Revista Cultura y Ocio

Cheque caducado

Publicado el 25 abril 2014 por Rafael Alejandro González Escalona @rafauniversidad

 

cheque caducado

Tengo ganas de matar. Unas ganas sádicas de torturar a alguien hasta que sus gritos acallen los gritos que estoy dando por dentro yo.

“Finalmente cobré el cheque. Ahora sí nos vamos de putas”. El post estaba preparado en mi cabeza desde que supe que iba a poner al día el asunto del cobro del cheque. Resulta que desde febrero tengo en mis manos un cheque que no he cobrado porque correspondía a una cantidad menor que la que debía tener. Recordaba perfectamente que en una ocasión me habían dicho que tenía 3 meses para cobrar los cheques, así que no me desesperé cuando me dijeron del error. “Cuando lo subsane cobro, sin apuro”, pensé.

Hoy caminé todas las cuadras que debo caminar para llegar al lugar en que debía solucionar el asunto y me explicaron que me iban a adicionar la cantidad que faltaba en el próximo cheque. Entonces cobremos este viejo cheque de una vez, me dije.

Y me fui a esperar en este sol que parece de agosto en la entrada de la sucursal del Banco Metropolitano que me queda cerca del trabajo. Después de media hora asándome de vuelta y vuelta, y de otros quince minutos de espera en el vestíbulo del edificio llegué a la caja. Mientras me acercaba la reconocí y mi corazón comenzó a latir agitado. Era la misma cajera que un par de meses atrás se negó a pagarme un cheque porque mi carnet de identidad estaba en mal estado (“mira como está”, me decía entonces mientras lo tomaba por las puntas y lo abría más y más, “no puedo hacer nada por ti”, mascullaba mientras sus ojos me confesaban que aunque pudiera hacer algo no movería un solo dedo en función de ello).

No sé por qué, pero me sentí inseguro, como si estuviera cometiendo algún delito que pronto sería descubierto. Y así fue. Al ver mi carnet la cajera me miró, como si ella también me recordara. La foto de mi carnet y mi yo de hace dos meses atrás es un tipo con mucho –mucho– más pelo en la cabeza y en la cara, así que no me extrañó demasiado que me dijera “a ver, mira de frente para acá” como si se tratara de un agente de inmigración y no de un trabajador bancario. Después se dedicó a revisar minuciosamente el cheque. Enseguida olí el peligro.

Me miró por un segundo, en el fondo de sus ojos noté el color amarillo de las llamas del crematorio de Auschwitz. Tomó un almanaque y empezó a contar. Ja, me dije, todavía estoy en el plazo de los tres meses. Y cuando estaba a punto de ensayar mi sonrisa triunfadora me soltó:

- El cheque está vencido. Hay que cobrarlo dentro de los sesenta días naturales-.

Detrás de la seriedad de su rostro pude notar con absoluta claridad la mismísima carcajada de Chesire. Me quedé en shock. Y lo peor es que ni me sentía sorprendido. Estiré el brazo por encima del cristal del mostrador

-Shhh, shhh, shhh- me dijo seriamente y retiré el brazo de inmediato.

- Pero si hace como dos meses yo vine y me dijeron que eran válidos por tres meses- balbuceé.

- Pues no- me contestó la cajera/gato diabólico-, son sesenta días naturales. Fíjate, si fueran días hábiles todavía estarías en tiempo porque se descuentan los fines de semana, pero no-.

- ¿Y qué puedo hacer?- pregunté débilmente, derrotado por completo.

- Mira, tienes que hablar con quién te emitió el cheque y que te lo cambie-.

- Gracias- le dije mientras recogía el cheque.

- Un placer- y yo no sabía si se refería al servicio o a su rara cualidad de no dejarme cobrar una y otra vez.

Quería mentarle la madre a alguien. A la cajera, al presidente del Banco Nacional, al del ICAIC o a mí mismo. O a todos a la vez.

Salí arrastrando los pies. Lo peor de todo es que ese cheque es mi librero, un librero que ya diseñé y para el que tomé las medidas en el cuarto, un librero que intentará espantar el polvo y el desorden que han acompañado a mis libros durante toda mi vida. Un librero que tendrá que esperar a ver si, con suerte, puedo cambiar el cheque y cobrarlo. Si no me toca la misma cajera, digo.


Archivado en: Crónica, Cuba, Sociedad Tagged: banco metropolitano de cuba, Misdescargas
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