Todos hemos entrado a algún bar y nos hemos encontrado a alguien con los ojos rojos y desencajados tirando monedas a una de esas máquinas tragaperras con luces hipnóticas y
botones que apretar en busca de los tres limones o algo por el estilo. Cuando por una de aquellas se conseguía reunir las tres frutas de las narices sonaba una música estridente y empezaba la escandalera de las moneditas cayendo en una bandeja metálica que atronaba como el pedrisco. Todo el bar se giraba y el agraciado cambiaba la cara de codicia por una de cierta vergüenza al ver que lo habían pillado. Era la ludopatía a la vista de todos, incluso algunos hemos intentado hacer ver (con mayor o menor éxito) al conocido que se gastaba los cuartos eso de que la máquina está programada para ganar dinero, que nadie da dinero porque sí, que lo de los chinos que saben cuando va a caer el premio es eso, un cuento chino y todo eso. Ahora ya ni eso, llegué al café el otro día y vi que habían cambiado el cacharro estrujabolsillos por otro que parecía un cacharro sacado de la NASA. Me dijeron en la barra que con eso puedes apostar hasta en carreras de avestruces en la India. Hay que ver lo que avanza la tecnología, para todo menos para facilitarnos la vida. ¿Raro, verdad?
Todo está cambiando. Las tragaperras ya no hacen ruido, ya no están en los bares, se han trasladado a los locales esos misteriosos que han brotado como champiñones en muchos barrios y hasta han acampado en nuestros bolsillos. Cada vez resultan más peligrosas, quizá porque se han escondido en 
Lo peor de todo es que las principales víctimas de todo esto de los “casinos de bolsillo” 
Son cada vez más los que quedan enganchados al juego, no duermen, sus jefes los despiden, sus parejas los dejan y cada vez se van encerrando más y más en el mundillo de la apuesta, tanto que acaban perdiendo su interés por todo. Y claro, la vida se acaba resintiendo. Se cae en la espiral de la baja autoestima, aislamiento, fobia social y al final, cuando descubres que la vida es algo más que un avatar en internet, la temida depresión.
Este es un problema que cada vez va afectando a más y más personas pero que parece pasar desapercibido. ¿Cuándo se lo van a 
