Era muy sencillo advertir lo que en realidad era y es Podemos desde el primer momento en que sus representantes se dejaron ver en la vida pública. Tan solo había que escuchar sus discursos y entrevistas con un poco de atención para comprender que eran -y son- una cuña comunista revestida de feminazismo, de agenda LGBT, de fomento del aborto y de defensa de la inmigración masiva e invasiva. Una cuña insertada a martillazos y en el momento propicio en España para reforzar a la izquierda en decadencia y conseguir el poder. Conseguirlo solos o en compañía de otros.
Pero Podemos es mucho más que un partido conformado por auténticos caraduras, por demagogos de manual y por marxistas sobrevenidos que consumen el mismo capitalismo que aspiran negar a las mayorías. Podemos es la demostración de que el populismo de consignas de barricada triunfa en tiempos de crisis, incluso en países donde sus gentes aseguran que tal cosa jamás va a suceder. Y al mismo tiempo es la constatación de que una sociedad que es capaz, toda o en parte, de seguir brindando su apoyo a un partido cuyos líderes, abiertamente y sin disimulos, han demostrado que no dijeron otra cosa que mentiras para conseguir el poder, que llamaron a la violencia en no pocas ocasiones, y que no tardaron en integrarse en la casta a la que tanto denostaron, es una sociedad que ha caído en la peor condición; la de la ausencia de toda moral y principios.
No hay que retroceder mucho en la historia para recordar que esto ya ha sucedido antes. Durante el siglo XX y la década de los 2000 naciones enteras emprendieron el camino del populismo para sumirse en la degradación y social y económica más profunda. En España eso no podía suceder, decían los escépticos, los indiferentes y los ingenuos. Ahora ya tenemos al populismo en el gobierno de la nación.
En el vídeo, una breve recopilación de memoria “histórica y democrática”.
Login enpara comentar bajo su responsabilidad