Cheque regalo para la patronal

Inicié el domingo con la lectura, en el diario El Correo, de una información en la que se hace referencia a la entrega, por parte del Gobierno vasco, de un cheque, en una cuantía aún por determinar, a quienes encuentren un empleo y sean menores de 35 años. La verdad es que la noticia me provocó, en un primer momento, estupor. ¿Para qué quiere un joven, hombre o mujer, una ayuda económica cuando, por fin, tiene un empleo? ¿No es más lógico que le apoyen cuando está en el paro y no recibe ningún ingreso?

Sin embargo, más allá del impacto que genera el titular de portada, en el texto se explica que la persona que buscaba empleo se quedará sólo con una parte de la cantidad en cuestión, mientras que el resto, el grueso del importe, lo recibirá la empresa que le contrate. Y es en este punto cuando empiezo a entender el porqué de la iniciativa promovida por el Ejecutivo PPSOE. Es decir, hablamos, una vez más, de subvenciones a la patronal, maquilladas, esta vez, para que la opinión pública trague con ellas en la creencia de que también le benefician, aunque sea en menor escala.

El Gobierno vasco considera que por esta vía logrará incentivar a las empresas para que formalicen nuevos contratos y, al mismo tiempo, piensa que logrará estimular a la juventud, o personas menores de 35 años, a echar el resto para hacerse con un curro y con él obtener, además, un premio en metálico para poder invitar a la cuadrilla a unas birras y celebrar así el golpe de suerte. Me preocupa, en este sentido, que desde las instituciones públicas se venda este discurso falso, del que bien podría deducirse que quien está en el paro es porque no se esfuerza lo suficiente por buscarse la vida.

Alguien tendría que decirle al Ejecutivo de PPatxi que las personas sin empleo son víctimas de la avaricia y la prepotencia de la banca y las grandes empresas, que han jugado a la especulación provocando una crisis económica sin precedentes, que ahora no quieren pagar. Los beneficios van siempre a sus bolsillos y las pérdidas, en cambio, las tenemos que pagar a escote. Y esta nueva medida es otra trampa más para desviar fondos públicos a las empresas sin más contrapartida que la firma de un contrato, para ellas necesario y rentable, pero posiblemente temporal y con un salario inferior a los 900 euros para el joven o la joven menor de 35 años.

Y yo me pregunto: ¿para cuándo una política decidida contra el fraude fiscal? ¿Para cuándo una renta de garantía de ingresos a partir de los 18 años de edad? ¿Para cuándo unos servicios públicos, generadores de empleo estable y con derechos? ¿Para cuándo frenos legales contra las privatizaciones, deslocalizaciones y precariedad? ¿Para cuándo medidas efectivas y eficaces que hagan posible un reparto más justo de la riqueza? ¿Para cuándo la extensión de las prestaciones por desempleo sin límites ni plazos para quienes no acceden a un puesto de trabajo porque no lo hay y no porque no lo busquen por todos los medios a su alcance?

El empleo tendría que ser un derecho subjetivo de todas las personas, de modo que cuando el mercado no pueda ofrecerlo lo haga el Estado y cuando éste tampoco pueda, al menos, garantice unos ingresos mínimos para que todas las personas vivan con dignidad. La iniciativa del Gobierno PPSOE, a falta de más concreción, parece una coartada más para ocultar su complicidad con la patronal, que, sin duda alguna, se frotará las manos con esta nueva subvención, que recibirá vía cheque regalo sufragado por todas y todos, incluidas e incluidos quienes carecen de trabajo, opciones de encontrarlo y han agotado ya o están a punto de hacerlo las prestaciones por desempleo. No olvidemos que también estas personas pagarán el aumento del IVA.