Esta crónica es ajena al homenaje que le ofrecerá a la Cibeles el Real Madrid si gana la Copa de Europa en Lisboa el día 24, o a su castración si la pierde.
Trata del monumento, de la diosa frigia, de Anatolia, a la que le ofrecían sacrificios sacerdotes castrados.
Culto aparentemente desaparecido que existió en todo el mundo con distintos nombres de la divinidad, y cuya presencia más notable se mantiene en la fuente que hizo construir Carlos III en Madrid, en el siglo XVIII. Para ciertos madrileños es la verdadera Patrona de la ciudad.
Gabriel García Márquez atribuía la inspiración de su realismo mágico a las narraciones de su abuela gallega, que le contaba historias que podrían hermanar Macondo con Mondoñedo, por ejemplo, porque del pueblo lucense era Álvaro Cunqueiro, cuyas obras se verán tan grandiosas algún día como las del Nobel colombiano.
Hay algo parecido en otro lucense, José de Cora, periodista y autor de imaginativas y fabulosas narraciones, que acaba de publicar una muestra de realismo mágico en la línea de Cunqueiro, Valle-Inclán o Torrente Ballester; también Cela creó realismo mágico, aunque galaico-inglés, no colombiano-galaico.
De Cora cuenta la construcción de la Cibeles, pensada por el rey como centro de la capital, en la que reaparece el culto cruel a la diosa, con asesinatos misteriosos, pasiones, secretos encuentros, y ritos sexuales extremos, también en su familia.
“La navaja inglesa” (Tropo Editores), título que alude el instrumento con el que se castraba a las víctimas de la Patrona, es una historia que hay que leer para gozar de misterios fascinantes narrados con imaginación y prosa dignas de autores inolvidables, como lo fue la inspiradora de García Márquez.
Inquietante y nuevo culto a Cibeles: se van construyendo copias de la de Madrid para envolver el mundo por el mismo paralelo...
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SALAS