‘Charada’ (1963): Lujo, lujuria y suspense

 En materia de cine es fácil que nos pongamos nostálgicos, y es que pocas películas actuales consiguen dejar ese regustillo tan bueno que dejan los clásicos, sentarse a ver una de estas películas “retro” es todo un placer, sólo hay que dejarse llevar por el fastuoso encanto y el glamour que desprendían actores cómo los que protagonizan esta cinta, sin duda inolvidables y por desgracia irrepetibles.

Filmada en un fastuoso Technicolor,’Charada’ arranca con una sobrecogedora secuencia en la que vemos un tren pasando en plena noche, y un cadáver que cae del mismo en pleno campo, las ruedas del tren dan paso,(precedidas por la música del gran Henry Mancini), a unos soberbios títulos de crédito que recuerdan mucho al genial Saul Bass,pero son obra de Maurice Binder, que pese a no ser tan famoso cómo su colega Bass,tiene en su haber el famoso Gun Barrel que marcaba el inicio de las películas de James Bond.

Curiosidades aparte, estamos ante una delicia del séptimo arte (la rima no fue a posta, palabra), en el que se aúnan el  thriller y la comedia romántica, hoy en día semejante cocktail suele acabar (en la mayoría de casos), en cintas deplorables de las que quizá el ejemplo menos malo sería ‘Señor y Señora Smith’(2005) y si ese  era el ejemplo menos malo, comprenderán que no necesitan ni quieren saber cuales son los peores.

Afortunadamente este no es el caso de esta genialidad dirigida por Stanley Donen en la que Audrey Hepburn da vida a Regina Lampert,una mujer que pasa las vacaciones esquiando, allí conoce a un seductor que responde al nombre de Peter Joshua (Gary Grant),perdidamente enamorada de este, se decide a abandonar a su marido, pero de regreso a su domicilio en Paris descubre que su piso ha sido completamente vaciado, y descubrimos que el marido era el hombre que fue arrojado del tren al principio de la película…

Con claras reminiscencias del mejor cine de Hitchcock, la trama dará los giros y sorpresas habituales del género, pero incluso va un pasito más allá, y el hecho de tener casi medio siglo de antigüedad no le resta un ápice  de disfrute a esta joya del 63, qué cómo el tópico de los vinos, contra más años tenga mejor sabrá.

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