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'Chesil Beach' de Ian McEwan

Publicado el 04 febrero 2011 por Carol
'Chesil Beach' de Ian McEwan
Chesil Beach de Ian McEwan es un libro algo triste y sobre todo lleno de melancolía, de lo que pudo ser y no fue, de lo que perdimos en el camino. Como siempre, y tal y como sucedía en la magnífica Expiación, un instante puede determinar una vida, y es que tomar una decisión en vez de otra, aunque pueda parecer trivial, puede cambiarlo todo. La novela nos sitúa en la noche de bodas de Florence y Edward en la Inglaterra de comienzos de los 60. Ambos son muy jóvenes (apenas 20 años) y va a ser para los dos su primera experiencia sexual, sin embargo, sus sentimientos hacia ese momento no son iguales, Edward está ansioso mientras que Florence está absoluta y totalmente aterrorizada. A lo largo de esa noche en un hotel de Chesil Beach, iremos conociendo a los personajes, sus familias, su infancia y cómo se conocieron y se fue desarrollando su noviazgo hasta llegar a una boda algo precipitada. Ella toca música clásica, él está loco por el blues americano y los nuevos ritmos que se están creando en Inglaterra a partir de él,  el rock and roll; ella viene de una familia adinerada, la de Edward es una familia humilde con una madre con graves problemas mentales; ella se dedica a tocar el violín, él estudió historia pero no tiene muy claro hacia dónde enfocar su futuro. Cuanto más les conocemos, menos nexos de unión encontramos entre ellos. Sin embargo, el verdadero detonador del desastre será esa relación sexual más obligada que deseada, esa noche de bodas a la que ambos llegan totalmente a ciegas, con un desconocimiento aterrador y con muchas dudas que, por culpa de los convencionalismos y las represiones de la época, no pueden expresar en voz alta. Son muchas las veces que ambos están a punto de decir cómo se sienten, pero cada vez que lo intentan, algo en su interior les hace callarse. De este modo, el malentendido se hace cada vez mayor. 
'Chesil Beach' de Ian McEwan Pues sí, Chesil Beach existe, se encuentra al sur de Inglaterra, cerca de Weymouth
McEwan retrata una sociedad que está llegando al ocaso pero que se encuentra en su punto álgido de represión y autoritarismo, los jóvenes se avergüenzan de serlo, se trata sólo de una edad de tránsito a la madurez, como si fuese en realidad una enfermedad, tienen que casarse, tener hijos, ser respetables, ni siquiera bajar a la playa con unas botellas a hacer el loco está bien visto. Qué diferentes me han parecido estos jóvenes de los que poco después protagonizarían la libertad sexual, la mejor época del rock, la exaltación de la juventud y la libertad, la ropa y la actitud estrafalaria, el movimiento hippie en definitiva. Qué diferentes son, aunque extraña y preocupantemente menos, de los jóvenes de ahora, cuando uno se puede llegar a sentir joven hasta los 40 e incluso más allá, cuando uno quiere ser joven toda la vida, y casi casi nos tienen que arrancar ese tesoro de las manos. Edward y Florence son dos personajes que nos producen lástima, si hubiesen nacido un poco, sólo un poco más tarde, no hubiesen tenido todos esas represiones, pero es que si simplemente se hubiesen comunicado un poco más entre ellos, todo hubiese sido muy diferente. Me ha gustado especialmente el personaje de Edward, aunque por una razón al margen de la línea argumental principal de la novela, y ha sido por su amor al blues que posteriormente tomarían los jóvenes británicos y transformarían en rock. Grupos como los Rolling Stones, los Animals o los Beatles versionarían a esos bluesmen y crearían a raíz de esas primeras influencias su estilo personal sin perder de vista nunca a esos primeros maestros. Os dejo para empezar con ritmo el fin de semana al bluesman por excelencia, Howlin Wolf, al que llamaban así porque contaban que estaba poseído por algún demonio o espíritu y que al cantar parecía estar aullando a la luna, sólo hay que oírle para darse cuenta de que algo de real debía de haber en esa historia, porque pone los pelos de punta.
Otro rey del blues fue John Lee Hooker, nunca me canso de escuchar su Boom boom, tanto cuando lo interpreta él como cuando lo hacen sus aventajados discípulos, los Animals.

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