Me sentí muy identificado cuando Bruno escribió aquella entrada sobre Pet Sounds encuadrándolo dentro de aquellas obras maestras con las que no llegaba a empatizar del todo. Yo mismo podría haber firmado aquel párrafo y es que Pet Sounds es un disco del que tenía expectativas demasiado altas cuando lo compré y escuché.
La primera noticia que tuve sobre este álbum fue en un documental sobre rock en el que el propio Brian Wilson tocaba al piano God Only Knows acompañado por Al Jardine y Carl Wilson.
Por aquella época grababa en cinta VHS todo lo que tuviera algo que ver con música y esos breves segundos en los que sonaban las primeras estrofas de aquella canción me produjeron tal impresión que anduve bastante tiempo obsesionado con ellas y abusando del rewind. Cuando el propio Brian dijo en aquel documental que Pet Sounds era el álbum favorito de Paul McCartney tuve que hacerme con aquel disco fuera como fuese. Tuve suerte al encontrarlo en un centro comercial por un precio bastante asequible, de hecho conseguí una edición muy completa con un libreto repleto de notas sobre las canciones. No sé si haber escuchado God Only Knows me creó unas expectativas demasiado altas, pero recuerdo muy bien que escuchar el álbum completo fue para mí una especie flop.Pet Sounds en cualquier caso es mucho más que un trabajo discográfico, ya que las circunstancias de su génesis brindan a Charles L. Granata suficiente material como para escribir un libro sin tener que forzar la inclusión de material de relleno (de hecho, escribir un libro sobre un álbum musical ya no es tan meritorio desde que Greil Marcus publicara no hace poco un volumen dedicado a Like a Rolling Stone). Wouldn´t It Be Nice (Brian Wilson y la creación de Pet Sounds) es un libro de lectura fácil y adictiva que, junto al interesante material del que parte, me ha hecho devorar el libro en cuestión de días. Las conjeturas que cualquier aficionado al rock se hace sobre la creación de Pet Sounds y caída posterior de Brian Wilson se completan gracias a este libro por la rigurosidad de los datos y testimonios que ofrece.Granata nos pone en antecedentes sobre la complicada personalidad del genio, la influencia de su padre en su temprana formación musical y el maltrato mental que le provocaron las drogas después de los primeros éxitos de los Beach Boys. Uno de los aspectos más meritorios del libro es la forma magistral que tiene de transmitirnos la genialidad de Brian Wilson gracias a los valiosos testimonios de aquellos que trabajaron con él en el estudio. Todos coinciden en que Brian era capaz de imaginar en su mente a la vez las diferentes líneas que correspondían a cada instrumento en una canción concreta, de manera que cuando acudía al estudio ya disponía de una idea clara sobre la que trabajar. De esta afirmación podría suponerse que era un perfeccionista que no admitía nuevas ideas y, sin embargo, los músicos que grabaron el álbum también hablan de lo abierto que estaba a cualquier sugerencia.Las partes instrumentales de Pet Sounds fueron registradas antes que la parte vocal y su mezcla en mono, sin posibilidad de vuelta atrás, era realizada por Brian teniendo en cuenta la inclusión posterior de las voces. Cuando los Beach Boys regresaron de su última gira para cantar sobre las partes instrumentales siguiendo las indicaciones de Brian, el resultado final quedaba armado de forma que todas las piezas encajaban a la perfección tal y como las había imaginado su creador en un principio. Un momento que me impresionó como fan de los Beatles al leer el libro fue la parte en la que se describe la presentación de Pet Sounds en Londres con la asistencia de Lennon y McCartney. Según parece, el tándem de compositores se rodeo de un grupo de chicas a las que invitaron a jugar a las cartas con la única condición de que estuvieran calladas mientras Pet Sounds sonaba por primera vez en sus oídos. Al terminar la escucha, McCartney se sentó a un piano que había pedido previamente e intercambió impresiones con Lennon, el cual no paraba de susurrarle cosas al oído mientras Macca pulsaba las teclas del instrumento.En esta reseña no hacemos más que rascar en la superficie. Wouldn't It Be Nice es un libro imprescindible para cualquier aficionado a la música que quiera conocer la forma de trabajar de un genio del pop cuando se encontraba en su mayor esplendor creativo.