-¿Te enteraste lo del Cacho? Sacó redoblona, a dos cifras y a tres cifras, todo, esta misma semana que pasó.
-¡Qué julapo este Cacho! Tiene más culo que camote.
-Pero se lo tenía merecido el pobre.
-¡Qué pobre ni que minga! Es un hijo de puta. Lo que le hizo a la Marta no tiene perdón de Dios.
-¡Vamos! Que la Marta no es ninguna santa tampoco.
-Tirangueira lo que quieras, pero eso a una mujer no se le hace.
-Está dulce el hombre y ni una copita de vino se nos pagó.
-¡Qué va a pagar! ¡Qué va a pagar ese!, si los sopingos que tiene en los bolsillos no son de ahora. Siempre fue un codito bárbaro.
-¿Te cae mal el Cacho, no?
-Para nada. ¿No sé porque me lo preguntás?, si hasta es medio primo mío, mirá.
-Sí, pero ¿te acordás en el lio en que te metió con la Clorinda?
-¡No me hagás acordar! ¡No me hagas acordar! Que casi lo agarro de la catería y lo ahorco a ese tingo.
-A propósito, ¿cómo están las cosas con la Clorinda?
-Y... quedaron medias temblequeadas. Se quedó con la duda y cuando una mujer tiene una duda no hay maringotes que valga.
-Mandáles saludos cuando la veas.
-Dale, le mando.
-¿Pedimos otro vasito?
-¡Metele manjebo que este pincho no se me arremolina!
-Así me gusta compadre. ¡Tito, dos vasos más para acá!
-¿Tinto, Don Jacinto?
-¡Pero mirá lo que te pregunta este pinchute! ¡Pero claro que tinto, chicardón!, y con una pinta y tres cuarto.
-Perdón Don Enrique, pero no le entiendo lo que me dice. ¿Una pinta y qué?
-¿De dónde salió este, Don Jacinto? Una pinta y tres cuartos, zampote.
-Dejálo al pobre muchacho que le está haciendo el tiempo mientras el Abel anda de parranda.
-Eh... Disculpe que lo contradiga, Don Enrique, pero no sé lo que me está pidiendo.
-Pero míralo vos a este berrinto. Te pido dos vasitos de tinto con dos buchitos para asustarlo.
-¿Asustar a quién, Don Enrique?
-¿Vos me estas tomando para el jaipe, querido?
-No, Don Enrique. Faltaba más.
-Perdón que me meta, Don Enrique. Pibe, acá el hombre te está pidiendo dos vasos de tinto con dos chorritos de soda.
-Eso nene. Con dos cotingos sin palencua.
-Ah... ya salen.
-Todo hay que explicarle a esta joviandad hoy en día. Desde que empezó la universidad este ruquerdón que no gacha ni para el tranco. Yo siempre lo digo; la escuela te fantuguea el masqueto. ¿Pedimos manis con cascara?
-Dejá que se lo pido yo.
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