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Chris Horner

Publicado el 17 septiembre 2013 por Elvolumendelaarmonia @elvolumendelarm

Chris Horner con el trofeo que le acredita como ganador de la Vuelta a España 2013 (Foto: La Vuelta)

Chris Horner con el trofeo que le acredita como ganador de la Vuelta a España 2013 (Foto: La Vuelta)

40 Años. A esa edad, mucha gente pasa de la juventud a la madurez. En el mundo del deporte, los 40 años suponen en varias disciplinas deportivas la retirada como profesional. En fútbol, muy pocos futbolistas profesionales juegan con más de 40 años. En baloncesto, salvo el estratosférico caso de Darryl Middleton (que intentaremos explicar en otro post), la mayoría de jugadores dejan su carrera como profesional antes de los 40 años. Pero el caso del que vamos a hablar ahora es más extraordinario aún.

En el mundo del ciclismo profesional estamos acostumbrados a ver cada año a jóvenes promesas destacando en las clasificaciones generales de las grandes vueltas (Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España), y cada año, estos jóvenes suplen en el pelotón internacional a grandes figuras de la bicicleta, que se retiran también antes de los 40 años. Hay un equipo que esta temporada ha demostrado ser la excepción: el Radioshack. Ya vimos en el Tour al alemán Jens Voigt, que con 40 castañas dio mucha guerra en el Tour y se metió en numerosas fugas de etapas importantes. Y en la Vuelta, el Radioshack ha vuelto a sorprender, y además, lo ha hecho a lo grande.

Reconozcámoslo: nadie daba un duro por Chris Horner el primer día de la Vuelta. No es por desprestigiar al corredor estadounidense, un auténtico especialista en las carreras duras, pero que salvo la “txapela” conseguida en 2010 como campeón de la Vuelta al País Vasco, no ha destacado en la clasificación de las grandes vueltas. Hasta que este verano, el “abuelo” Horner ha demostrado que a los 40 años se puede ganar incluso una Vuelta a España. En este post repasaremos todo lo que ha dado de sí la ronda española en su edición de 2013.

LA VUELTA 2013

Érase una vez, en una batea de mejillones allá por las tierras de Arosa, 198 valientes se adentraron en una fantástica aventura con dirección a Madrid. Una aventura cargada de múltiples características. Bellos paisajes marinos, campos labrados, montañas nubladas, duras rampas de asfalto y miles de personas animando en cada centímetro de carretera. Aventura que algunos intrépidos y conocidos exploradores como Alberto Contador o Chris Froome decidieron no afrontar.

Rodeados por las aguas de la ría de Arosa, los ciclistas iniciaron su aventura. En la primera jornada, un equipo azulado, el Astaná del experimentado aventurero Vincenzo Nibali, llegó por delante de los demás en la contrarreloj por equipos. El serbio Janez Brajkovic se puso líder, pero Nibali dio muestras de llegar con ganas a esta Vuelta.

La segunda jornada de la aventura dejó las tierras de Arosa para descender al Sur, hacia el Alto do Monte da Groba en Baiona. En esta ocasión, fue un aventurero irlandés llamado Nicolas Roche el que consiguió llevarse la victoria, y de paso, permitía a Nibali, apodado “El Tiburón”, portar el codiciado Jersey Rojo.

La tercera jornada del viaje hizo a los intrépidos aventureros volver a subir a tierras de Arosa, para ascender al mirador de Lobeira. Aquí, el “abuelo” Horner, contra todo pronóstico, se alzó con el triunfo de etapa, y de paso, le quitaba el Jersey Rojo a Nibali.

En la cuarta jornada del viaje, los ciclistas pusieron rumbo al “Fin del Mundo” previo paso por las bellas cataratas de Ézaro, que a su vez escondían una trampa conocida por los ciclistas: unas duras rampas del 30%. En Finisterre, Dani Moreno se convirtió en el primer ciclista del pelotón en llegar al “fin del mundo”, mientras que Nibali volvía a enfundarse el Jersey Rojo tras sacarle unos segundos de diferencia a Horner.

En la quinta jornada, los ciclistas abandonaron la costa gallega y se introdujeron en tierras de Castilla, aunque el agua siguió presente, ya que los ciclistas llegaron al Lago de Sanabria. En una etapa propicia para los aventureros más rápidos en el llano, el australiano Michael Matthews se impuso al sprint, y Nibali conservó el Jersey Rojo un día más.

En la sexta jornada, los ciclistas pasaron por “tierra de jamones”, ya que la etapa se inició en Guijüelo y terminó en Cáceres. Otra nueva ocasión para los aventureros expertos en las llanuras, y en esta ocasión fue el danés Michael Morkov quien logró el triunfo de etapa, aunque el verdadero aventurero de la jornada fue Tony Martin, que hizo casi toda la etapa en fuga y fue cogido cerca de la meta.  Nibali mantuvo el Jersey Rojo.

En la séptima jornada, los ciclistas marcharon aún más al Sur, en concreto, a las cercanías de Sevilla, a Mairena del Aljarafe. En otra llegada masiva, la victoria en esta ocasión fue para el checo Zdenek Stybar, del equipo Omega Pharma – Quick Step. Nibali conservó por un día más el Jersey Rojo.

En la octava jornada, volvieron las montañas con la subida al inédito Peñas Blancas, un puerto próximo a Estepona aún sin explorar por la mayoría de los aventureros. En este terreno, Leopold Konig decidió probar y le salió bien. El ciclista checo del conjunto NetApp conquistó la cima antes que nadie, seguido por Nicolas Roche, que pese al segundo puesto en la etapa, obtuvo el premio del Jersey Rojo al llegar por delante de Nibali.

En la novena octava de la ruta, a los ciclistas les esperaba la subida al puerto de Frailes y el final con la pared de Valdepeñas de Jaén. Aquí surgió la figura de Dani Moreno que lanzó un ataque brutal en las duras rampas con más del 20% de desnivel y logró una victoria doble, ya que se alzó con el triunfo de etapa y además le birló el Jersey Rojo al irlandés Nicolas Roche.

La décima etapa de la ruta supuso otro caramelo envenenado para los ciclistas, con el final inédito en Güéjar Sierra – Alto de Hazallanas. Muchos corredores se toparon con las duras rampas de Hazallanas, y aquí, Horner dejó atrás uno a uno a los corredores importantes de la general, y conquistó la cima grabando su nombre en este puerto inédito, y de paso, se vistió con el Jersey Rojo.

La undécima etapa hizo que el reloj volviera a aparecer en escena. Y si hablamos de relojes y ciclismo, a falta de los británicos Bradley Wiggins y Chris Froome, los otros dos grandes expertos son “el Expreso de Berna” Fabian Cancellara, y la “Locomotora alemana” Tony Martin. El “ave fénix” Cancellara volvió a arrasar en una contrarreloj de las grandes vueltas tras mucho tiempo sin hacerlo y en cuanto al liderato, Nibali recuperó el Jersey Rojo a pesar de los picotazos de avispas (corrió la crono con una hinchazón en la cara), y amplió la ventaja respecto a sus principales rivales.

La duodécima etapa se adentró en tierras catalanas para regresar a la Costa, en este caso, a la Mediterránea. En la llegada masiva a Tarragona, el campeón del mundo, el belga Philippe Gilbert, fue el más rápido, y dejó un aviso de cara a los Mundiales de Ciclismo. Nibali mantuvo el jersey de líder otro día más.

En la décimotercera etapa, los aventureros rindieron homenaje en Valls a Xavier Tondo, compañero natal de este municipio que falleció mientras se encontraba entrenando en Sierra Nevada por culpa de un accidente provocado por la puerta de un garaje. En el final de Castelldefels, el joven bretón Warren Barguil se hizo con el triunfo de etapa con una superioridad aplastante, mientras que Nibali logró portar el Jersey Rojo un día más (y ya iban unos cuantos).

La decimocuarta etapa volvía a las altas montañas, en este caso, las temibles cimas pirenaicas, en las que no se pasó de 0 a 100, sino de 0 a 2400, la altura del coloso llamado Envalira, Muchos corredores sufrieron en sus carnes la diferencia de temperaturas, ya que en el descenso de Envalira la sensación térmica llegó a ser de -10ºC. Este hecho provocó que Iván Basso y Luis León Sánchez se vieran obligados a abandonar, y Alejandro Valverde perdió tiempo por este motivo. El italiano Daniele Ratto fue el primero en conquistar la cima de la Collada de la Gallina, y por detrás llegaron Horner y Nibali, que logró mantener el Jersey Rojo tras esta dura jornada.

La décimoquinta etapa se introdujo en territorio francés, y más en concreto, en la cima de Peyragudes, tras el paso por puertos complicados como Cantó, la Bonaigua o Balés. La victoria fue para otro valiente francés de la FDJ, Alexandre Greniez, que culminó así el gran trabajo que hizo Thibaut Pinot las primera semana, y en general, en toda la vuelta. En la lucha por la general, los favoritos llegaron con el mismo tiempo, aunque Nicolas Roche recortó algunos segundos. Nibali mantuvo un día más el Jersey Rojo.

En la décimosexta etapa, el tríptico de los duros Pirineos lo completó la ascensión a la estación de esquí de Formigal. De nuevo hubo fuga, y de nuevo estuvo Warren Barguil. El resultado: victoria del ciclista francés otra vez. En cuanto a la clasificación general, Nibali dio síntomas de debilidad, algo que aprovecharon Horner, Valverde y “Purito” Rodríguez para recortarle distancias en la general, y aunque el italiano conservó el Jersey Rojo, dio síntomas de ser humano y que si quería la Vuelta, tendría que sufrir.

La decimoséptima etapa dio un respiro a los corredores en un recorrido de viñedos por tierras riojanas y con final en Burgos. Allí, en las tierras del Papamoscas, el holandés Bauke Mollema fue el primero en escuchar el sonido de su campana en la línea de meta en la llegada masiva. Una victoria cuanto menos sorprendente. Nibali, en una jornada tranquilizadora para él, mantuvo el Jersey Rojo.

La decimoctava etapa introdujo a los aventureros en tierras cántabras con un recorrido lleno de subidas y bajadas, y con un final muy bonito en la cima de Peña Cabarga con unas espectaculares vistas del Mar Cantábrico. El bielorruso Vasili Kiryienka inscribió su  nombre en la historia de esta cima al lograr la victoria de etapa, mientras que en la clasificación general, Horner le hizo sufrir de lo lindo a Nibali, que logró mantener el Jersey Rojo por el escaso margen de 3 segundos.

La decimonovena etapa de la Vuelta hizo que los corredores visitaran tierras asturianas, y las subidas que hay en territorio astur. El Padrún hizo daño, y tras el baño de multitudes en Oviedo, el Naranco hizo más daño aún. Joaquim “Purito” Rodríguez decidió probar suerte en las duras rampas de la subida ovetense y se llevó la victoria, pero apenas recortó tiempo en la clasificación general. Una clasificación general en la que Chris Horner le quitó el Jersey Rojo a Vincenzo Nibali por sólo 3 segundos.

La vigésima etapa se presentaba marcada en color rojo en el calendario de todos los ciclistas. Si hablamos de Les Cabanes, La Cueña les Cabres o Aviru, muy pocos saben que son tramos muy duros de un puerto mítico de la Vuelta. L´Angliru inspira respeto, y al igual que el nombre de los más malos de las películas, inspira temor. Un puerto en el que la cabeza te dice que avances, pero las piernas no pueden. El pequeño (por estatura) Kenny Elissonde se unió al selecto club de corredores que han logrado ganar una etapa en L´Angliru, como José María “Chava” Jiménez, Gilberto Simoni, Roberto Heras y Alberto Contador. El otro gran triunfador del día fue Chris Horner. El estadounidense aguantó las embestidas de Nibali, y cerca de La Cueña les Cabres dejó atrás al italiano para marcharse en solitario hacia la meta y comenzar a bordar su nombre en letras de oro en el Jersey Rojo.

La última etapa sirvió para rendir homenaje al equipo Euskaltel-Euskadi, que desaparece del pelotón internacional tras 19 años (aunque seguirá compitiendo, pero con otro nombre, ya que el piloto de Fórmula 1 Fernando Alonso compró la licencia del equipo) y para rendir honores al aventurero Horner, uno de los aventureros más veteranos de la Vuelta. Michael Matthews logró la victoria en las calles de Madrid.

EPÍLOGO

Tras ganar la Vuelta a España, Chris Horner decidió celebrar con su esposa el triunfo en la carrera, y por ese motivo, abandonó el hotel en el que estaba con el resto de sus compañeros avisando a su equipo y a la Agencia Estatal Antidopaje de su nueva ubicación, a lo que dieron el visto bueno. Sin embargo, la USADA (Agencia contra el Dopaje de los Estados Unidos) fue a buscar a Horner al hotel donde se alojaba su equipo, y al no encontrarlo, muchos medios interpretaron que Horner había huido para esquivar un control antidoping. Tras conocerse lo sucedido, el Radioshack mostró a los medios los correos enviados por Horner en los que la Agencia Estatal Antidopaje daba el “ok” al traslado del ciclista estadounidense. Moraleja: Dejaré que Peter Griffin hable por mi: “Zas, en toda la boca”.

Y el final de esta historia es que un “abuelo” de 41 años (casi 42) ha demostrado que la edad no es un impedimento para hacer cosas grandes. El viernes pasado llegaron “Los Mayores Gamberros” a la tele. El domingo ganó Horner la Vuelta. ¿Quién dice juventud? ¡¡Viva la Cuarentena!!


 


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