Carola Chávez
Los pobres son buenos hambrientos, moribundos, en la miseria más miserable, solo así le sirven al sifrinaje
Con el Mazo Dando
Maryú se comió un bollito de maíz y como estaba tan rico, como lo pudo pagar, Maryú tuiteo su felicidad con queso guayanés y que le quiten lo bailao. Mejor que no. No había terminado de tragarse el bollito y de mandar su tuit cuando un enjambre de sifrinos y aspirantes a sifrinos le cayeron a insultos y maldiciones. ¿Cómo es posible que una india, con cara de india, coma bollitos con guayanés a 40 bolos soberanos y lo celebre, la muy descarada? Así no les sirven los cara de pueblo, no, al sifrinaje, el “pohebolo” solo les sirve muerto de hambre.
Recuerdo, hace un año, cuando una infomercenaria empezó con una lloradera en las redes porque unos niños estaban pidiendo comida en la puerta de un Mc Donald’s. Aquello se convirtió un un mar de lágrimas falsas por unos niños que no les importan, que no dejarían jugar en sus casas, con sus hijos, pero que ahí, pidiendo comida eran tan útiles para la causa. “¡Maldito Maduro, mira a los niños pobres pidiendo comida en la calle”. Foto, foto, publica en Instagram y good bye, niño zarrapastroso.
Así empezó la indolente clase media a expresar, siempre por Facebook o twitter, siempre en pose, “su profundo dolor por esa gente que, culpemaduro, no tiene con qué comer”. Debajo de aquellas publicaciones, otras celebrando las sanciones económicas gestionadas por Julio Borges, o la quema de camiones y almacenes de alimentos, o peor, de gente viva, por parte de los guarimberos que ellos llamaban libertadores.
Los pobres son buenos hambrientos, moribundos, en la miseria más miserable, solo así le sirven al sifrinaje. Un pobre desesperado trabajará por menos de lo que cuesta un kilo de queso. Eso lo sabían ellos muy bien. Un pobre hurgando en la basura les servía para su campaña de “crisis humanitaria”, para que llovieran las bombas de barras y estrellas sobre los barrios, y arrasaran con toda esa chusma que siempre votó por Chávez, “malditos negros de mierda”.
El bono de 600 bolívares soberanos les alborotó todo clasismo de los siglos de los siglos: “Ayer en el supermercado vi a muchos gastando el bono de 600 en RumbaRon y Anís. La cajera me dijo: “eso ha sido así todo el día” Definitivamente lo que no se trabaja no se valora”. -Tuiteó, decente y pensante, Beatriz Adrián, ex mercenaria de Globovisión que no sabe cómo dejar de supurar veneno. Y de ahí una avalancha de barbaridades, escritas con una soberbia tóxica, con una infame falsa dignidad que ya no da rabia sino pena: “Simplemente porque el “Rancho” lo llevan en la cabeza, por gente mediocre que se arrastra solo para que le den, esos son el problema de mi amada Venezuela! no se si pedirle a Dios que los ilumine o los ELIMINE…“ –Tuiteó Claribel Ramirez, que se define en su bio como “Esposa de un gran siervo de Dios, madre de dos hermosos hijos, venezolana por nacimiento y bendición de Dios, profesional universitario, y CREO saldremos adelante”… Así de locos están. Se definen como gente maravillosa y son asesinos en potencia.
Y luego, claro, la inteligencia resumida en el tuit de una “Consultora Empresarial Coaching Motivadora“ que decía: “Mi percepcion, nos quitaron el dinero de nuestras cuentas a los que trabajamos con la escusa de la reconversion, y se lo dieron a una cuerda de parásitos para que beban hasta la saciedad, así de simple.”
Y no podía faltar el tuit lapidario del un cadivero que viven en Panamá: “El gobierno le ha inculcado al pueblo la obtención del dinero facil, sin trabajar. Un país de mantenidos.” (Los errores ortográficos y gramaticales, corren por cuenta de estos ilustres tuiteros)
El bono, convertido en el bollito de maíz con queso guayanés de Maryú, así como cualquier cosa que haga el gobierno para que el pueblo tenga acceso a los mismos derechos que los sifrinos, es lo que despierta el odio más profundo en las clases que se llaman privilegiadas. Insisto, los pobres solo les sirven jodidos.
Ahora van a esconder la comida para que se jodan los dulces y humeantes desayunos de Maryú. Si no es de un pipote de basura, que no se te ocurra comer, porque desatarás la ira de todos los que lloraban, hasta ayer, porque no tenías comida, porque ”cómo hará una persona con sueldo mínimo para comprar en el Excelsior Gama como yo. Marcos Rubio, help us, que si esperamos que esa chusma se levante y nos haga el favorcito de montarnos un estallido social, o sea, ponme más Botox que ya me arrugué. Malditos chavistas, a ver a dónde se van a meter”
Nos vamos a meter en los comercios, en los depósitos, en las empresas, en sus narices, nos vamos a meter en donde sea que escondan la comida. Nos vamos a meter mientras nos filman con sus iPhones y nos publican en sus redes, ya sin su falso lamento: “El pohebolo tiene hambere”, sino furiosos: “Hordas chavistas se comen todos los bollitos”… porque el estallido social que soñaron no es estallido nada, sino pueblo organizado, que tiene clarito quién lo apoya y quién lo quiere muerto de hambre.
Sepan, pues, que sabemos y sepan también que nosotros venceremos.
CAROLA CHÁVEZ
@Tongorocho
Anuncios