Revista Opinión

Chumy Chúmez, pesadilla del franquismo y azote de curas y ricos…y contrastes navideños.

Publicado el 24 diciembre 2023 por Santiagomiro
Chumy Chúmez, pesadilla del franquismo y azote de curas y ricos…y contrastes navideños.

Portada de la novela-collage 'Una biografía', de Chumy Chúmez .

José María González Castrillo, conocido por el seudónimo de "Chumy Chúmez", nació en 1927, en el barrio de Atocha, de San Sebastián, y murió en el 2004. Era hijo de padre carpintero y madre bordadora, ambos emigrantes, según la novela-collage 'Una biografía', un relato onírico y crítico con la dictadura, reeditado por Pepitas de Calabaza, y se alejó del estilo de sus corrosivas viñetas. Así lo ve Henrique Mariño, en Público: "A Chumy Chúmez le cabía un editorial en un bocadillo, ansiado manjar en los tiempos del hambre, que él denunció con voracidad desde la trinchera de su viñeta. En el oficio de inventarse cada día el mundo para, al siguiente, envolver el pescado con el periódico, sus estampas trascendieron el tiempo y ampliaron su fecha de caducidad hasta la eternidad, de ahí su eco universal. De lo cómico a lo cósmico, el humorista gráfico donostiarra contó la posguerra desde el tardofranquismo y un futuro tan negro entonces como ahora desde la transición, porque cuando modelaba el ayer estaba esculpiendo el hoy. De alguna manera, se acercaba a la inmortalidad de la pintura, que es lo que él quería ser, pues para burlar la censura debía perseguir la intemporalidad. Valga como ejemplo que, antes de irse a vivir a California, le dejó a su asistenta un paquete de viñetas para que llevase el chiste diario a la redacción. Cuando regresó a Madrid, sin confesar la ausencia, le aplaudieron su certero acierto en el retrato de la actualidad nacional. Una anécdota que también ilustra su afán viajero, su carácter más cosmopolita que el de otros coetáneos y sus atípicas conexiones, como el encuentro con Robert Crumb, a principios de los setenta". En la maleta traía la pulpa del cómic underground y el bosquejo del semanario Hermano Lobo, "maravilloso casi-plagio de la publicación anarcogálica Charlie Hebdo", como lo definió en la biografiada 'Vida de maqueto' (Algaba). Un semanario de humor, heredero ilegítimo de "la gran abuela" La Codorniz, que impulsó en 1972 junto a Forges, El Perich, Manuel Summers, Quino, Gila o El Roto, quien entonces firmaba como Ops, además de una sustanciosa nómina de firmas entre las que figuraban Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán, Cándido, Eduardo Haro Tecglen, Luis Carandell o Manuel Vicent.

Chumy Chúmez, pesadilla del franquismo y azote de curas y ricos…y contrastes navideños.

Hermano Lobo,revista española de humor publicada entre 1972 y 1976, en los últimos años del franquismo y el comienzo de la Transición.

Hermano Lobo terminó, según Henrique Mariño, zampándose a La Codorniz. En sus páginas, Chumy Chúmez regurgita una sátira social marca de la casa y prolonga una guerra de guerrillas contra el capitalismo y el imperialismo y, por supuesto, contra la dictadura y sus estamentos, fuesen militares, curas, ricos, burgueses o ese señor de levita, bigote y chistera a lomos de un desgraciado. Manuel Vicent calificó al entonces "mejor humorista español" como un "mito de la oposición democrática". Sin embargo, tras la muerte de Franco, el "feroz expresionista de rasgo animal" provoca o juega al despiste. "Nadie acertaba a decir si era rojo, ácrata, de izquierdas, de derechas, anarquista o reaccionario. Sus viejos admiradores no acertaban a meterlo en su casillero, puesto que había comenzado a dar leña a ambos bandos", recuerda el escritor valenciano. "Parecía un genio sin convicciones, o tal vez las tenía todas y más allá del bien y del mal era sencillamente un demócrata airado". No cabe duda de que sus viñetas eran el campo de batalla de la lucha de clases -y él siempre estaba con el oprimido, si bien cuando el armario franquista comenzó a orearse también le atiza a los progres-, pese a que la paradoja desbordaba el recuadro: Chumy Chúmez concebía el humor como un vehículo destructivo y apuntaba hacia los de arriba, aunque quizás aspiraba a vivir en un piso superior al que le había tocado por cuna. "Ojo, él no dudaba y tenía muy claro quién era el enemigo", matiza Santiago Aguilar, prologuista junto a Felipe Cabrerizo de Chumy Chúmez en una biografía (Pepitas de Calabaza). Sin embargo, sus viñetas traslucen de algún modo que anhelaba vivir como un rico. Y. en el citado libro ilustrado, publicado originalmente por Fundamentos en 1973 y ahora reeditado por la editorial logroñesa, perfila a ese niño pobre y sumiso, alérgico a la caridad buenista, que ambiciona la felicidad de los "bien nutridos", aquellos que lo tienen todo, "los victoriosos de la vida", a los que él solo puede acercarse para servirlos. "Tantos deseos miserables me pervertían, porque eran los sueños infecundos de la pobreza envidiosa. Quería ir a caballo y perseguir a todos los que habían sido mis superiores hasta entonces", escribe.

Chumy Chúmez, pesadilla del franquismo y azote de curas y ricos…y contrastes navideños.

El humorista gráfico Chumy Chúmez, autor de 'Pepitas de Calabaza'.

Santiago Aguilar subraya que las ansias responden a esa "cosa ácrata" que impregna a tantos humoristas, como Miguel Mihura, fundador de La Codorniz, "que se tildaba a sí mismo de anarquista burgués". Si 'Pepitas de Calabaza' ha buscado desempolvar a un autor que no ha sido reivindicado como se merece, pero sí encasillado en un compartimento que no le corresponde, el prologuista de esta novela-collage deja claro que "el problema de Chumy son sus últimos años", cuando ejerce de tertuliano. "Le pasó como a Summers, aunque la evolución del cineasta fue más bestia porque siempre había sido un individualista". Él mismo se lo explicó a Julio Rey durante una entrevista en El Mundo: "Yo he estado en el diario Madrid y decían que era del Opus. En El Alcázar, y me llamaban fascista. Y luego en Triunfo y fui izquierdoso, y otra vez facha por hacerlo en ABC y otra vez de izquierdas por colaborar en El Independiente. Y siempre hacía el mismo tipo de humor". Tan negro que entronca con el tenebrismo español. Un perdigonazo surrealista que impacta en un neorrealismo ibérico de bocas vacías y estómagos llenos, dos Españas que supo retratar desde una ironía de la que tantos bebieron y algunos se emborracharon. "En cuanto puede, abandona su puesto de funcionario y se viene a la bohemia de Madrid", comenta Aguilar, quien recuerda que se quejaba de que su casa familiar era "invivible" porque el padre -"carpintero, aunque se daba pomposamente el título de ebanista"- era sordo, pero muy ruidoso. Ya en la capital, mientras cumple con su cita puntual con los lectores, se pasa tres años recopilando grabados publicados en revistas clásicas y otros dos cortando y pegando los recortes con los que hará los collages que ilustran "Una biografía". Un andamiaje decimonónico que podría desorientar al lector, ya que tras su homenaje a los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX está presente la guerra civil, sus consecuencias y la opresiva atmósfera franquista. Pese a que algunas ilustraciones podrían pasar por originales, en realidad algunas están compuestas por una decena de láminas superpuestas. La obra, de una belleza incuestionable, parece alejarse de la inmediatez de sus viñetas, pues Chumy Chúmez engarza a través de los trabajos de los grabadores de La Ilustración Española y Americana, La Ilustración Artística o La Ilustración Ibérica un relato onírico, freudiano y surrealista, que ya preludia el feto de la portada del libro que nace de un útero que es cabeza, como el parto de un recuerdo, donde el humorista gráfico anticipa el género de la autoficción. El análisis se antoja complejo, porque más que una historia de vida es la crónica de un nacimiento, una muerte y una resurrección, la quimera de lo que fue la castradora pesadilla del franquismo. Y así lo explica en la edición original: "Para representar los sueños de su falsa biografía, el autor ha destrozado -con lágrimas en los ojos- cientos de libros y de revistas, ha destruido el mundo de realidad de los artistas-fotógrafos de entonces y ha ordenado el viejo mundo fragmentado para crear su mundo propio a través de una técnica narrativa que está entre lo naíf, Urrabieta-Vierge, los collages clásicos y los cómics".

Chumy Chúmez, pesadilla del franquismo y azote de curas y ricos…y contrastes navideños.

Las viñetas de Chumy Chúmez reflejan su obsesión por la muerte. "Fueron años de felicidad inolvidable para los que entonces éramos niños. Saltábamos sobre los charcos de sangre para salpicarnos unos a otros y coleccionábamos "$ojos que arrancábamos a los muertos que se quedaban tiesos en las esquinas", escribe en 'Una biografía', fragmento que remite a 'Yo fui feliz en la guerra'. También aprovecha el luto para cargar contra los ricos, quienes, en "una caridad sin límites", organizan banquetes tras la explosión en una mina mientras que las viudas, sin maridos ni pensiones, solo reciben el consuelo de "las ropas destrozadas" y "un plus para los zurcidos". Máximo escribe en 1999 que, en los collages, está "con las tripas al aire y el corazón bajo el abrigo, en la acometida de belleza más implacable y tierna y sensual y sarcástica que vio el humor gráfico en muchas décadas". Cuatro años después, Forges le dedica un obituario en El País donde lo califica como "el mejor pintor de todos los dibujantes de humor de los últimos sesenta años [...], hermano de Solana, hijo de Zuloaga, nieto de Goya, discípulo de Picasso, compañero de cole de Mingote y maestro de todos nosotros", cuya obra era un espejo donde los franquistas se veían reflejados. Y, en "Una biografía", Santiago Aguilar cree que "lo que está contando en realidad es la historia de una madre y un hijo, así como la de un país". También subyace una "relación cotidiana" con la muerte y un poso freudiano, sin perder su conciencia de clase y en paralelo a su ataque irónico contra los poderosos, explica el coautor junto a Felipe Cabrerizo, del libro "La Codorniz: de la revista a la pantalla (y viceversa), editado por Cátedra". Además de la estrecha relación con su progenitora y las tiranteces con su padre, la muerte es una constante en sus viñetas, insiste Santiago Aguilar, quien lo califica como un "pesimista vital" que se ve superado por el escepticismo. "Hipocondríaco, cada achaque que tenía lo sacaba de sus casillas", añade el prologuista, quien apunta que además de denunciar la represión sexual católica, que inocula un sentimiento de culpa, también atenta contra "el tabú en general", incluido el incesto.

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Aunque las loas de sus compañeros permiten hacernos una idea de su arte, Santiago Aguilar se niega a catalogar su grafismo como sencillo y lo considera "el mejor dibujante de la generación de La Codorniz, por potencia, calidad y definición del dibujo, que iba más allá del registro humorístico". El editor Jesús Egido, en el prólogo de Humores que matan (Reino de Cordelia), recalca que "practicó un tipo de chiste radicalmente opuesto, con malevolencia. Y no porque fuera un ser agresivo y depravado -por utilizar sus propias palabras-, sino porque para él esa agresividad era sinónimo de libertad". Antisistema y antiayanqui, el pintor de ese "país parodisíaco" que es España también fue un antinacionalista. "Maqueto es a euskaro como euskaro es a x, es decir, a Inglaterra", comentaba en "Vida de maqueto" en lo que suponía una crítica al empresariado vasco, "que necesitaba mano de obra barata", y al "imperialismo inglés, que también andaba haciendo de las suyas por Huelva y sus minas". Luego, concluye: "Pasaron los años, que suelen pasar con el tiempo, y los trabajadores del Sur empezaron a sobrar. Fueron sustituidos por máquinas que fabricaban otras máquinas que fabricaban otras más rápidas e inhumanas, y así sucesivamente". Santiago Aguilar cree que ahí conecta con el clásico de Jonathan Swift "Una modesta proposición" para evitar que los hijos de los pobres sean una carga para sus padres o su país, y para hacerlos útiles al público, donde plantea que los campesinos irlandeses que no pueden alimentar a sus hijos los ofrezcan a los terratenientes para que se los coman. "Una biografía" también ronda esa idea, del mismo modo que sus viñetas se mofaban del discurso identitario, como aquella en la que enfrenta a dos hombres, donde uno pregunta "¿Nacionalidad?", y el otro responde "Pobre". Al margen de "Una biografía", que encierra algunos de sus leitmotivs, podríamos concluir que sus temas recurrentes fueron la muerte, el poder, la burguesía, los oprimidos, la injusticia o las relaciones de pareja. No figura entre ellos una de sus aficiones, el flamenco, aunque podría haber llevado al cine -recordemos que dirigió dos películas y un mediometraje- algunas de sus anécdotas vitales, como aquella disparatada road movie protagonizada por José Menese: el humorista gráfico, por intermediación de Francisco Moreno Galván, llevó de paquete en su Vespa al cantaor izquierdista ¡desde Puebla de Cazalla hasta Madrid! Como decía Chumy Chúmez, "en realidad, el destino del hombre es sacarle un poco de jugo a la nada".

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"Contrastes navideños" titula Antonio Tarabini en Diario de Mallorca, un artículo en el que recuerda cómo las fiestas navideñas de origen religioso tienden a secularizarse. "Así lo piensan incluso personas que se mantienen fieles a sus tradiciones religiosas. Se centran básicamente en su vertiente familiar. Coge auge el aprovechar estas fechas en la realización de algún viaje. A su vez es el sumo del consumo, regalo a troche y moche, marca tras marca, juguetes rosas para la niña y azul para el macho, alta tecnología de imposible uso para hijos/hijas y de más parentela. Y, para mayor gloria y placer, tales fiestas se adelantan con una excusa u otra. Pero los aspectos más positivos de las fiestas navideñas conviven con frecuencia con estados de ánimo negativos: fracasos, soledades... Nuestra realidad personal, familiar y social, es plural y compleja. España está situada casi en el furgón en diferencia de rentas, que repercute en el aumento de la brecha social, de la desigualdad. El elevado crecimiento económico beneficia en especial a los segmentos sociales altos y medios/altos. Los colectivos clase media/bajos, y los de larga duración, jubilados con pensiones ínfimas, trabajadores con contratos precarios...malviven en riesgo de exclusión económica y/o social. Según el informe Foessa, acabarán el año teniendo que destinar el 80% de sus ingresos a los gastos de vivienda y suministros. Al tiempo que renuncian a otros gastos como comedores escolares o tratamientos médicos que no están cubiertos por el sistema público (...). Son necesarias medidas 'urgentes' para paliar los efectos inmediatos, pero también la implantación de medidas de prevención en materia de salud y educación... Y la clase media/media, trabajadores asalariados, autónomos, fijos discontinuos, pequeños empresarios... conviven con inseguridades e incertezas: perdida de estabilidad profesional/laboral, corte en perspectivas de mejora socio-económica personal y familiar..."

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Por su parte, David Rubio nos recuerda en Público que el hecho se convierte en historia, la historia en mito y el mito en negocio. "Y ya nadie recuerda el hecho, si es que el mismo tuvo lugar. Esa es la crónica de nuestra Navidad que vuelve con fuerza este 2023 en ciudades como Madrid que, una vez olvidada la pandemia, se entrega al desenfreno festivo plagado de belenes, carruseles, luces, circos y pistas de hielo". Y trata de resumir los mil y un planes de ocio y cultura que tienes estos días en la ciudad, incluyendo algunos clásicos que han vuelto como Cortylandia o Circlássica, pero también planes alternativos al margen de la Navidad más tradicional como Stanley Kubrick o La gran fábula del capital. Porque si las últimas ediciones de la Navidad fueron un poco diferentes por distintos motivos, especialmente por la pandemia de Covid, en este 2023 el recuerdo de aquellos días extraños ha quedado atrás y buena parte de los españoles están con ganas de fiesta, polvorón y cena de empresa.

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Momento en que los agentes de la Policía Local de Murcia imponen la multa al supuesto Papá Noel. En realidad, la Policía no multó a Papá Noel, sino a cuatro personas que circulaban en un coche especialmente tuneado a guisa de trineo. No entraremos en vagas disquisiciones sobre si la multa es exagerada o no; nosotros nos limitamos a recoger las reacciones de los tuiteros a la noticia. Ya se pueden imaginar el cachondeo que hay en las redes sociales. (Tremending)

Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:

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Agrupaciones de moteros menorquines movilizaron el pasado domingo a 200 seguidores vestidos de Papal Noel que recorrieron las carreteras de la isla en una rota festiva para celebrar la Navidad.

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presentó en Majadahonda el vídeo con el que la administración pública felicita a los madrileños la Navidad y promociona la región. Está hecho y protagonizado por instituciones del Opus Dei. Cuenta con el coro del colegio Tajamar, colegio masculino del Opus situado en Vallecas y que segrega y defiende la separación educativa por sexos. Su nacimiento en 1958 sirvió para secundar "un deseo expreso" del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer. La letra del villancico fue compuesta por un profesor del mismo centro religioso. El vídeo ni tiene contenido formativo, ni de investigación. Ni la Comunidad ni Beta Films han contestado a la pregunta sobre el importe que se ha pagado por dicho videoclip.

Críticas a Ayuso por la publicidad de la marca de ropa en un 'spot' de la comunidad: "Tremendo el anuncio navideño de 'El Ganso".

¿Anunciar las navidades en Madrid o promocionar la marca El Ganso? Quien vea el nuevo spot navideño de la Comunidad de Madrid probablemente piense que el cometido del anuncio es la segunda opción. Díaz Ayuso comparte un vídeo protagonizado por una niña, vestida de El Ganso, que recorre las calles iluminadas de la capital. A ella se le suman más niños, también uniformados de esta marca, hasta acabar cantando en coro. María Teresa Pérez resume el vídeo en "niños pijos con uniforme de colegio privado, publicidad de El Ganso y referencias a la fe, la familia (tradicional) y ser libre". (Tremending)

Entonces Ayuso, como otras y otros del PP, también engordó su expediente académico. Más que el título de "Alumna Ilustre" de la Complutense le tenían que haber dado una etiqueta de anís del monoooo....


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