Si hay una falacia que nos enseñan sobre Churchill es que luchó contra el extremismo, la violencia y la injusticia, que era un hombre de paz y que prefería hacer el bien y luchar contra el mal, pero, quizás, nada más alejado de la realidad.
Nos cuentan esto porque el personaje tienen una careta ante la historia, no fue una buena persona, y no dudó en cometer crímenes de lesa humanidad. Sin duda, la historia está escrita por malos historiadores o cuando menos por gente interesada en tapar algunas verdades, por eso manipulan la realidad, ya que así una mentira pesará más que los hechos que realmente sucedieron.
Aparece siempre como un símbolo de paz, pero fue uno de los mayores hipócritas de la humanidad, un personaje con un talento impresionante, pero que por detrás se transformaba en un monstruo. Por eso no siempre hay que hacer caso a lo que diga la historia oficial, pues suele estar cargada de mentiras escritas por aduladores.
Exhibido como si hubiera sido un gran tipo, nada más lejos de eso, Churchill era tan asesino como Hitler y Stalin. Mientras en Europa alababa la libertad conseguida que el nazismo quería erradicar, en los dominios británicos de Sudáfrica e India predicaba con otro ejemplo. Para mantener al decadente Imperio Británico en pie, avalaba masacres contra poblaciones enteras de esos países. Y por si fuera poco, era fiel creyente de la supremacía blanca, más de una vez dijo que América Latina debía ser pobre, para así poderla dominar con facilidad.
Durante la Primera Guerra Mundial, Churchill, entonces primer lord del Almirantazgo, propuso el objetivo de matar por inanición a los hombres, mujeres y niños de Alemania hasta que el ejército se viera obligado a capitular. Estrategia que no era otra cosa que un crimen de guerra. Así lo recogía la Convención de La Haya de 1907 al hablar del bloqueo naval, siempre que estuviera destinado a privar de alimentos a los civiles.
Años más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, el mandatario británico recurriría a procedimientos igualmente inhumanos. Intentó hundir la moral alemana a través de violentos bombardeos sobre Dresde, Leipzig y otras ciudades, en los que fueron civiles y no soldados las víctimas. Permitió la carnicería porque estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de vencer.
En un artículo escrito en 1937, Churchill exponía claramente que los judíos eran «responsables en parte del antagonismo» que sufrían. El documento permaneció enterrado durante más de sesenta años en los archivos de la Universidad de Cambridge, fue el historiador Hon Winston quien lo encontró mientras preparaba una biografía del controvertido líder. El artículo comienza con una referencia sobre la persecución sufrida por los judíos durante siglos y hace alusión también a la nueva ola de antisemitismo que atravesaba Europa y Estados Unidos. «Sería fácil atribuirla a la maldad de los perseguidores, pero eso no se ajusta del todo a los hechos», asegura en el documento, donde destaca que en el Reino Unido los judíos gozan de los mismos derechos que los británicos, haciendo con ello una clara distinción xenófoba.
Algunas de sus desafortunadas frases fueron, “odio a los indios. Son bestias con una religión bestia”. “Los palestinos son hordas bárbaras que no son más que excrementos de camello”. Sobre la población del Noroeste de Asia dijo lamentar el “aprieto” de sus colegas conservadores a usar “gas envenenado contra las tribus incivilizadas”.
Durante la hambruna en la India en 1943, en la que murieron 3 millones de personas, debido a la mala gestión británica, Churchill llegó a burlarse del sufrimiento de millones de personas, riéndose por el sacrificio de los indios que se criaban según afirmaba, «como conejos». Su secretario de Estado para la India escribía: “Sobre el tema de la India, Winston no está del todo cuerdo” y añadía, “no veo mucha diferencia entre la perspectiva de Churchill y la de Hitler”.
En cuanto a la Tercera Guerra Mundial, la propuso cuando la guerra más monstruosa que jamás ha visto la humanidad, con más de 100 millones de muertos, acababa de terminar. Los documentos desclasificados desvelan el plan de Churchill para empezar una nueva guerra por sorpresa contra la Unión Soviética.
Gracias a la derrota electoral de Churchill en 1945, el mundo se libró de su plan para eliminar a la URSS, lo que hubiera causado la Tercera Guerra Mundial con el consiguiente nuevo exterminio de millones de personas más. Este es el gran personaje, el ídolo de la derecha española, como han confesado seseras tan ilustres como Esperanza Aguirre o Eduardo Inda. Idiotas acreditados de tomo y lomo, que se desprestigian a sí mismos, mientras veneran a sujetos como Churchill y difaman a aquellos que solo buscan un bienestar real para su sociedad. Quizás porque son tan infames como el tótem al que reverencian.