Mónica Saiz
El pueblo grita “Chávez vive, lucha sigue”. Y es que Chávez entró a la historia triunfal y sigue vivo en nuestra lucha y determinación.El imperialismo y la oligarquía han deseado su muerte desde hace tiempo. El propio comandante Chávez insinuó que la enfermedad podría haber sido inducida por esos intereses asesinos, Nicolás Maduro explicó que existen evidencias científicas de que fue así y que en alguna ocasión podrá probarse.
El imperialismo y la derecha buscan aprovechar su muerte para forzar una transición para la neocolonización de Venezuela, como paso necesario para volver atrás los avances de Nuestra América, revivir el Alca y que volvamos a ser el patio trasero de Estados Unidos y las grandes potencias imperialistas.
¡No tienen idea! Lo que realmente pasará es que Chávez seguirá conduciendo al pueblo de Venezuela y a los pueblos del mundo, convertido en idea, en símbolo, en programa hacia su liberación definitiva. Nunca ha sido tan peligroso para el imperialismo como ahora. Ya no podrán derrotarlo.
Tenemos la tarea de elegir a Nicolás Maduro como presidente de la República, porque Chávez lo ordenó y pidió desde su corazón con su “opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total”.
De manera plena como la luna llena será nuestro triunfo. Alejaremos cualquier opción de agresión imperialista. Realizaremos el programa de la Patria, tal como lo juramos el 10 de enero cuando el pueblo asumió la presidencia de la República en representación de Hugo Chávez.
Chávez y el pueblo de Chávez, los pobres de Nuestra América y el mundo, derrotarán al imperialismo teniendo a Chávez como bandera.
Eso pasará. Es nuestro juramento de lealtad y amor al comandante. Nosotros, simples mortales, seres anónimos y humildes, unidos venceremos.
Chávez está más vivo que nunca, más fuerte que nunca, más hecho pueblo. Está en los genes de los hombres y mujeres nuevos que nacerán para que sea humana la humanidad. En la sociedad futura sin explotación, de solidaridad y paz, en el reino de este mundo que construiremos.
En el día de su siembra, ¡lo juramos!