Revista Cultura y Ocio

CHICAS chicas

Por Jcbarona


Vivimos el boom de las tele-series. Antes eran un genero menor, pero desde que los buenos actores y actrices, directores, productores y guionistas, aburridos, como nosotros, de la decreciente calidad del cine, se han pasado a la pequeña pantalla estamos de enhorabuena.Hay una en particular que vengo disfrutando yo desde el primer capítulo. No quiere decir nada. Se titula GIRLS y ya va por la cuarta temporada. Son capítulos breves de 22 minutos en los que se cuentan las desventuras de cuatro chicas veinteañeras en New York, la cuidad que nunca duerme y en la que surgen las vanguardias de cualquier cosa. Hasta aquí todo normal.CHICAS chicas
Lo que me llama más la atención es que quien la escribe, la produce, la dirige y la protagoniza es esa chica gordita, ella y no las otras más monas que actúan a su merced.Eso es lo que me hace gracia. Como la serie va de las vivencias reales o imaginarias de la gordita, ahí estamos todos en ese mundo suyo tan particular que es el que menos nos interesaría de partida. Por lo menos a mí, lo reconozco, víctima de la estética y el gusto imperante. ¿A quién le importa con quien se acuesta «la gorda», lo que piensa y quienes sean sus amigos?Pero es la que tiene más decisión y más cabeza. Y me relaja que sea así. El talento no tiene aspecto o tiene el aspecto del que lo tiene. Me parece justo. Y me resultan, quizá por eso mismo, muy interesantes las desventuras de la friki y sus amigas sin cerebro o de cerebro standard. Quizá es que las guapas dedican a contemplarse el tiempo que la fea emplea en pensar o escribir.Igual que me relaja verla en pelotas en casi todos los capítulos. No porque tenga buen tipo, que no lo tiene, sino porque se la sopla, y me da mucha envidia. Y porque, como ella es la que escribe el guión, decide con qué tío se enredan, ella y, subsidiariamente, sus amigas. Es maravilloso. Igual que decide el desarrollo de su propio personaje y el de los demás como una diosa plenipotenciaria.

Nosotros no tenemos serie propia, o no una que pongan en la tele, y menos mal. Pero también decidimos, aunque se nos olvide, nuestro propio desarrollo y el de los otros. A veces decidimos que mengano o mengana son pequeños y aunque no lo fueran terminarán siéndolo; otros son y serán pequeños siempre, no nos engañemos.

Esta serie supone la rebelión de los feos, por virtud de la decisión y el talento. Viva la Dunham. ¡Yo también quiero!Escúchalo aquí

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