Revista Opinión

Charnegos

Publicado el 28 octubre 2019 por Carlosgu82

Charnegos

Franco acertó en muchas cosas

-Acertó en los pasos a dar para alzarse con la victoria en una Guerra Civil en la que, en principio, lo tenía todo en su contra.

-Acertó en evitar que España entrara en la II Guerra Mundial alineada con los países del Eje, como Hitler quiso que hiciera, después de haberle prestado una ayuda decisiva para ganar la guerra en España.

-Acertó en ejercer el poder de forma personal sin permitir la existencia de partidos políticos que llevarían a España a la destrucción, tal y como estaba sucediendo al final de la Republica y como ocurre hoy en día.

-Acertó en el gobierno de España haciendo que un país eminentemente agrícola como lo era España durante la II República, pasara a convertirse en la novena potencia industrial del mundo.

-Acertó en la forma de dirigir España de manera que pese a ser un dictador, llegó a contar con el cariño de su pueblo.

-Acertó, incluso, hasta a la hora de aconsejar al presidente de los Estados Unidos Lyndon Baines Johnson con que saliera, cuanto antes, del avispero en el que se iba a convertir Vietnam, que no le traería nada bueno para su país.

Pero hay que reconocer que en una cosa se equivocó Franco:

En su forma de solucionar el problema del nacionalismo en Cataluña, pues él, siguiendo la misma política que habían seguido todos sus predecesores en el gobierno de España, optó por darle a Cataluña un trato de favor en detrimento de otras regiones españolas, buscando dos cosas:

-La primera fue buscar el bienestar de los catalanes haciendo que, estando contentos con su imbricación en el Estado español, abandonaran sus ideas separatistas.

-La segunda fue el propiciar el que haciendo de Cataluña una región rica y pujante frente a otras regiones muy pobres como Extremadura y Andalucía, sobre todo, se favoreciera un flujo migratorio interior desde estas regiones hacia Cataluña con la idea de que, con el transcurso del tiempo, estos españoles venidos desde fuera de Cataluña se integrasen en la sociedad catalana haciendo que se diluyera el sentimiento nacionalista.

Pero Franco no contó con la figura del “charnego”, aunque en su descargo hay que decir que, en aquellos tiempos, era difícil prever la aparición de un fenómeno como este.

El “charnego” suele ser un individuo proveniente de una familia extremeña, o andaluza, que ha nacido en Cataluña, o que llego a ella de muy joven, y que reniega de sus orígenes proclamando, a los cuatro vientos, sentirse catalán y para nada español. Es un individuo muy beligerante respecto a España y a todo lo español, porque el hecho de apellidarse “López”, “Hernández”, “Pérez”, “García”…crea en él un sentimiento de profunda frustración, pues cuando en el colegio, en el instituto o en la universidad, pasaban lista y mencionaban en voz alta a los “Buxadé”, “Maragall”, “Turull”…y al llegar su turno decían “García”, sin que su apellido contuviera ninguna “x” o “ll” eso le hacía sentirse inferior e integrado en menor medida respecto a sus compañeros de “ocho apellidos catalanes”; sin embargo aquellos que tuvieron la gran “suerte” de nacer en Cataluña y cuyos progenitores fueron más previsores y los registraron como “Jordi”, “Montserrat”, “Nuria”, “Enric”…ha tenido, andando el tiempo, el mismo efecto que tenía la marmita con la poción mágica de Astérix y Obélix.

El “charnego”, en cualquier caso, es un individuo que vive acomplejado por un apellido que, siempre pondrá de manifiesto unos orígenes que sitúan a sus ancestros fuera de Cataluña y que, por ese motivo, se cree en la obligación de hacer méritos para que los catalanes que lo son de muchas generaciones lo acepten como uno de los suyos; y esos méritos consisten en, como ya he dicho antes, tratar de ser más beligerante con España, y con todo lo español, que esos catalanes que lo son de muchas generaciones. Sin embargo, estos pobres no saben que “eso no lo verán sus ojos”, pues, tal y como lo demuestra el xenófobo, e impresentable, individuo que está al frente de la Generalidad de Cataluña, en sus famosos tuits, por más que se esfuercen nunca los verán como iguales, pues en esa absurda teoría supremacista que exhiben, ellos hablan de “raza catalana” y de que “se debe de frenar la migración desde otros puntos de España a Cataluña, para impedir que la sangre pura catalana se mezcle con la sangre bastarda de la raza española…”.

Bueno, yo quiero creer que, realmente, no puede haber nadie con tal grado de retraso mental como para para creerse esto, pues la especie humana es solo una, y las diferentes razas que hay dentro de la misma (negra, caucásica, asiática…) son adaptaciones morfológicas al medio; no existiendo diferencias, desde el punto de vista intelectual entre unas y otras, pues el tamaño del cerebro entre individuos de diferentes razas es el mismo. La afirmación, por parte de Torra y Junqueras, por ejemplo, de la existencia de una “raza catalana”, quiero creer que es solo parte de ese argumentario plagado de mentiras que conforman el ideario separatista en pos de conseguir la separación de esa parte de España del resto; quiero creer que ellos difunden esa idea desde el conocimiento de que es solo una mentira más, otra herramienta para la consecución de sus fines, porque si no fuera así y, realmente, creyeran esos disparates que dicen, ello  solo pondría de manifiesto su ignorancia y me suscitaría gran tristeza el saber que dos líderes políticos de su altura no estén enterados de la existencia de un naturalista inglés del siglo XIX,  llamado Charles Darwin, que fue el autor de una obra de obligada lectura titulada “El origen de las especies” y otra menos conocida, pero igualmente importante, titulada “El origen del hombre”, que es la adaptación de las ideas expuestas en la primera de las obras citadas al caso particular de la especie humana.

Si bien, tal cosa de la que hablan esos dos individuos no existe (una raza catalana separada de una raza española, pues lo que hay es una raza blanca, o caucásica, en la que estaríamos integrados todos los europeos e individuos descendientes de estos que se hayan asentado en otros continentes, tales como los americanos del norte, que allí son mayoría, como consecuencia de haber exterminado a las razas autóctonas) si es cierto que, durante estos días, con motivo de los disturbios que, tristemente, han tenido como escenario a la ciudad de Barcelona, me ha venido a la mente la diferencia entre neandertales y cromañoides; ambos como evolución de los primates, pero mientras que los primeros acabaron por desaparecer, como consecuencia  de una menor capacidad de adaptación al medio, los segundos siguieron con su evolución, aunque apenas perceptible, pues nosotros, siguiente paso en la evolución, somos, prácticamente, lo mismo que ellos. De igual manera, estos separatistas, en su mayoría “charnegos”, si bien cuentan con una capacidad cerebral igual a la de los españoles que estamos orgullosos de serlo, el hecho de no poner sus cerebros a trabajar, leyendo y  formándose como individuos, sino creyéndose las patrañas que otros les cuentan, hace que el número de sinapsis (contactos establecidos entre neuronas a nivel eléctrico que, se cree, están en la base de los procesos mentales) sea menor que un individuo que tenga el hábito de la lectura y que tenga un cerebro más preparado para llevar a cabo complicados procesos como extraer conclusiones y llegar a tener un criterio propio. En Fisiología se dice “la función crea el órgano”, en el sentido de que si un órgano está trabajando continuamente, lo hará con mucha mayor eficiencia que en el caso de un individuo en el que ese órgano no esté habituado a trabajar; así, los riñones de una persona sana, que estén habituados a trabajar, limpiando su sangre de impurezas es de suponer que realizarán esa función perfectamente, pero si conectamos a esa persona a una máquina de diálisis, para que sea esa máquina la que limpie su sangre, sus riñones acabarán por volverse “vagos”, hasta volverse totalmente inservibles.

Así pues, un “charnego” separatista, no me cabe la menor duda de que es un individuo menos habituado a pensar y a extraer conclusiones por sí mismo, por lo que será menos inteligente debido a que su cerebro está menos habituado a trabajar, de ahí que su comportamiento, lanzando adoquines, esté más próximo al comportamiento de unos neandertales,  frente al comportamiento más cromañoide de la policía, mucho más organizada, siendo un comportamiento mucho más racional, que no olvida, en ningún momento, que los energúmenos a los que tienen enfrente, intentando hacerles daño, son compatriotas, por mucho que ellos renieguen de este hecho.

El odio que se pone de manifiesto en las acciones de los “charnegos” alborotadores delata ese primitivismo, esa menor actividad cerebral que les hace ser más vulnerables a las emociones más rudimentarias, anulando su capacidad de raciocinio.

Por otra parte, no puedo dejar de sentir lástima por ellos, al pensar en esa contradicción en la que permanentemente viven, al sentirse obligados a defender “a muerte” a unos líderes políticos que les desprecian, a ellos y a sus ancestros venidos de otros puntos de España, y pienso que, quizá, esa menor inteligencia, consecuencia de una menor actividad cerebral, les ayude a superar esa contradicción,  a no pensar en ella, de manera similar a cómo una araña macho corre, alegre, a copular con la hembra, ignorante de que, después de la cópula, será devorado por aquella. Esa estupidez les ayuda a ser felices, creyéndose formar parte de una comunidad que, jamás, le aceptará del todo; una comunidad que, siempre, tendrá presente que se apellida “García” y no “Buxadé”.


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