Sus excelentes dotes en el ejército, su fiel vocación de servicio y el excelente comportamiento le valieron ser nombrado teniente coronel en la década de los treinta, y después fue incorporado como oficial del Estado Mayor de su país. En los años de su ascenso, De Gaulle siempre se mostró muy crítico en relación a las decisiones que tomaba su país con respecto a la escuálida defensa que mostraba ante el rearme de la Alemania nazi. Humildemente consiguió publicar algunos libros y folletos los cuales sugerían un cambio en la política del Ejército francés, ya sea en cuanto a estrategias, armamento o política en general dentro de la institución.
De Gaulle en la Segunda Guerra Mundial
Para el inicio de la segunda contienda mundial, De Gaulle era ya un coronel, el que trató de llevar a cabo toda su experiencia para salvar a su país de la derrota. En mayo de 1940 obtuvo el mando de la 4 División Blindada. Si bien consiguió hacer retroceder al enemigo, el apoyo de la Luftwaffe fue determinante en la batalla por Francia. Como mérito se le ascendió a general de brigada y tras la derrota de su país, huye conmocionado a Inglaterra. Pero como general y además recientemente nombrado sub secretario de guerra por el primer ministro Reynaud, su obligación para con su patria no podía quedar en tal estado. Como a cualquier francés, la derrota le había dolido mucho. Además Reynaud fue quitado del gobierno y Pétain, su antiguo amigo con el que se encontraba algo distanciado desde meses antes de la guerra por unos asuntos de plagio, había firmado la paz con Alemania.
Desde Londres, Pétain quedó como el representante de la “Francia Libre”, anunciando que se había perdido una “batalla”, pero no la guerra. Así entonces desde la BBC de Londres, De Gaulle podía dar discursos de aliento a sus compatriotas. Fueron años difíciles para él, pues si bien trató de hacer que Francia participase como una potencia más en la guerra, para Gran Bretaña y Estados Unidos era más un aliado molesto. De Gaulle mostró su orgullo y patriotismo durante todos aquellos años en el conflicto y aunque inclusive los franceses se llegaron a enfrentar en las colonias y la mayoría de ellos fueron fieles a Vichy, De Gaulle consiguió hacerse cargo del Ejército Libre de Francia que ayudó a los aliados.
En pocas palabras él era el representante de la Francia libre y si bien no tuvo muy buenas relaciones con Roosevelt o Stalin, sí las hubo con Churchill. Gracias al Primer Ministro británico, Francia fue liberada en 1944, y De Gaulle entró triunfante en París. Aunque hay que destacar, que esto le valió muchas críticas, sobre todo de parte del Ejército de Resistencia francés, el cual se consideró prácticamente ignorado por el egocéntrico general. Pero gracias a su orgullo y sentimiento patriótico pudo conseguir que Churchill le obteniese una zona de ocupación en Alemania y un puesto como miembro permanente en la ONU. Algo a lo que Stalin no le agradó mucho, pues alegaba que Francia había hecho poco o nada para ganar la guerra.
El De Gaulle de la posguerra
En 1946, el general dimitió pues no estaba de acuerdo con la Constitución de la IV República. Según él, el poder debía estar en el Ejecutivo y no en el Parlamento. Así, dio inicio a un movimiento opositor que no tuvo gran despegue y renunció a la política en 1953, de todas maneras sus partidarios ya eran llamados gaullistas. En 1958, con motivo de los levantamientos en Argelia por causas independentistas, se da un golpe de estado y se llama a De Gaulle. Así entonces asume el mando con grandes poderes para hacer una revisión constitucional. Ese mismo año se promulgó una nueva que dio como origen a la V República, la que se mantiene en Francia hasta la actualidad. La misma que tiene un perfil bastante gaullista, cuya tendencia media entre un autoritarismo al estilo napoleónico sin perder la esencia de la república.
Puede ser irónico o paradójico decir esto, pero todo se resumen alegando que la Constitución y la Francia de entonces tenía una fuerte inspiración “gaullista” y eso lo resume todo, es decir, estaba hecha a imagen del pensar de uno de sus principales autores. Francia, en realidad, no cambiaría sino hasta años posteriores a 1968, con motivo de los sucesos acaecidos en mayo de aquel año, cuando se criticó al gobierno del general de autocrático, pasado de moda y con una urgente necesidad de renovarse.
De Gaulle ocupó la presidencia desde 1958 hasta 1969, cuando debió dimitir a causa del citado Mayor del 68. Durante aquellos años, Francia pasó a ser otra vez una potencia reconocida, luego de superar el trauma de la guerra mundial, la miseria ocasionada por la ocupación y el asunto de la descolonización. Por ejemplo se tuvo que reconocer a Argelia como independiente en 1962. Y así, de ahí en más, casi todas las colonias principales francesas se declararon libres de la metrópolis.
De todas maneras no todas fueron cosas malas y De Gaulle intentó hacer de su país una superpotencia como Estados Unidos. Así Francia obtuvo su primera arma nuclear, la quitó del cuerpo militar de la OTAN y estableció relaciones comunistas con la China de Mao. El hecho es que durante su vida, De Gaulle siempre se mostró receloso del poder de Washington y en sus giras, como por ejemplo aquella a Latinoamérica juzgó la actitud hegemónica de Estados Unidos con respecto al resto de sus hermanos continentales. Finalmente y debido al Mayo francés renunció al poder en abril del año siguiente. Se retiró a Colombey-les-Deux-Eglises donde luego de haber escrito sus Memorias y cumplido ochenta años, murió el 9 de noviembre de 1970 de un ataque al corazón. Fue el último de los grandes líderes de la Segunda Guerra Mundial, amigos o enemigos, en morir.