Charlie Simpson no es, como podría parecer por el apellido, un nuevo personaje de la conocida serie de dibujos animados. Charlie es un niño británico de siete años que se propuso conseguir dinero para ayudar a Haití pedaleando en su bicicleta. Se propuso conseguir unas 500 libras en donativos ("esponsorizando" sus vueltas al parque en bici) de la gente que conociera su iniciativa, pues a día de hoy lleva por encima de 192.000 libras. Nadie podía imaginar tal acogida de dicha iniciativa, ni el mismo Charlie y su familia.
Son pequeñas iniciativas que ayudan a mantener la fe en el ser humano e inspiran a quienes las conocen.
En el lado contrario, ante la iniciativa del servicio de correos de EEUU de dedicar unos sellos a la figura de la Madre Teresa, una asociación ateísta americana que ha quejado por considerarla "demasiado católica". Es curioso los niveles de estupidez en que puede incurrir el ser humano a la vista de todos.