Así, el atelier más refinado de París nos sumerge en un mundo repleto de luces y sombras, en una colección que toma siniestras referencias al apocalíptico filme de ciencia ficción de 1927 surgido de la genial mente de Fritz Lang, Metropolis. Este nuevo, inesperado y robótico punto de vista se traduce en una propuesta haute couture que incluye principalmente abrigados trajes de tweed en los que las chaquetas se estiran adoptando faldones y las faldas buscan una silueta longilínea -diseños tubo tres cuartos o vestidos de inspiración años veinte que se fundamentan en el inolvidable trabajo de Paul Poiret y llegan hasta los tobillos.
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