Chiribiquete es una zona con valores culturales, paisajísticos y biológicos sin igual en el mundo. ¿Podrá sobrevivir a la deforestación que arrasa la Amazonia?
Patricio von Hildebrand*
Un parque que crece
El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete fue creado en 1989 con una extensión de 12.800 km2. Está localizado en la parte central de la Amazonia colombiana y es un lugar de difícil acceso. Aunque es posible llegar por río desde Araracuara hasta la zona sur del parque, a cualquier otro sector solo es posible acceder en helicóptero.
Desde 1991 se emprendieron varias expediciones para documentar la importancia cultural y biológica de este lugar. Hubo unas que llegaron por aire y se centraron en la zona de afloramientos rocosos o “tepuyes” del sector norte, y otras que recorrieron los ríos principales del sector sur.
Durante esa década se descubrieron pinturas rupestres en cerca de 50 abrigos rocosos, con más de 70.000 motivos de plantas, animales, manos y personas bailando, cazando y pescando. Algunas de estas pinturas datan de hace 20.000 años, otras son menos antiguas y otras son muy recientes (menos de 50 años).
Además se documentó la presencia de numerosas especies de animales y plantas, varias de ellas propias de la zona (endémicas) y otras que son nuevas para la ciencia.
Estos resultados estimularon nuevas expediciones hacia sectores aledaños no incluidos en el parque. El hallazgo de otras especies en la zona y el descubrimiento de grupos indígenas en aislamiento voluntario llevaron a la ampliación del parque hasta una extensión de 27.800 km2.
El análisis de la información biológica acopiada indicó que está región es un punto de confluencia de flora y fauna de los ámbitos andino, del Orinoco, de la Guyana y de la planicie amazónica. Nuevas expediciones en los últimos años confirmaron esta conclusión y llevaron el año pasado a una nueva ampliación del parque hasta los 42.800 km2.
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Chiribiquete y la conectividad ecológica
El parque fue incluido en la lista de la UNESCO como patrimonio mixto de la humanidad, lo que representa un compromiso del Estado colombiano po su preservación.
Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia
El Parque Serranía de Chiribiquete es una de las áreas protegidas y de resguardos indígenas que ayudan a mantener la operación ecosistémica necesaria para conservar la región amazónica. Por su tamaño, su gran diversidad biológica y su ubicación, Chiribiquete ocupa una posición estratégica en la consolidación de varios corredores ecológicos.
El más importante de estos, con una longitud de cerca de 1.000 km, se extiende desde la cima de la cordillera Oriental hasta el río Amazonas. En el Meta y norte del Guaviare, este corredor biogeográfico está conformado por los parques Sumapaz, Cordillera de los Picachos, Tinigua y Sierra de La Macarena, por la zona de preservación de la vertiente andina (incluida en el Área de Manejo Especial de La Macarena) y por el Distrito de Manejo Integrado Ariari-Guayabero, cuyo límite sur colinda con el extremo norte de Chiribiquete.
En 2017 fue interceptada por la Fuerza Pública una balsa dedicada a la extracción de oro de aluvión en el río Apaporis, dentro del parque, y un enclave de deforestación de cerca de 1.000 hectáreas en el sector occidental.
Al sur del parque hay algunas zonas tipo A de la Reserva Forestal de la Amazonia. Estas zonas garantizan los procesos ecológicos necesarios para asegurar la diversidad biológica, la oferta de servicios ecosistémicos, y la protección de paisajes singulares y de patrimonio cultural. Además, se puede encontrar un conjunto de resguardos indígenas que permite la conexión ininterrumpida con los parques Cahuinarí, Río Puré y Amacayacu.
Chiribiquete también ocupa un lugar central en otro corredor ecológico, de cerca de 800 km de longitud, que atraviesa la Amazonia de occidente a oriente. Su extremo occidental corresponde a los parques Serranía de los Churumbelos y Alto Fragua-Indiwasi, a 3.000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), y su extremo oriental al Parque Yaigojé-Apaporis, a menos de 100 m.s.n.m., en la frontera con el Brasil. Este corredor incluye también a los parques La Paya y al Chiribiquete.
Aunque algunos resguardos indígenas pequeños contribuyen a la continuidad del corredor entre el Parque Alto Fragua-Indiwasi y el Parque La Paya, y entre este y Chiribiquete, se trata de dos sectores muy vulnerables por no tener ninguna figura de protección.
Presiones sobre el parque
La preservación del parque es fundamental para la conservación biológica y cultural del corredor ecológico
Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia
Chiribiquete se encuentra en un excelente estado de conservación, libre de intromisiones destructivas. Aun así, en 2017 fue interceptada por la Fuerza Pública una balsa dedicada a la extracción de oro de aluvión en el río Apaporis, dentro del parque, y en 2018 las autoridades detectaron un enclave de deforestación de cerca de 1.000 hectáreas en el sector occidental.
Estas primeras alertas del avance del frente de colonización en el parque están estrechamente ligadas con el proceso de deforestación de la Amazonia que se intensifica año tras año ante la aparente impotencia de las autoridades.
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Según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), en la Amazonia la superficie deforestada en 2017 se duplicó con respecto a 2016. Este proceso de deforestación pone en entredicho no solo la integridad de Chiribiquete sino la conectividad ecológica regional y la conexión natural entre este parque y las áreas protegidas circunvecinas (Parque Sierra de La Macarena al norte, Parque La Paya al occidente, y Reserva Natural Nukak al oriente).
En efecto, esta reserva natural y estos parques, así como las zonas que los conectan, están incluidos o colindan con los siete municipios con mayor deforestación en 2017 (San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, San José del Guaviare, La Macarena, Calamar, El Retorno y Solano).
En estos municipios se concentra el 49 por ciento de la pérdida de bosque del país y en todos ellos la superficie deforestada se duplicó con respecto a lo ocurrido en 2016. A estos se suma el municipio de Miraflores, en donde la deforestación, aunque menor que en los otros, se extiende impulsada por el avance en la construcción de una carretera en la zona de conexión Chiribiquete-Nukak.
Las tareas pendientes
El proceso de deforestación de la amazonía pone en entredicho tanto al PNN Chiribiquete como la conectividad ecológica regional.
Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia
Con su última ampliación, Chiribiquete es el parque de selvas más grande de América Latina. El proceso investigativo, político y administrativo para llegar a este resultado comenzó hace 30 años y culminó con la inclusión del parque en la lista de la Unesco como patrimonio mixto de la humanidad, por sus valores culturales, paisajísticos y biológicos.
Este reconocimiento implica un compromiso internacional del Estado colombiano para su preservación. Su cumplimiento será monitoreado por la Unesco y sus agencias de apoyo, como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
A su vez, estas agencias prestarán asesoría técnica a Colombia para el diseño y ejecución de estrategias conducentes a este objetivo, algo que no será fácil si se tienen en cuenta la gran extensión del parque y la deforestación ya presente en el sector noroccidental de la Amazonia colombiana.
Pero las acciones del Estado deben extenderse más allá de los límites del parque. Como consecuencia de la deforestación, la conexión ecológica entre la vertiente oriental de la cordillera andina y la planicie amazónica ha desaparecido en gran parte, pero aún es viable en los sectores incluidos en los dos corredores descritos.
Las acciones del Estado deben extenderse más allá de los límites del parque.
En el caso del corredor occidente-oriente es urgente adoptar medidas de restauración en la zona del piedemonte y de protección efectiva de los bosques al occidente del Parque La Paya, y entre este y Chiribiquete. Estas dos últimas zonas han sido señaladas como prioritarias por Corpoamazonia para la creación de dos áreas protegidas regionales.
En el caso del corredor transversal norte-sur, es fundamental proteger efectivamente la zona de páramos y subpáramos que conectan a los parques Sumapaz y Cordillera de los Picachos, sanear y restaurar los ecosistemas dentro de este parque y los parques Tinigua y La Macarena y adoptar de inmediato las medidas para proteger y restaurar el sector sur del Distrito de Manejo Integrado Ariari-Guayabero en el área ubicada entre el Parque La Macarena y Chiribiquete.
La consolidación de estos corredores contribuirá a:
- Mantener los flujos de materia y energía desde los 4.000 metros de altura hasta la parte más baja de la Amazonia (75 m.s.n.m.);
- Conservar la mayoría de ecosistemas naturales de la región;
- Amortiguar los efectos negativos del cambio climático;
- Regular el sistema hídrico de la región;
- Mantener la oferta natural para la seguridad alimentaria y la supervivencia de la población local;
- Conservar los valores culturales de los resguardos indígenas circundantes, y
- Proteger varios grupos indígenas en aislamiento voluntario.
*Biólogo y director científico de la Fundación Puerto Rastrojo.