Sara Pérez Jerónimo
Periodista
Aunque aun no se sabe cuando tendrá lugar su aprobación, China ya ha comenzado a dar los primeros pasos de cara a una posible modificación legislativa que podría cambiar el rumbo de los alimentos modificados genéticamente.
Desde hace un par de semanas, el gobierno chino se encuentra inmerso en un proceso que pretende impulsar un cambio que podría abrir nuevas puertas a los transgénicos, tocando temas como la importación y la exportación, la producción, la investigación y el desarrollo de las semillas modificadas genéticamente.
No obstante, de momento la información sobre el tema llega con cuentagotas y aun no se conoce si también afectará a otros temas como los animales transgénicos o clonados.
Se espera que el parlamento chino apruebe el proyecto de ley para los OMG a lo largo de 2011. La decisión sería la guinda de una trayectoria fugaz que comenzó hace apenas dos años, cuando la Comisión de Bioseguridad del Ministerio de Agricultura chino concedió el primer certificado de seguridad para varios tipos de maíz y arroz transgénico.
El papel de los transgénicos en China
El país ya sirve como ejemplo para otros muchos países en desarrollo, particularmente en el continente asiático. Mediante un proceso de aprobación oportuno y eficiente de los cultivos biotecnológicos, China ha logrado aumentar su producción y rentabilidad de cara a poder abastecer a una población que supera los 1.300 millones de personas.
- Arroz BT, un alimento de primera necesidad
En 2009, China otorgó el certificado de seguridad a dos tipos de arroz modificados genéticamente: el Bt Huahui y híbrido Bt Shanyou Shanyou-63. Su aprobación fue todo un hito.
El arroz es el cultivo alimentario más importante del mundo y la fuente principal de alimentación para más de la mitad de la humanidad. China es el mayor productor del mundo con más de 178 millones de toneladas de arroz cáscara y cuenta con unos 110 millones de familias productoras, lo cual implica que más de 440 millones de personas se benefician directamente de esta tecnología.
¿El resultado? Un producto más asequible, capaz de superar limitaciones y problemas como la sequía, las plagas o la salinidad.
- Algodón Bt más sostenible
Este producto se cultiva en China desde 1997. El algodón Bt ha marcado un antes y un después, ya que el país mandarín es el mayor productor de algodón del mundo, con 5,4 millones de hectáreas plantadas con algodón Bt en 2009.
En la actualidad, más de 7 millones de pequeños agricultores han aumentado el rendimiento de sus cultivos y sus ingresos gracias a este tipo de cultivo modificado genéticamente, logrando además, una reducción del 60% en insecticidas, contribuyendo a lograr una agricultura más sostenible.
- La revolución del maíz Bt con fitasa
Tras siete años de investigación, China fue la pionera en aprobar el primer maíz con fitasa.
La fitasa es una enzima que se usa como aditivo en el alimento animal para degradar el ácido fítico, la forma en que las plantas guardan el fósforo. Así, esta sustancia es capaz de reducir los niveles de fósforo del excremento animal, con los cuales se produce un aumento de la contaminación.
Esta enzima, proveniente de microorganismos, se obtiene mediante procesos de fermentación industrial y sin ir más lejos, su adición en la producción de alimentos balanceados es obligatoria en la UE.
La ventaja del maíz transgénico mencionado es que la fitasa forma parte del grano, y no es necesario tener que comprar maíz y fitasa por separado.
Después de EE.UU, China es el segundo productor de maíz en el mundo, aunque la mayor parte su producción se destina a alimentación animal.
El logro de la autosuficiencia en cultivo de maíz, satisfaciendo la demanda creciente de carne es un enorme desafío para China. Una vez más, la biotecnología es una vía que está permitiendo optimizar ese objetivo y que cada día va más allá.