Por las excelentes playas de Rota, el viajero llega hasta Chipiona, tierra de moscatel y de litorales yodados. Fenicios, griegos, cartagineses y romanos ya bordearon las costas gaditanas para aprovechar la zona de la desembocadura del Guadalquivir en sus aventuras y trasiegos comerciales. Sobre todo, el paso de los romanos ha dejado imborrables huellas del pasado con restos arqueológicos que se concentran, su mayoría, en la zona de las Canteras y los pagos de El Olivar, El Paraqué, Montijo y La Loma Alta. Un lugar con mucha historia.
Precisamente, de origen romano es el hermoso faro del siglo XIX de Chipiona, levantado, según la tradición, sobre los restos de aquel otro faro romano, edificado en el año 140 bajo las órdenes del cónsul Quinto Servilius Caepion, al que se llamó Turris Caepitonis, de donde vendría el nombre de la ciudad. Tiene 72 metros de altura.
Es este el faro más alto de España, celoso guardián del Guadalquivir. 2017 será el año grande del faro chipionero, y quienes deseen conocerlo más a fondo lo podrán hacer gracias a una visita guiada. Por algo es uno de los principales iconos turísticos de la provincia gaditana. Aunque no el único. Eso sí, el viajero tendrá que subir sus 322 escalones, pero merecerá la pena para disfrutar de una de las vistas más inigualables del Atlántico.
El Faro de Chipiona es el más alto de España./Antonio M. Romero Dorado
Desde tamaña altura, el viajero tendrá la oportunidad de divisar la vecina provincia de Huelva, Doñana, la bahía de Cádiz, Sanlúcar de Barrameda y la propia Chipiona con su Monasterio de Regla, sus corrales de pesca o las playas de Costa Ballena. Y también podrá contemplar el pecio del buque Weisshorn, que encalló en 1994 durare un fuerte temporal. También de origen romano, el único en funcionamiento del mundo, es otra joya de la que el viajero puede gozar en la península ibérica: la Torre de Hércules, en La Coruña.
En 1964 el Gobierno de Estados Unidos decidió financiar la instalación de cristales en la cúpula del faro para aumentar su potencia y que sirviera de referencia a los barcos y aviones de la vecina base de Rota. En realidad se trata de un faro aeromarítimo cuyo haz de luz alcanza la misma distancia en horizontal y vertical.
Iglesia de la O de Chipiona./Antonio M. Romero Dorado
Tras el declive de Chipiona con la llegada de los godos en el siglo V y su posterior ostracismo bajo el casi dominio árabe de la península, en el siglo XIII la ciudad fue conquistada por Fernando III El Santo. Aunque fue reconquistada en 1264 por su hijo Alfonso X el Sabio. A finales de siglo, el rey Fernando IV concedió a Guzmán el Bueno, fundador de la Casa de Medina Sidonia, el Señorío de Sanlúcar, del que formaba parte Chipiona.
Con la conquista de América, Chipiona se convirtió en un importante enclave comercial al beneficiarse de su situación geográfica en el Guadalquivir y su dependencia de Sevilla, ciudad que tenía el monopolio del traro con las Indias. En 1702, dentro del contexto de la Guerra de Sucesión, se produjo aquí el desembarco de la flota Anglo-Holandesa, partidaria de los Austrias en su conflicto con los Borbones. Poco más de medio siglo después, Chipiona padeció las inclemencias del maremoto que produjo el terremoto de Lisboa. Cuatro personas murieron y las calles y playas quedaron inundadas.
Tanta historia a sus espaldas permite al viajero una respiración profunda antes de adentrarse en los vestigios patrimoniales de Chipiona. Paseando por el centro de la localidad andaluza se llega al santuario de Nuestra Señora de Regla, en la que se venera la imagen que según la tradición trajo San Agustín cuando huía con sus discípulos de Hipona.
Castillo de Chipiona./Antonio M. Romero Dorado
De sus monumentos destacan, además, la iglesia de Nuestra Señora de la O o el monumento a la Cruz del Mar, justo el lugar donde el Cristo de la Misericordia detuvo las aguas que iban a invadir la población. Chipiona también alcanza gran parte de su prestigio por haberse convertido en lugar de veraneo por, entre otras excelencias, contar con excelentes playas. Los Duques de Montpensier hicieron de este municipio un lugar de veraneo y balneario para la aristocracia ya en el siglo XIX.
Después de todos estos argumentos, el viajero caerá en la cuenta de que Chipiona merece, al menos, una escapada de fin de semana. Quizá las playas de Bolonia o Caños de Meca se hayan convertido en dos de los lugares más turísticos de la provincia de Cádiz, pero el aficionado a la historia encuentra aquí otros destinos de sumo interés, como San Fernando y su relación con las Cortes de Cádiz o las magníficas ruinas del Templo de Hércules y el paso de personajes celebérrimos como Aníbal o Julio César. Lugares con historia no tan turísticos ni masificados por las muchedumbres.
Dónde dormir: Hotel Gran Capitán; Fray Baldomero González, 3; 11550 Chipiona (Cádiz); [email protected]; teléfono: 956370929.
Dónde comer: Restaurante Casa Juan; Av de Andalucía, 3; Chipiona (Cádiz); teléfono: 956370306.