Me parece bien empezar este post con el video del Flaco participando en la lucha de los maestros contra el sistema neoliberal de Menem, allá por 1997. Y algo tiene que ver con el intento de nota que sigue a partir de aquí...
El incremento económico no se ha traducido en una mejor vida para la ciudadanía. La teoría del goteo, proclamada como una panacea por el neoliberalismo implantado, favoreció la acumulación de capital por los más ricos, pero no se derramó hacia las capas medias y menos favorecidas de la sociedad, dando por tierra con una de las estupideces de la religión neoliberal y llevando, al mismo tiempo, la desigualdad hasta niveles obscenos. es por eso que a diario, centenares de miles de personas se manifiestan pacíficamente en las grandes ciudades en marchas y concentraciones que incluso ocurren en los sectores más acomodados de la capital, y en las que participan familias completas que protestan contra el alza incontenible de los privatizados servicios básicos.
A 46 años del inicio de la dictadura y 30 del "retorno de la democracia" con gobiernos sucesivos que sólo han consolidado el modelo neoliberal y la desigualdad brutal en nuestro país ... Costó mucho salir del letargo.. romper el cerco del miedo que implantó la dictadura.. ahora nuevamente nos encontramos con la represión, toque de queda y la calle militarizada... Todos los días se aguanta y se resiste en la calle contra este modelo que el gobierno defiende sin ceder y los muertos suman y el cerco comunicacional también hace su efecto.. un abrazo, desde el otro lado de la cordillera.. resistiendo...Angel Cruz - Face del blog cabezón
Por primera vez desde el retorno a la democracia en 1990, y como en los años de la dictadura militar de Pinochet, militares con carros de combate patrullan las calles y enfrentan a manifestantes, helicópteros sobrevuelan la ciudad, disparos atruenan la noche en horas de toque de queda. En Chile se están "chupando gente" y se utiliza el subte como cámara de tortura, en una dictadura improvisada.
Y así, en un nuevo día de protesas en Chile, el Ministerio de Defensa llamó a reservistas del Ejército para que empiecen a formar parte del grupo de seguridad en Santiago. En medio del estado de emergencia, se decretó el llamado "al servicio activo a personal de reserva del Ejército de Chile". Porque la revuelta les resulta incontenible, y la dictadura improvisada no entiende nada...
"Chile despertó y vamos por más", es una de las consignas levantadas por una eclosión que sin una cabeza visible, ha encontrado en las redes sociales su exitosa forma de convocatoria y donde no pocos demandan la renuncia del presidente Piñera.
Alejandra Carmona
En muchas casas de Santiago, lo mismo que en el resto de Chile, la comida principal es el almuerzo y en la tarde solo se toma té con pan. Chile lidera el consumo de té en la región; una razón más para que todos nos sintiéramos los ingleses de Sudamérica, sin percatarnos que una tasa de té también puede camuflar el hambre. Porque Chile es el país del camuflaje: la dificultad para pagar la educación, donde un colegio privado promedio cuesta 600 dólares, se esconde bajo el lema de la meritocracia. Comprar un auto en 60 cuotas, es parte del esfuerzo de cualquier persona por tener lo suyo, aunque en esa casa nadie pueda dormir por temor a las deudas. Resistir ante una situación adversa, sin siquiatra ni sicólogo, se considera un logro del espíritu, aunque el suicidio sea la segunda causa de muerte de los adolescentes.
Y en medio de ese camuflaje bulímico, donde cada cierto tiempo la gente vomita odio, los militares se mueven a sus anchas. Junto a los civiles de la dictadura, convirtieron a Chile en un lego de titanio que tenía fisuras pero ahora cruje. En los últimos años, hubo marchas en el país por el precio de los combustibles, por la salud, la educación y, en regiones, hasta por el olvido. Nadie escuchó. Los gobiernos estaban demasiado ocupados sacándole lustre a la punta del iceberg, mientras abajo todos nos ahogábamos.
(...) Piñera dijo que lo que estamos viviendo “es una guerra”. Pero esto no es una guerra. Es la construcción de un modelo cívico-militar que amparamos, alimentamos, votamos, aplaudimos, del que nos jactamos. Mientras caminábamos por los malls de Paullman, abajo hervía, como si fuera un volcán, la tristeza.
Lo peor de todo es lo lejano que se ve el final. Perfectamente se puede camuflar el fin de un estallido social con un par de bonos o medidas de emergencia con letra chica. Chile es un país donde todo se camufla.
"Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie", dijo Piñera. Luego de esa afirmación, en la calle y en redes sociales brotaron carteles con la consigna "yo no estoy en guerra". Por ahora, la salida a la crisis social, política y económica que vive Chile, de norte a sur, no se observa. Porque si el Ejecutivo cree que la solución es un pacto social con actores de la vieja Concertación, convocados a una reunión en la casa de gobierno durante la tarde de ayer, se equivoca rotundamente. Y es que el status quo no entiende nada, está desconcertado, solo atinó, hasta ahora, a llamar a los militares y al pasado para meter bala y llenar las calles de miedo. Pero cuando hay desesperación se va perdiendo el miedo, y que sirva como ejemplo, si les quitan todo a amplias mayorías, también les quitarán el miedo. Por más que improvisen bestiales dictaduras improvisadas, esas dictadiras tal vez sean también de barro, barro desde donde salen los desesperados.
Una de las cosas que deja este catártico patadón al experimento Chile es que los poderosos no tienen el futuro asegurado, sobretodo si su codicia no permite dejar de explotar al pueblo.
Barro tal vez...
La dictadura no entiende. No lograran solucionar esto con saltos en el barro, ni con la bestial represión, ni con volver atrás con el aumento que derivó en el estallido. Lo que debe cambiar es el modelo o prepararse para más caos.
La crisis del 2001 en Argentina, en su catarsis sistemática, también nos enseñó que si la misma no está orientada y direccionada hacia un fin tangible, la catarsis por sí misma no sirve para nada. Volver al estado normal de "status quo" llevó muy tiempo en Argentina. Pero al mismo tiempo vemos que el mundo es otro y actualmente la sintomatología del neoliberalismo es seguir acumulando riquezas estrangulando aquello que lo produce, en un círculo vicioso y enfermo, la tendencia económica mundial es que las clases dominantes terminen matando la gallina de los huevos de oro, es una verdadera espiral suicida.
Pero hoy se grita en las calles "Chile despertó", y miles de personas piden terminar con el trato preferente a empresarios y políticos, por ejemplo reduciendo los salarios de los y las legisladoras y terminar con los beneficios tributarios a los más ricos; y demandan bajar el precio de medicamentos, de los servicios básicos (luz, agua, gas), aumento del sueldo mínimo, mejores pensiones, reducir la jornada laboral (actualmente en 45 horas a la semana), y recuperar (nacionalizar) los recursos naturales, como el agua, el litio y el cobre.
La violencia desatada por las fuerzas estatales en Ecuador, Chile y Argentina tiene un punto central en común: busca preservar sistemas económicos que profundizan las injusticias y niegan derechos ciudadanos, entre ellos el de manifestarse libremente. Estas acciones sistemáticas y con una matriz común se rodean de un encubrimiento político y de medios afines que, ante las expresiones de malestar de las poblaciones, apelan de inmediato a discursos del tiempo de la Guerra Fría, con delirantes referencias a una supuesta injerencia externa.
Hoy, después de vivir una nueva noche de toque de queda en varias ciudades, se realizará la segunda jornada de Huelga General, con concentraciones, asambleas y cacerolazos. También con la demanda de que los militares vuelvan a sus cuarteles.
El neoliberalismo no cree en la sociedad, solo cree en el mercado, donde lo único relevante es la transacción. Lo expresó muy bien Margaret Thatcher, ícono político del neoliberalismo y amiga cercana de Pinochet: "la sociedad no existe, solo existen hombres y mujeres individuales". Si no hay "un otro" con el que compartamos un espacio común, todas nuestras acciones solo nos afectan a nosotros mismos y, en tal caso, la ética carece de sentido. Por lo tanto, la explosión ciudadana que experimenta Chile es una reacción con trasfondo ético, que rechaza a un sistema que ha desmantelado el tejido social y lo ha reemplazado por una red de transacciones económicas que, finalmente, ha conducido a una desprotección brutal de la ciudadanía, al punto de que el abuso y la desigualdad se han transformado en parte inherente de nuestra cotidianidad.
Es el grito de aquellos que buscan salir desesperadamente del barro...
Y por ello, les dedicamos a todo el pueblo chileno, con toda la calidez de la que somos capaces, una música que evoca la belleza de la que somos capaces cuando levantamos la cabeza y miramos hacia el cielo, y nos olvidamos del barro del cual venimos...
Por más dictadura improvisada que nos quiera reprimir. No podrán contra el destino.