A la década e 1920, se les ha llamado "los fabulosos 20", por el auge de la economía norteamericana. Sin embargo, la falsedad de depositar la seguridad en el dinero, o mejor dicho en la Bolsa de valores de Nueva York, tuvo su terrible repercusión al final de esa década, el 24 de octubre de 1929. Aquel día acabaron los fabulosos veintes, para dar lugar a la Gran Depresión.
El cine estaba en sus inicios, pero ya tenía sus estrellas, que aunque no hablaban propiamente, por ser cine mudo, la actuación era digna de admirarse. Uno de los iconos de la época y de este suceso trascendental, fue Charles Chaplin, que como cualquier otro ciudadano norteamericano experimentó en carne propia esa Gran Depresión, de modo que en sus películas supo representar la realidad de la sociedad desposeída. En su su obra La Historia de mi vida, se lee una anécdota ocurrida el día anterior al Jueves Negro. Este día precisamente se cumplen 80 años de aquella crisis económica que cuestionó al Capitalismo.
El día antes de la quiebra cené con Irving Berlin, que estaba pletórico de optimismo con respecto a la Bolsa. Dijo que una camarera que servía en el sitio donde él comía había ganado cuarenta mil dólares en menos de un año doblando sus inversiones. Él mismo tenía un paquete de acciones de varios millones de dólares, que producía más de un millón de beneficios. Me preguntó si yo jugaba a la Bolsa. Le dije que no podía creer en las acciones habiendo catorce millones de parados. Cuando le aconsejé que vendiera sus acciones y se mantuviese al margen mientras obtuviera algún beneficio, se indignó. Tuvimos casi una discusión.
-¡Usted no tiene confianza en América!- dijo, y me acusó de ser muy poco patriota.
Al día siguiente la Bolsa bajó cincuenta enteros y la fortuna de Irving desapareció.
Chaplin, Charles. Historia de mi vida, Taurus, Madrid, 1965, p. 316