Revista Libros
Manuel Chaves Nogales. A sangre y fuego. Edición de María Isabel Cintas. Prólogo de Andrés Trapiello.Espuela de Plata. Sevilla, 2013.
En este libro Chaves Nogales no necesitó ni siquiera desplegar los discursos ideológicos. Ya no era momento de peroratas. Todo el mundo sabía lo que tenía que saber. Si el 19 de julio de 1936 el país dejó atrás la política, casi siempre a la fuerza, aprestándose a aniquilarse en la guerra, eso hizo Chaves como narrador: hechos escuetos, contados con brío en una prosa vibrante que tiene lo mejor del Baroja de las Memorias de un hombre de acción y lo mejor del Valle-Inclán del Ruédo Ibérico, con los ecos al fondo de La caballería roja de Babel. Al lector sólo le queda asistir atónito y consternado al triunfo de la barbarie. Y tras su prólogo, volvemos a encontrar a Chaves en todos estos relatos en un segundo plano, el que le gustaba: cerca, pero no encima.
Es uno de los párrafos de Historia de un infortunio, el prólogo con el que Andrés Trapiello presenta la nueva edición completa e ilustrada de A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales, un libro imprescindible en la narrativa sobre la guerra civil española que acaba de publicar en un cuidadísimo volumen Espuela de Plata.
Manuel Chaves Nogales, periodista y narrador sevillano muerto en Londres en los primeros años de exilio, es conocido sobre todo como autor de un libro esencial en la literatura taurina: Su Juan Belmonte, matador de toros es para muchos la cima literaria de un tema que es casi una provincia de la literatura.
Intelectual comprometido y periodista brillante en el momento más brillante del periodismo español del siglo XX, se refugió en Francia y allí escribió las nueve alucinantes novelas, según su propia definición, los nueve relatos que agrupa en A sangre y fuego, aparecido en 1937 , del que Espuela de Plata acaba de publicar la que puede considerarse la definitiva y primera edición completa, pues se añaden aquí dos nuevos relatos centrados en los bombardeos sobre Vizcaya y Bilbao.
Son dos textos inéditos en España – El refugio y Hospital de sangre- que han sido recuperados por María Isabel Cintas para esta edición definitiva, con abundantes ilustraciones que responden a la concepción de Chaves Nogales de estos relatos que se publicaron por entregas ilustradas con fotografías y dibujos que se reproducen en este volumen.
Héroes, bestias y mártires de España se subtitula esta serie narrativa que tiene como hilo conductor y como marco ambiental y temporal la guerra civil, con un enfoque imparcial. Chaves Nogales suele partir de situaciones reales sobre las que, sin caer en el partidismo ni en la simplificación maniquea, proyecta una mirada dolorida, una reflexión lúcida y piadosa sobre aquel desastre en el que se conjuraron los viejos fantasmas del odio cainita, los intereses económicos y el fanatismo.
Aquella carnicería brutal conmovió profundamente a Europa, hasta el punto de que ha generado una gran cantidad de literatura. La guerra civil española es casi un subgénero narrativo en la literatura contemporánea y en ese panorama A sangre y fuego es una de las referencias ineludibles, una de las más interesantes obras sobre la guerra civil, sus raíces y sus consecuencias, que el periodista y narrador sevillano sufrió en carne propia. Pese a eso, pese a que podía reivindicar para sí el papel de la víctima, Chaves Nogales fue fiel a su pensamiento liberal y tolerante para situarse en la equidistancia del extremismo de izquierdas y derechas, para mostrar el lado humano de un conflicto que se aborda desde la intrahistoria del sufrimiento y del desgarro antes que desde el enfoque político o desde la propaganda.
Escritos con la agilidad incisiva del periodista, estos nueve relatos tienen su punto de partida en situaciones reales aunque inverosímiles y su lugar de destino, su verdadera vocación, es la denuncia de una realidad desoladora: los bombardeos sobre un Madrid asediado, los señoritos caballistas que hacen batidas de obreros por los pueblos andaluces, la resistencia de los milicianos, los quintacolumnistas, la columna de hierro que dejó su huella de muerte en los pueblos de Valencia, los moros y la legión, los italianos y los anarquistas, la guardia civil y los falangistas en un aquelarre de destrucción y salvajismo que los iguala moralmente por abajo.
No hay en estos cuentos vencedores. Todos, estén en un bando o en otro, son del bando de los vencidos. Todos forman parte de dos ejércitos devorados por las raíces absurdas de la crueldad y el odio y su afloramiento más ominoso: el de una guerra civil.
Y en ella estos personajes, estos hombres y mujeres que comparten su doble condición de víctimas y verdugos, de seres dominados por el odio, aniquilados por la indignidad del miedo y la venganza sobre el fondo de una España sangrante y calcinada.
Santos Domínguez