Con el comienzo del año nuevo iba a hablar de los nuevos propósitos periodísticos para esta nueva temporada, de nuevas ideas, proyectos, pero el atentado ayer contra el la sede del semanario satírico francés Charlie Hebdo en París donde 12 personas fueron asesinadas y otras 10 resultaron heridas, heló mi idea inicial y congeló mi alma.
La revista se hizo mundialmente conocida a raíz de la publicación de varias caricaturas de Mahoma en 2012 con la consiguiente irritación del radicalismo musulmán.
Y el radicalismo musulmán no lo ha olvidado, no lo ha perdonado. Y ante esta masacre qué decir, qué hacer, qué pensar. ¿Paramos las rotativas?, ¿apagamos las cámaras?, ¿cerramos los micrófonos? O mejor, nos tapamos la boca.
Si algo tienen los países libres es que somos libres para lo bueno y lo malo. Los periodistas son la voz de los pueblos. A mi particularmente no me gustan los abusos, no me gusta utilizar los medios para ridiculizar a nadie pero tengo que respetar la libertad de cada uno.
Ciertamente, la libertad tiene que ser responsable pero no serlo no puede pagarse con el asesinato, la muerte o la extorsión.
El periodismo lo he recordado muchas veces como decía García Márquez es el mejor oficio del mundo, y hay que ejercerlo con libertad, con responsabilidad y con humildad. El periodismo tiene que tener su bandera en la libertad porque cuando hablamos de periodismo hablamos de libertad de expresión, de la libertad de informar como base de la convivencia en una sociedad libre y plural.
Los países totalitarios dominan los medios porque les aterroriza el control que ejercen del poder, les da pavor que los ciudadanos tengan acceso libre a la información y puedan no sólo enterarse de cosas incómodas sino además opinar, juzgar y señalar a los dirigentes de sus tropelías.
Porque si no fuera así viviríamos la ley de la selva, donde unos y otros terminaríamos destruyéndonos. Ayer murieron periodistas y personas porque ejercían su derecho a la libertad, porque ejercían su libertad. Sus voces, desgraciadamente no se podrán volver a escuchar pero servirán para que las nuestras se alcen si cabe con más fuerza para homenajearles de la mejor manera que es informando en libertad.