Entrevista en Televisión Española sobre el futuro de Venezuela tras la cuarta operación de Chávez (con un titular terrible que no recoge el contenido real del diálogo).
Nadie como Chávez ha despertado el interés mundial. Pero los creadores de opinión siguen sin entender esa secuencia que va desde 1998 -¿cómo es que ganó a una ex miss Universo?- a las vigilias hoy en las plazas de toda Venezuela. Quisieron acabar con él (como era costumbre hacer con los líderes de izquierda en América Latina, en África, en Asia o en el mundo árabe) y ahora, muy al contrario, los que movieron cielo y tierra para acabar con Chávez, tienen que ver cómo su pueblo llora conmovido por su salud. (No veo yo a los españoles llorando por Rajoy, por Zapatero, por Mas). Y no solamente su pueblo. Vigilias en todo el planeta. Oraciones incluso de gente que no cree (Pepe Mujica, Presidente de Uruguay). Detrás de estas muestras de cariño, la necesidad de hacer algo por un líder tan relevante para América Latina como estigmatizado por unos medios mercenarizados. A Chávez también lo han hecho grande sus enemigos.
Chávez no es Chávez: Chávez es un pueblo. Pero no un pueblo sin más. Un pueblo con patria, que es una manera metafórica de decir: un pueblo con una Constitución, con leyes, con un programa socialista de gobierno sancionado en las urnas, con un sistema de partidos nuevo, con una nueva cultura política.
Si Chávez, como alguna vez ha dicho, se va a descansar a una isla y se dedica a pescar, no cambiará nada su legado al continente. ¿Qué hubiera sido de América Latina en la crisis del neoliberalismo sin la firmeza y la unidad sembrada por Chávez? América Latina lo va a recordar como el último libertador. Un libertador peculiar que le dijo a los pueblos que tenían que acumular fuerzas para ser sus propios libertadores. Contra un enemigo -el neoliberalismo- más peligroso que el decadente imperio español del siglo XIX. No significa que la batalla esté ganada. Pero Chávez ayudó a empezarla. Ha marcado el camino.
A los que piden a sus dioses que Chávez desaparezca de la faz de la tierra, tendremos que recordarle que siguen empeñados en ser muy pequeños. Sabemos de los profundos odios que concitó Bolívar? ¿Y quién se acuerda hoy de aquellos odiadores? Sabe el pueblo lo que dice cuando repite que Chávez no se va.