Hace diez años la revista Inrockuptibles publicó un jugoso reportaje a Ian McCulloch. Entre otras cosas, este dijo que a partir del fallecimiento de Frank Sinatra podía pensar seriamente en entrar en la competencia por el título del mejor cantante del mundo. Agregó luego: "Sinatra y Elvis fueron los maestros absolutos. Más allá de ellos, no le temo a nadie. Los tipos como yo han vivido durante la mayor parte de sus vidas con el peso de esos padres sobre sus hombros, lo que no es demasiado agradable cuando uno tiene el mismo oficio. Así que, en lugar de sentirme huérfano, me sentí aliviado, finalmente libre. Las cosas serias pueden empezar." Me imagino que Chris Isaak sintió un alivio similar cuando falleció Roy Orbison a finales de 1988. Casualidad o no, al año siguiente editó "Heart Shaped World", su primer gran disco.
Chris Isaak nació en California el 26 de junio de 1956. Formó su primer grupo en 1980 y lo llamó Silvertone. Debutó discográficamente recién en 1985, con un álbum titulado "Silvertone" aunque a esta altura ya era solista. De la formación inicial de la banda solo permanecían James Calvin Wilsey (guitarra) y el productor Erik Jacobsen, quien colaboraría con Isaak hasta "Baja Sessions" (1996). "Silvertone" vendió solo doce mil placas pero David Lynch lo escuchó e incluyó dos de sus canciones en el soundtrack de "Blue Velvet". Aunque este parezca un dato menor, será un antecedente para un hecho que sería determinante en la carrera de Isaak. "Chris Isaak" (1986) pasó desapercibido como su antecesor a pesar de ser un trabajo mucho más logrado que aquel. Canciones como la orbinsoniana "Blue Hotel" y "Fade Away" fueron las semillas de un sonido que florecería en su próximo álbum. Con "Heart Shaped World" (1989) comenzaron las cosas serias. Isaak abandonó el papel de mero reciclador para, por fin, ponerse a la altura de sus padres: Elvis y Roy Orbison. ¿Suena exagerado? No lo es en absoluto. Potenció sus virtudes innatas -una voz profunda, realmente dotada y un carisma envidiable- con un songwriting perfecto, en donde conjugó baladas nocturnas, algo de rockabilly y mucho rock, redondeando un resultado notable. Chris Isaak es un "beautiful loser", un cronista de la melancolía que canta sobre amores perversos, romances fallidos y abandonos, y lo hace con conocimiento de causa. Sus lagrimas en "Blue Spanish Sky" son las mismas que pudo haber derramado Roy Orbison cuando cantó "Only The Lonely" y son las que hemos derramado nosotros al rememorar esa sensación perdida de que el tiempo nunca iba a poder alcanzarnos. Como señalé, la calidad del repertorio es magnífica. Mientras que "I'm Not Waiting" y "Forever Young" nos movilizan a partir de su frescura; "Kings Of The Highway", "Wicked Game", "Blue Spanish Sky" y "Nothing's Changed" nos cautivan por la profundidad de su evocación. En el otro extremo podemos ubicar a la extraña "In The Heat Of The Jungle", la única pieza que desentona en un disco que roza la perfección. Es imposible escribir sobre "Heart Shapped World" sin hacer algún comentario puntual sobre "Wicked Game". La canción fue lanzada como primer corte del álbum, y al igual que este, no obtuvo ningún tipo de suceso. Esto cambió cuando David Lynch la incluyó -junto a "Blue Spanish Sky"- en el soundtrack de "Wild At Heart" (1990). A partir de ese momento se convirtió en un hit mundial.
Después de un rutinario "San Francisco Days" (1993), Chris Isaak editó otro disco maravilloso: "Forever Blue" (1995) el que repasaré próximamente.
Track List:
01. Heart Shaped World
02. I'm Not Waiting
03. Don't Make Me Dream About You
04. Kings Of The Highway
05. Wicked Game
06. Blue Spanish Sky
07. Wrong To Love You
08. Forever Young
09. Nothing's Changed
10. In The Heat Of The Jungle
11. Diddley Daddy