Artículo publicado en: eldiario.es 8 de octubre de 2012
Jueces díscolos, curas comunistas, policías sindicalizados, incluso hijas metidas profesionalmente a putas, son figuras que siempre han molestado sobremanera a los bienpensantes del establishment y a sus calderilleros ideólogos. Son actores rupturistas que desestabilizan unos escenarios que llevan siglos sirviendo a un mismo señor. Pero al fin y al cabo, son de casa. Si el desorden doméstico sube de nivel y se rompe la geopolítica de ese mapamundi donde España está en el centro y las Américas son, caídas en la cartografía, nuestra herencia, el desparramo se vuelve cósmico. Si tenemos un rey, piensan, que sea al menos para que tengamos un imperio. “¿Cómo que un zambo está causando problemas? ¿Otro esclavo como Espartaco saliéndose de madre? Me lo sacan de inmediato”
Nada como un militar medio negro medio indígena, católico ferviente y chingador del Vaticano, adorador de Fidel Castro y de la Virgen de Coromoto, irrespetuoso del azufre de Estados Unidos y de la caspa permanente de la política exterior del reino de España, nada mejor digo, que un militar así para venir a decirle al resto del continente latinoamericano -y de paso al mundo-, que madre no hay más que una y que la que dicen madre patria ni es madre ni, visto lo visto, puede siquiera sostenerse como patria. Un militar Presidente, Chávez, que le habló de tú a los Estados Unidos, que vino a decirle a los latinoamericanos que solos no van a poder ser, y que unidos es que van a empezar a reconocerse lejos las ataduras de la historia. Que viene a contarles a los pueblos de América que las empresas que obran allí como señores feudales tienen los pies de barro y que no gozan de legitimidad porque no pagan impuestos ni allá ni acá y que bueno es domesticarlas. Que viene a susurrarles a los dirigentes del Sur que miren con recelo a las instancias internacionales, empezando por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que los que se dejan engañar no son antecesores de nadie. Y entre decir y decir, se escucha: “¿por qué no te callas?”. Pero no basta con mandarlo. Y, además, ya era tarde. Chavez ha ganado 15 elecciones. La última, este 7 de octubre, diez puntos por delante de su contrincante. Todos contra él y ni por esas. ¿Y si el truco fuera la política?
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