Los chotacabras (Fam. Caprimulgidae) son unas aves muy peculiares, tanto por su aspecto como por su comportamiento. Se trata de una familia que agrupa casi 100 especies que se distribuyen por la mayoría del Paleártico. Son de hábitos nocturnos y crepusculares y se alimentan de mariposas nocturnas y otros insectos que capturan en vuelo abriendo su boca como un aspirador. Por el día, aprovechando el colorido mimético de su plumaje, se camuflan entre la hojarasca donde pasan prácticamente desapercibidos.
Esta especie es un visitante estival, que llega entre finales de abril y mediados de mayo y permanece hasta agosto o principios de septiembre, cuando nos abandona para pasar los meses de nuestro invierno en África. En el suelo de un pinar de repoblación del occidente de Asturies, una pareja de chotacabras europeo (Caprimulgus europaeus) ha puesto dos huevos que la hembra incuba pacientemente en el suelo.
Durante su estancia entre nosotros suele realizar dos puestas y en algunos casos, como el que me comentó Pablo Miki García, que me cedió amablemente sus fotos, pueden llegar a apurar hasta el último momento antes de marcharse. La hembra deposita los huevos directamente sobre el suelo, sin construir ningún tipo de nido.
Hace tan solo un par de días localizó un pollo recién nacido, cuando muchos de sus congéneres ya se encuentran rumbo a tierras africanas. Como nos comentó Jesús Landeira, un verdadero experto en mariposas, seguramente se aprovecharán la segunda generación de Esfinges y Catocalas, que empiezan ahora a volar, para apurar su crecimiento.
Al igual que ocurre con otros muchos animales, los chotacabras no están exentos de una buena carga de supersticiones y mitos. Su nombre común viene de la falsa creencia de que estas aves eran capaces de mamar la leche de las cabras.
NOTA: como ya he comentado, quisiera darle las gracias a Pablo Miki García por cederme las fotos. Podéis hacer click sobre ellas para verlas a mayor tamaño.