Interesante artículo de Carmen Cifuentes
El Chantaje Emocional se puede sufrir no sólo por parte de la pareja si no por cualquier miembro de la familia, amigos, compañeros de trabajo y hasta el jefe.
Las personas que practican el chantaje emocional son débiles e inseguros, sus armas para conseguir lo que quieren son el temor, la culpa y la obligación. Focalizan su atención en sus deseos y necesidades.
Las probabilidades que se produzca un chantaje emocional se incrementan mucho en situaciones de crisis, como separaciones, divorcios, pérdida de trabajo, enfermedad, o retiro laboral, ya que esas situaciones nos debilitan y el chantajista se aprovecha de la ocasión y al mismo tiempo le sube la autoestima.
Unos de los tipos de chantajistas emocionales es aquel que parece tenerlo todo y quiere tener más, parece contradictorio ya que nunca le ha faltado de nada, pero también aquellas personas que fueron sobreprotegidas y consentidas con poca oportunidad para desarrollar una adaptación a la pérdida, a la primera señal que apunta a privarse de algo entran en el pánico y se sostienen en el chantaje emocional.
El chantaje emocional nos priva de algo muy importante y apreciado en nosotros, nuestra integridad. La integridad es donde residen nuestros valores, nuestra moral de lo que está bien y lo que está mal. Si cedemos al chantaje emocional perderemos nuestra identidad e iremos a la deriva.
Digamos ¡No! al chantaje emocional que no deja de ser un maltrato psicológico.
Texto basado en el libro de Susan Forward “Chantaje Emocional”
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