Hacía algún tiempo que teníamos en mente realizar la ruta de los Passadiços do Paiva, por lo que en Semana Santa organizamos 4 días con base en Vila Real, al norte de Portugal, que nos permitiese realizar la ruta y conocer un poco la zona.
Desde casa a Vila Real pasábamos muy cerca de Chaves, así que era la oportunidad perfecta para conocer esta pequeña ciudad portuguesa que, junto a la gallega Verín, forman "la eurociudad del agua".
Chaves se encuentra en el Valle del Alto Támega, en el norte de Portugal, con unas montañas que alcanzan los 700 m de altura y cuya población es de unos 44.000 habitantes.
Aunque con un centro histórico pequeño, Chaves nos encantó y nos pareció super acogedor, a pesar de no haber podido visitar el Museo Ferroviario, que era uno de los puntos de interés que nos habría gustado visitar.
El centro neurálgico de Chaves se encuentra en la Plaza de Camoes y en sus inmediaciones, con el Ayuntamiento, el Castillo de Chaves y su Torre del Homenaje, el Pazo de los Duques de Bragança, la Iglesia de la Misericordia, el Museo de Arte Sacra, la Iglesia de Santa María Maior, la capilla de Nuestra Señora de Loreto o el Pelouriño de Chaves, que por lo que pudimos ver ese día y en los días posteriores, se trata de pequeños obeliscos, exactamente un "rollo" de la justicia medieval.
Y si os estáis preguntando qué otro significado tiene rollo, es una columna de piedra que servía para representar la categoría administrativa del lugar y compartía con las picotas las funciones de ajusticiamiento.
El castillo medieval de Chaves, Monumento Nacional desde 1938 junto con los Fuertes de San Francisco y de San Neutel, que también podemos visitar durante nuestra estancia en Chaves, acoge desde 1978 el Museo Militar. Se conservan también tramos parciales de la antigua muralla.
Otra visita imprescindible de Chaves es el Puente Romano, conocido también como Puente de Trajano, construido entre los s. I y II d.C. En medio del puente podemos ver dos columnas conmemorativas de su construcción y que hacen referencia al emperador y a los pueblos flavienses que participaron en su levantamiento.
Por recomendación de la Oficina de Turismo de Chaves, antes de dirigirnos a Vila Real, hicimos una breve parada en un hotel de 5 estrellas, el Vidago Palace.
Vidago es una histórica villa termal del s. XX y dentro del recinto del hotel podemos pasear por sus extensos jardines y disfrutar de las pequeñas edificaciones que acogen las fuentes termales.
Dicen del Vidago Palace que tiene tantas ventanas como días tiene el año, por supuesto, nosotros no las contamos, pero lo que sí hicimos fue tomarnos algo en su lujosa cafetería para poder ver un poco de este palacio. Sólo por ver la escalinata y el hall, creo que vale la pena tomarse un refrigerio allí.
Qué me decís de las escaleras? No parecen sacadas del Titanic? 😆
Aunque, en esta ocasión, nuestros planes ya estaban definidos y Chaves sólo ocupaba unas horas en nuestro planning, no descartamos volver y centrarnos en recorrer el Alto Támega, ya que tiene bastantes recursos al alcance de los turistas: Boticas y Montealegre, la cascada de Cai d´Alto en el río Poio, el Puente romano de Cerva, la Iglesia del Divino Salvador en Ribeira de Pena, el Puente de Arame de Santo Aleixo, Santa Comba, la iglesia de Carrazedo de Montenegro y ya en Vila Pouca de Aguiar, el complejo de oro romano de Trasminas, el Castillo de Aguiar en Teloes, el Parque Termal de Pedras Salgadas o, incluso, un tramo del Camino de Santiago portugués.