Revista Diario

Chiquinina

Por Mamareciente
Chiquinina no sabe hablar, pero no hace falta. Se explica con sus gritos y la entonación que les da. Y además habla con los ojos. Con la mirada me dice si está contenta, agradecida, sorprendida o enfadada. Qué ojos.
Qué bonita está mi niña. Con esos mofletes y esa sonrisa por la que asoman dos dientecitos.
Cómo se alegra cuando me ve llegar a casa. Cómo me echa los brazos. Cómo se enfada si me voy. Cómo se agarra con fuerza a mi, a mis brazos o a mi pelo, y se esfuerza por ponerse de pie cuando la tengo en mi regazo. Ahora lo que más le gusta es estar de pie, aunque sus piernecitas aún no tienen la fuerza suficiente.
Rie si nos ve reir. Llora asustada cuando su padre y su hermano “burrean”, imaginará que se hacen daño de verdad. Se rie a carcajadas cuando Chiquinini le hace tonterías.
Es alegre, más risueña ahora que cuando era más pequeña. Pero también tiene genio. Desde bien chiquitina, si no le sale algo bien se enfada mucho y saca el genio. Miedo me da cuando llegue la etapa de las rabietas.
Pero qué bonita está mi niña!

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