Edición española de 1977
Hay dos posturas enfrentadas en torno al tema de la adquisición del lenguaje:
Naturalismo, representado actualmente por la corriente instrumentalista de Chomsky. Para Chomsky, el lenguaje es innato, puesto que se despliega paulatinamente en el niño hasta que se fija. Chomsky considera que tenemos una estructura gramatical, de carácter mental y heredado, que condiciona el desarrollo del lenguaje. Es evidente que el equipamiento genético de los seres humanos posibilita la adquisición del lenguaje. Las estructuras básicas que permiten el desarrollo individual de la capacidad lingüística son innatas y componen una gramática generativa universal, a partir de la cual los humanos aprenden a hablar y luego reinventar la lengua, sin que haya existido una experiencia previa. Chomsky argumenta que el sistema de refuerzos no explica nuestra capacidad innovadora: somos capaces de construir frases que no hemos oído y de comprender algunas absolutamente extrañas. La regularidad de la aparición de los hitos del lenguaje y la semejanza de las estrategias de adquisición del mismo remiten a procesos madurativos del sistema nervioso y permiten postular una competencia o capacidad innata en el individuo más que un proceso de aprendizaje basado en estímulos definidos (conductismo, Skinner). Parece que no sólo reaccionamos frente a estímulos físicos concretos, como podrían ser las palabras, sino que el aprendizaje abarca unas estructuras abstractas en las que nos desenvolvemos con soltura. En su opinión, la teoría conductista no sirve para explicar esa capacidad de innovación. En cambio, si consideramos que todos los seres humanos nacen con la capacidad de aprender una lengua y que da igual qué lenguaje sea (puesto que la realización concreta tiene lugar en función del lugar de nacimiento), llegaremos a la conclusión de que poseemos unas estructuras mentales capaces de realizar una gramática generativa-transformacional. Esto explica la capacidad de los niños de aprender cualquier tipo de lenguaje con la misma facilidad. Estas estructuras no se encuentran en ningún animal, por lo que no son capaces de hablar, pero se encuentran en todos los seres humanos, lo que explica que encontremos lenguaje en todas las culturas. Esta tesis remite al aspecto creador del lenguaje en el nivel de su utilización corriente (recursividad heurística)
Conductismo, que representa al convencionalismo basado en el aprendizaje. Skinner defiende que el lenguaje se adquiere mediante refuerzos y condicionamiento. No podemos olvidar que el niño aprende en un determinado ambiente: un niño no hablaría y preguntaría indefinidamente si no obtuviera respuestas o se le castigase. Los niños emiten una serie de sonidos que no producen reacción por parte de quienes les rodean. En cambio, cuando dicen "papá" o "mamá", pueden apreciar una respuesta muy gratificante, lo que hace que vuelvan a repetirlo, mientras van dejando de emitir aquellos sonidos que su familia no identifica como propios de su lengua. Esto es lo que hace que el niño termine empleando las palabras de un idioma y no de otro.
Gadamer representa una posición intermedia, según la cual no son viables las anteriores por sí solas. Los niños aprenden un idioma particular, el de su entorno, pero la competencia lingüística se adquiere incluso en un entorno pobre en estímulos porque hay algo anterior a la convención y al aprendizaje que posibilita la adquisición idiomática, algo que viene de la especie, algo no aprendido, que forma parte de la manera humana de procesar la información, es decir, que el hombre es un animal lingüístico. En esto, Gadamer daría la razón a Chomsky: hay una gramática universal, válida para todas las lenguas naturales, con la que construimos esas lenguas, al menos en su base más esencial, una gramática mínima que todas las lenguas cumplen y sobre la que se van forjando las diferencias. Investigaciones recientes han señalado la existencia de universales lingüísticos en los niveles fonológico, morfosintáctico, semántico, que remiten a la existencia de una estructura profunda común a todos los lenguajes, de la cual las estructuras particulares o superficiales son realizaciones concretas, históricas y culturales.
El problema más original reside en el punto de origen del lenguaje, el paso de la monoarticulación animal (gritos con significado de los simios) a la doble articulación (sonido más gramática). Es el paso de la phoné al logos, ya sugerido por Aristóteles, el paso hacia lo simbólico, cómo se formó el universo lingüístico humano.