El mar, el mar, mi primer libro de Iris Murdoch. Un exitoso director de teatro se retira de Londres a una casa de la costa. Encuentra a su primer amor y van a visitarle varias mujeres con las que ha tenido antes relaciones sentimentales. Hasta la mitad más o menos disfruto la lectura. Deliciosos retratos. Examen de conciencia de toda una vida, certeros análisis psicológicos. Luego se va haciendo pesada. Él es egoísta, un bon vivant con una visión negativa del matrimonio. Culpas, envidias, celos, idas y venidas interminables de unas y otras. Aunque se incluyen cartas de otros protagonistas, básicamente se ofrece la única visión de un solo narrador. La termino de mala manera y no me quedan muchas ganas de reincidir en la autora.
La Autobiografía de Chesterton no es una memoria al uso. Ningún sentido cronológico. Dice mucho sobre sí mismo, pero en realidad habla sobre muchos temas y sobre mucha gente. Su familia, sus afines, sus contendientes ideológicos. Mucha atención a la política, la religión y el periodismo. Como siempre, agudo, inteligente y sorprendente. No es lo que se espera en absoluto de unas memorias pero es un buen acercamiento al autor donde le vemos tal cual es: valiente, honesto, divertido, apasionado e infatigable litigador.