Karl Lagerfeld monta en el Grand Palais la brasserie Gabrielle, donde tiene lugar el desfile de Chanel. Las modelos van apareciendo mientras detrás de ellas los camareros (podemos ver a Baptiste Giabiconi) preparan platos sin descanso. Al finalizar el desfile, algunas de las modelos se colocan alrededor de la barra para tomar algo. Original y divertida propuesta, sin duda (vídeo resumen aquí).

En cuanto a la colección, que es muy extensa, hay cosas realmente bonitas con una personalidad única, que se funden con la esencia de la firma: las combinaciones beige y negro, el color rosa, los trajes de tweed, abrigos largos, mix de estampados, prints de cuadros, camisas con puntillas, plumas y lazos.








Como hay que sacar punta a todo, lo que menos me ha gustado han sido los zapatos "abuelescos" que han protagonizado todo el desfile y algún modelito de plumas imposible que es más propio de la gallina Caponata que de un show parisino. ¿Qué te ha parecido?
