Nació en Málaga después de los dolores. Hijo de
Con 60 años le brillaba más la calva que la paellera de Villarriba y ya no pudo dedicarse a nada serio, así que probó hacerse doble de acción en las películas de Raphael. Pero se lesionó el fistro duodenal y más quemado que los ceniceros del Challenger, tuvo que hacerse humorista.
Se hizo famoso como cuenta chistes en Genio y figura y salía hasta en la sopa: televisión, radio y hasta dos películas horrorosas.
Su decadencia llegó cuando un vecino lo denunció al oírle pedir un kilo de gromenauer y un paquete de harl. Aquellos pensaron que era vasco y por lo tanto terrorista. Además, daba pasos y saltitos como un terrorista que acabara de poner minas explosivas y no quiere pisarlas. Entraron los Swat y en el forcejeo lo tiraron al suelo y murió tras decir sus últimas palabras: ¡Hasta luego Lucaaaas!.