En las elecciones del 07 de octubre de 2012, según reporte del CNE, 8.191.132(55,07 %) compatriotas votaron por el Presidente Chávez, lo cual significa que somos un poco más de 8 millones. Por eso decimos que Chávez somos todos… los chavistas que creemos en sus ideas revolucionarias y que lo reconocemos como líder máximo o supremo de la Revolución Bolivariana. En consecuencia, yo soy Chávez; y por lo tanto, además de reconocer y asumir su liderazgo; respeto sus lineamientos. Una de sus últimas órdenes fue que apoyáramos a Nicolás Maduro; en caso que él quedara inhabilitado para continuar en el ejercicio de la Presidencia de la República para el período 2013- 2019, para el cual había sido electo. Todos recordamos que eso lo hizo aquella triste noche del 08 de diciembre de 2012, cuando vino de Cuba a despedirse del pueblo venezolano, y nos comunicó su decisión de que Nicolás Maduro fuera el candidato presidencial para mantener la marcha de la revolución. Fue su último deseo y lo cumpliremos al pie de la letra. Este no es momento para discusión política y mucho menos sobre la candidatura. Este es momento de unidad monolítica y obediencia ciega. Como todos los chavistas somos Chávez, todos los chavistas trabajaremos para que la Revolución Bolivariana siga su marcha victoriosa con Nicolás Maduro a la cabeza; debido a la irreparable pérdida de nuestro siempre amado Comandante Hugo Chávez.
A nuestro Presidente encargado, dicho en término deportivos, le ha tocado recibir el testigo y a él como relevo, con la ayuda de todos nosotros le toca llevarlo a la meta. A nuestro Presidente le toca, con la ayuda de todas y todos nosotros, mantener la bandera de la revolución en alto. A Nicolás Maduro, al igual que a todos nosotros nos toca pedirle a
Dios la Sabiduría y la Ciencia que le concedió a Salomón ( 2ª de Crónicas 1: 1-10), la necesitamos para gobernar con equidad, justicia, honestidad y humildad al pueblo de Bolívar, al pueblo de Chávez. A Nicolás Maduro, a su equipo y a todos los chavistas, también nos hará muy bien aprender de la PARABOLA DE LOS TALENTOS (Mateo 25:14-30). Entiéndase como talentos todos los dones que a cada uno Dios nos da, los cuales debemos usar eficientemente para servir al prójimo y a nosotros mismos. En nuestro caso particular, el Comandante Chávez nos entrego un “talento político” que se traduce en un amor recíproco e infinito entre él y el pueblo venezolano. Ese talento debemos multiplicarlo con más amor y servicio, con más devoción y trabajo desinteresado por el pueblo venezolano. Con Dios en nuestros corazones lo lograremos, y así remacharemos en el corazón del pueblo, el amor por nuestro querido Comandante y por la Revolución Bolivariana. ¡Que el Señor
Jesucristo toque nuestros corazones!