, llena de puentes.
Sarajevoestá emplazada en el valle de Sarajevo, por donde transcurre el río Miljacka, el eje de la ciudad, rodeada de colinas y de una potente cadena montañosa, los Alpes Dináricos. Su historia, como la de los Balcanes, no está sembrada de rosas. Por su posición geográfica ha sido ambicionada y conquistada por distintos pueblos, como los otomanos, quienes construyeron la ciudad–fortaleza, o el Imperio Austro Húngaro.Fue aquí, en pleno centro y en uno de sus puentes más representativos, el Puente Latino, Latin Bridge (en Bosnia: Latinska ćuprija)......donde Gavrilo Princip, miembro de una facción terrorista, asesinó al Archiduque de Austria y a su esposa. Ese fue el detonante para que estallara I Guerra Mundial (1914-1918). Según dicen.
En Sarajevo han convivido de manera pacífica cristianos, musulmanes y judíos. De ahí su sobrenombre, “La Jerusalén del Norte”. Vecinos a los que se podía aplicar el refrán de “Cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Visitar sus barrios, apreciar sus diferencias, escuchar el sonido de las campanas mezclado con la llamada del almuecín a la oración, la convertían en un espacio único.Sin embargo, Sarajevo era mucho más que guerras y Juegos olímpicos de invierno. Su atractivo estaba en la propia ciudad y en sus contrastes. Moderna y vieja. Con calles muy transitadas, como la Titova (en honor a Tito, el artífice de la antigua Yugoslavia) y callejuelas solitarias, oscuras, estrechas, bastante sucias. Edificios imponentes y casitas de madera. Iglesia y mezquitas. Organizada y caótica. Y encantadoras terrazas de café, con esa mezcla tan peculiar de acentos diversos, risas nocturnas y música de violines.
Este plato de nombre impronunciable es uno de los más típicos de la zona. Lo comí por primera vez en el Morica Han (calle Alipasina) un restaurante del barrio musulmán, y ambos (plato y restaurante) se convirtieron en favoritos.
Terraza del Morica Han
La receta que hacemos en casa está sacada de un libro que compré en Sarajevo, Yugoslav Specialities, de Ljijana Bisenic (con acento sobre la c, a saber cómo se pronuncia)Aunque no lo parezca, es muy fácil de hacer, palabra de Lady Gula.Ingredientes para 4 personas
1 kg de carne picada de ternera o de ternera y cordero1 cebollas muy picada2 dientes de ajo muy picadosSal y pimienta4 pimientos rojos grandesRequesón o cottage cheese
Para la salsa de cebolla:2 cebollasUn poco de mantequilla o de aceite1 dl de sour cream ( si no se encuentra en el mercado se hace con queso de philadelphia y yogur)1 c/c de azúcarSal y vinagre.
Modo de hacerlo1.- Asar lo pimientos en el horno: barnizarlos con aceite y meter en horno caliente a 180º durante 45 minutos. Darles la vuelta de tanto en tanto. Sacar del horno, tapar con un paño y dejar enfriar. Pelarlos, limpiar bien de simientes y pasar por la minipimer para hacer una crema. Reservar.2.- Hacer la salsa de cebolla (calma y paciencia)
Cortar fina la cebolla, pasar por la sartén con aceite o mantequilla, añadir todos los ingredientes (menos el sour cream). Dejar cocer a fuego lento hasta que la cebolla esté muy pasada (hay que contar con una media hora larga). Cuando esté, aparatar del fuego y añadir el sour cream. Revolver y reservar.3.- Hacer la carne: unir todos los ingredientes. Amalgamarlos en la mano como si fuéramos a hacer albóndigas. Darles forma alargada, un poco gruesa, de unos 10 -12 cm de largo.Poner un grill al fuego, o en un barbacoa. Pasar la carne. SERVIR: En cada plato colocar un par de cucharadas de crema de pimiento. Sobre ella, unos 4 ó 5 Ćevapi , y al lado, una cucharada de salsa de cebolla y otra de requesón o de queso cottage.Y… ¡Buen provecho!