Revista Cultura y Ocio
por Fabricio Estrada
Mientras los pocos diputados dignos argumentaban su voto en contra de la moción que sentenciaba a Manuel Zelaya Rosales a la no restitución, los demás diputados, emperifollados, maniáticos, simples asnos y asnas, elucubradores, montaraces, viles, simplones, burdos y burdas, copias humanas, etc.) agarraban su celular para jugar, hacían coro de la rechifla, se reían con dientes purulentos, en fin, se negaban -como lo vienen haciendo- a escuchar el acto civilizado del razonamiento.
No es ninguna sorpresa, pero lo visto ayer en TV es toda una lección del cómo construir el asco. La no restitución triunfó de antemano y ya todos sabíamos lo que pasaría ayer en esa sesión, sin embargo, no me deja de sorprender la inagotable revelación de la mentalidad primitiva y sus poses mediáticas.
Wenceslao Lara, el pobre primate que han erigido como vocero de la brutalidad verbal, llegó a decir que "el mundo debe tomar aprendizaje de la democracia, porque incluso en medio de tan grave crisis la selección nacional de fútbol clasificó al mundial" (...)
Momentos antes había hablado José de la Paz Herrera (Chelato Uclés), técnico mundialista de la selección de fútbol que participó en España 82. Diputado de bajísimo perfil y figura exótica del Congreso, Chelato había sido electo como un premio popular, casi un capricho que le daba "sazón" a las aburridas deliberaciones. Pues bien, ayer se esperaba que volviera a recordar el juego aquel contra Yugoslavia cuando salimos eliminados por un penal inexistente...y ¡voilá! ¡sí que habló de un penal inexistente! Pero el penal del que hablaba era del que le metió el mismo Congreso Nacional al pueblo hondureño a través del golpe de Estado, que a estas alturas ya lleva tres versiones: la del 28 de junio, la de las elecciones del 29 de noviembre y la de ayer 2 de diciembre.
Chelato les dio una cátedra de humildad y verdad popular a ese nido de cacatúas y, definitivamente, demostró para qué estaba en ese lugar y cómo actúan los caminos inescrutables del vox Dei : "¿Eres tú el Hijo de Dios? -ilustró Chelato-Pilatos basándose en la Biblia- y Cristo le contestó: Tú lo dices" y entonces -preguntó Chelato- ¿cuál es la verdad y quiénes son los hijos de Dios? ¡Pues el pueblo! ¡el pueblo que ha marchado más de 150 días y que ha sufrido la brutalidad militar! ¡Esa es la verdad! ¡Yo voto en contra!
Caramba, Chelato no se lavó las manos al igual que hicieron 14 valientes diputados y diputadas. Chelato encarnó al que en los billares llora por la pérdida de un partido, al que cargando 90 libras de carne se apresura para alcanzar al menos el segundo tiempo en los laberintos del mercado, a la novia que se sube a la moto junto a su novio y regresa a casa con una bandera de lágrimas por la derrota o por la emoción incontrolable... Chelato se hizo hombre y mujer, nació en un pesebre de algún mesón tegucigalpense, vivió, jugó, conoció Sevilla, le empató a España y se guardó la verdad revelada en los campos de entrenamiento para expresarla con claridad el día que le tocara... y sí, ayer fue ese día que tanto esperaba... o esperábamos de él, nuestro santo futbolero, nuestra potra eterna, nuestra esférica fe multiplicada en las redes de la impotencia!
¡Chelato clasificó anoche al mundial de la dignidad!!
(Tomado de La bitácora del párvulo)