Revista Viajes

Chauen

Por Mteresatrilla

Chauen es una de las ciudades más fotografiadas de Marruecos por no decir la que más. Su medina es un paraíso de azules celestes, añiles, intensos, suaves, todas las tonalidades de azul que cubren paredes, puertas, macetas, suelos de las casas -incluso a veces el suelo de la calle- y hacen inevitable que el que la visita por primera vez quede totalmente prendado y más aun en un día claro en el que parece competir con el azul del cielo para no dejarse restar protagonismo. La medina se extiende en la ladera de una montaña por lo que nos iremos encontrando varias cuestas y callejuelas escalonadas que le confieren aún más encanto.


Chauen, del color del mar y del cielo

Chauen, del color del mar y del cielo

Desde la mezquita del Buzafar


Xauen, Chauen o Chefchauen
El origen del nombre lo encontramos en la palabra ashauen que en rifeño arabizado significa “los cuernos” haciendo referencia a los dos montes Tisouka (2050m) y Megou (1616m) de la Cordillera del Rif, que se elevan sobre el pueblo.

Chauen, del color del mar y del cielo

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Aunque sin estar documentado, Shifshawen (Sheshaouen, Chefchauen, Chefchouen) significaría “mira los cuernos”, derivando del verbo árabe shuf (mira) y ashauen. La forma abreviada sería Shaweny fue la que pasó al español como Xauen durante la época del protectorado, cuyo gentilicio es xauni o xauení. Los franceses la llamaron Chaouen, siendo Chauen el nombre francés españolizado (gentilicio chauni o chauení) El gentilicio árabe es sheshauni, derivado de Sheshaouen.  Una breve reseña histórica
Fue fundada por Moulay Alí Ben Rachid en 1471 en el lugar donde había una pequeña población bereber, para defenderse de los portugueses que ya ocupaban algunas ciudades costeras y así poder dominar la ruta Tetuán-Fez frenando su entrada. La ciudad se amuralló y sus numerosas fuentes aseguraban el abastecimiento de agua en caso de asedio.

Chauen, del color del mar y del cielo

Puerta Bab Onsar y parte de la muralla


Chauen, del color del mar y del cielo

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La leyenda cuenta que Moulay Alí Ben Rachid se enamoró de Zhora, una joven de Vejer de la Frontera cuando pertenecía a territorio musulmán. Al ser expulsados de la península, el emir construyó en Marruecos un pueblo que le recordara a Vejer. Desde julio de 2000, ambas ciudades están hermanadas.

Chauen, del color del mar y del cielo

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Su evolución es similar a la de Tetuán (ver aquí) ya que el pueblo fue creciendo con las oleadas de refugiados moros andaluces y judíos sefardíes expulsados de España.Los primeros llegaron a finales de los siglos XIII y XIV por lo que a veces se atribuye el origen de Chauen a estos primeros exiliados.El hecho es que la ciudad creció de forma importante durante los siglos XVI y XVII tras la expulsión definitiva de los moriscos.

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Hasta 1920 en que llegaron los españoles, permaneció aislada a todo tipo de acontecimientos que sucedían en la costa y en los alrededores. Considerada ciudad santa, estaba prohibida la entrada a los cristianos -a los que odiaban- y a cualquier influencia externa, incluso bajo pena de muerte.


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Debido al carácter de ciudad prohibida, empezaron a contarse varias leyendas sobre Chauen y algunos extranjeros ávidos de aventura consiguieron entrar. Que se sepa sólo tres lograron traspasar sus puertas, aunque únicamente dos sobrevivieron para contarlo. Estos fueron el francés De Foucauld a lomos de una mula y vestido de rabino, Walter Harris vestido de rifeño y el misionero americano William Summers que murió envenenado.


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Debido a su aislamiento durante siglos ha mantenido su aspecto medieval, un reflejo de cómo debía ser una ciudad en el viejo Al-Andalus.Durante los años del Protectorado, fue una base importante del ejército español y la última ciudad que los españoles dejaron cuando Marruecos consiguió la independencia en 1956. El ejército ínstaló un campamento militar al oeste de la medina, y posteriormente se fue construyendo el ensanche de la ciudad cuyo centro era la Plaza de España, la actual Plaza Mohammed V.
Por qué azul?
Con una mezcla de cal y colorante se pintan paredes y suelos de las casas varias veces al año, normalmente en los cambios de estación o coincidiendo con festividades importantes, como el Ramadán o el Mulud, fiesta en que se celebra el aniversario del profeta Mahoma. Durante dos días antes del Mulud, en Chauen se celebra una romería dedicada a su fundador, Mouley Alí Ben Rachid.
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Se van acumulando capas que van cogiendo diferentes matices de azul, especialmente en las partes más bajas de la casa porqué donde no se llega con las brochas se mantiene el color ocre amarillento.

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Las versiones sobre el origen de esta costumbre son tantas como uno quiera imaginar, pero la mayoría de ellas están relacionadas con la llegada de los judíos a Chauen.
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Zauia Isawia Autiwi (1704). Barrio Al-Onsar

Así como el color del Islam es el verde, el color de los judíos es el azul ya que en un pasaje del libro sagrado de los judíos, la Torá, el dios Yahveh ordenó a los israelitas que uno de los hilos de su manto de oración o talit fuera azul, representando para ellos el color del cielo y casa de Dios. Así pues, cuando llegaron los primeros judíos a Chauen, empezaron a pintar las casas de color azul para cubrir el verde anterior.También se cree que puede ser simplemente por un tema de higiene ya que el color azul ahuyenta los insectos.

Chauen, del color del mar y del cielo

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Las versiones más románticas cuentan que empezaron a pintar de ese color porqué les recordaba el añorado mar.   Me resulta curioso, porqué aunque el azul ahuyente a los insectos, es precisamente este azul lo que atrae como moscas a los turistas. Y por la cuenta que les trae, capas y capas de cal seguirán acumulándose en las casas de su medina.

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Qué ver 

La medina. Sus barrios y puertas
Cuando hablamos de la belleza de Chauen nos referimos a su medina, la cual se es el corazón y alma de la ciudad. Deambular sin rumbo por sus calles sinuosas es lo más acertado y nos iremos encontrando las fuentes, mezquitas, hornos públicos y hammams, propios de cada barrio.


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También nos encontraremos plazoletas, zauias, escaleras, arcos y muchos comercios o talleres de artesanos. Niños jugando a pelota, mujeres y niñas que van a la fuente a buscar el agua, burros que transportan las bombonas de gas que se reparten por las casas y también gatos, muchos gatos.
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Para entrar a la medina lo haremos por una de sus 7 puertas. En el sentido de las agujas del reloj son: Bab El AinBab El SoukBab DrenanBab  El Mahruk - Bab OnsarBab Muqaddamy Bab Hammar.

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Bab El-Mahruk en la fachada norte (S. XVI)

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Muralla norte

Posiblemente entraremos por Bab El Ain, especialmente si llegamos desde la estación central de autobuses, ya que es paso casi obligado entre la ciudad nueva y la medina.

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Bab El Ain

La medina se distribuye en diferentes barrios. Destaca el Barrio Rif Andaluz, fundado por los nazaríes procedentes de Granada. Es el más turístico de la ciudad y donde se concentran muchos de los atractivos. Aunque en el barrio hay varias plazas, la más céntrica y concurrida es la Plaza Uta el Hammam. Tiene un gran árbol central que da una buena sombra y una parte de la plaza la ocupan varios restaurantes y cafés.

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Plaza Uta El Hammam

 

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Plaza Uta El Hammam

En el lado opuesto se encuentra la Kasbah y la Mezquita Kebir, ambas construcciones del siglo XV. La mezquita destaca por su alto minarete octogonal y como es habitual en Marruecos, el acceso a su interior es sólo para musulmanes.

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Plaza Uta El Hammam. Mezquita Kebir

 

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Plaza Uta El Hammam. Alcazaba

Lo que sí podremos visitar es la kasbah o alcazaba, cuya entrada cuesta 10Dh. En su interior hay un pequeño jardín y en los bajos de la Torre se puede ver un antiguo calabozo.

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Kasbah

 

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Kasbah

Lo que merece más la pena es subir hasta el último piso de la torre para ver las vistas sobre los tejados de la medina. Según mi opinión, es una visita prescindible aunque por lo que cuesta la entrada tampoco hay que darle demasiadas vueltas.

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Torre de la Kasbah

 

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Desde la torre de la kasbah

 

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Desde la torre de la kasbah

Para disfrutar de unas mejores vistas sobre la plaza, recomiendo la terraza del Restaurante Casa Aladín, además con una decoración que te transporta a los cuentos de las mil y una noches.

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Restaurante Casa Aladín

 

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Desde el Restaurante Casa Aladín

Otra plaza del Rif Andaluz es la Plaza el Makhzen donde se encuentra el Hotel Parador y el aparcamiento público.

Tras la Mezquita Kebir encontramos el barrio judío. Fue construido al mismo tiempo que la mellah de Tetuán por los judíos expulsados de España. Primero se instaló fuera de la muralla y cuando se permitió a los judíos residir en el interior de la medina, se construyó un barrio nuevo. De las dos mil casas que en 1924 constituían la ciudad, algo más de 200 eran de familias judías que se dedicaban mayoritariamente al comercio.


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Tras la kasbah y cruzando el barrio judío entraremos en el barrio Es Sueca, que se extiende por la zona sureste de la medina, uno de los más antiguos. Es también un barrio comercial con varias tiendas de tejidos. Al sur, tiene la puerta Bab Hammar.


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Otro barrio cercano a la Plaza Uta el Hammam es el barrio Es Souk, donde se empezaron a asentar los moriscos en el siglo XVII. Tal como indica el nombre es donde se encontraba el antiguo zoco y se puede acceder directamente por la puerta Bab el Souk, la más grande de la ciudad. Actualmente es un barrio básicamente residencial.

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Puerta Bab El Souk


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El Barrio Jaracin, se encuentra junto a la puerta de Bab El Ain, entrada a la medina desde la ciudad nueva. Es también un barrio con mucho comercio y donde se concentran la mayoría de zapateros.
Seguro que también caminaremos por el Barrio Al Onsar porqué es el que se encuentra si vamos a la fuente de Ras el Maa que suministra el agua potable a la ciudad. Su punto más característico es la pequeña plaza Zaituna que tiene un olivo centenario.
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Ras El Maa


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Si salimos por la puerta Bab Onsar enseguida encontramos Ras el Maa, con su pequeña cascada, unas piscinas naturales, los molinos harineros y los lavaderos donde todavía acuden algunas mujeres a lavar la ropa.

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Puerta Bab El Onsar


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En la zona de lavaderos, junto al río está el Barrio Rif Sebbanin, otro barrio residencial.Mezquita del Buzafar
Ya fuera de la medina, lo más interesante es subir hasta la Mezquita del Buzafar que se ve de distintos puntos de la ciudad en lo alto de una colina.Desde Ras el-Maa sale un caminito cuesta arriba pero muy agradable y en perfecto estado que lleva hasta la mezquita blanca. El recorrido se hace rápido y es muy fácil.
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Se la conoce como la mezquita española porqué la construyeron los españoles a principios de los años treinta para la población local, concretamente el gobernador de Ceuta Fernando Capaz. El nombre de buzafar, que en árabe significa “gran mostacho” es debido a que el constructor fue un hombre de grandes bigotes.

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Mezquita española

Se ha restaurado con fondos españoles igual que la muralla y parece ser que debía inaugurarse como centro cultural pero su interior parece abandonado.Lo mejor, sin duda, son las vistas del compacto conjunto de la medina de Chauen.

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Parte de la medina desde la mezquita española

 

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Parte de la medina desde la mezquita española


Ciudad Española
Fuera de la medina, poco hay que ver. En uno de los extremos de la Avenida Hassan II, la principal arteria de la ciudad moderna, se encuentra la Plaza Mohammed V, la antigua Plaza de España, donde destaca una iglesia católica dedicada a San Antonio Abad, actualmente sin culto. Se trata de una plaza arbolada, rodeada de marquesinas y bancos y según he leído la diseñó Joan Miró.La parte moderna de la ciudad que actualmente tiene más de 40.000 habitantes, se extiende hacia la carretera de Tetuán y la carretera de Alhucemas.

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Plaza Mohamed V

Cómo llegar:
Se encuentra bien comunicada con la mayoría de ciudades marroquíes con autobuses (CTM y otras compañías) frecuentes desde Tánger, Tetuán, Ceuta, Fez, Meknes, Rabat o Casablanca.La estación de autobuses se encuentra algo alejada de la medina, a unos 15 minutos cuesta arriba.También se puede llegar en taxis compartidos, los populares grands taxis.

Algunos ejemplos de  arte callejero en las calles de Chauen:

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