Antonio Aponte.
“Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza”. Esta sentencia del Libertador nos enseña lo fundamental de la política: las clases dominantes, las oligarquías, basan su dominio en la ignorancia. Pero, ¿cuál ignorancia? La respuesta es el fundamento de la acción revolucionaria. No es el conocimiento sin sentido lo que calma la inopia. Veamos.
El conocimiento que derrota al oscurantismo esclavizante es el formador de conciencia, el que ubica al individuo en las tensiones de su época, en los elementos que le dan movimiento a la sociedad, las pugnas, los secretos, la posición de los diferentes estratos sociales. En resumen, la ¡lucha de clases!
Se puede decir que toda la ignorancia inoculada en una sociedad tiene como finalidad ocultar la lucha de clases, los diferentes intereses en pugna. De esta manera la oligarquía consigue con diez mil trucos reclutar para su ejército a los explotados, a los excluidos, que apoyen a sus verdugos, así garantiza su sistema.
El capitalismo ha llevado a la humanidad a altísimos niveles de ignorancia, algo nunca visto en la historia. Consiguió borrar del pensamiento humano la lucha de clases, la convirtió en un anatema, el que hable de ella es un brontosaurio, no es moderno, nadie lo oye. Para ese fin cuenta con un formidable sistema de manipulación de almas, que va desde las películas de hollywood, la televisión, hasta la cúpula eclesiástica y la escuela.
Los oligarcas son los dueños de lo que la gente habla, siente, sueña y piensa. Así nos importamos por tonterías, por la farándula, la vida cotidiana, los extraterrestres, todo lejos de la raíz de la vida: la lucha de clases. Ya lo dijo hace mucho tiempo un clásico:
“sin desmontar el aparato de manipulación de almas no habrá Revolución”. Podríamos añadir, la Revolución es en gran medida desmontar ese aparato.
El asunto puede plantearse así: Los explotados tendrán la dimensión de acuerdo a la calidad, al contenido, de sus discusiones. Y rematemos diciendo: cuando los explotados discuten la lucha de clases, cuando son conscientes de la pugna alrededor del poder, serán invencibles, estarán preparados para grandes tareas.
Si auscultamos el ambiente nuestro, si oímos de qué habla la gente, podremos medir el grado de madurez que hemos alcanzado.
No es necesario hacer una encuesta para concluir que la política se está pareciendo cada vez más a la farándula, a la programación de la televisión: lucha libre en las tardes, chismes en la noche, novelas todo el día.
Es intención de la oligarquía distraernos del centro de la batalla. De esta manera consiguieron borrar la lucha de clases. Ahora parece que el gobierno revolucionario enfrenta sólo a algunos políticos mal comportados, se olvida que son operadores del capital, aquel que por mercados, por lucro, es capaz de hacer guerras, lanzar bombas atómicas, asesinar, cometer genocidio. Los obreros se confinan a sus luchas economicistas, no perciben la explotación. La plusvalía quedó para la historia. Los capitalistas, burlones, lanzan distractrices.
¡Con Chávez, con Maduro resteaos!