Comencé a leer a Juan Gómez-Jurado con su anterior novela El paciente, y me ganó como lectora, no sabría explicar muy bien que me conquistó, porque no fue una única cosa si no la suma de muchas de ellas, pero sobre todo la empatia con su protagonista, el meterme en sus zapatos desde el minuto cero y estar preguntándome a cada momento que haría yo en su lugar, que estaría dispuesta a sacrificar, que riesgos estaría dispuesta a correr.
Por eso cuando salió Cicatriz y a pesar de tener en casa desde hace mucho tiempo La leyenda del ladrón por leer, no me lo pensé dos veces y me lancé en barrena, como siempre una cosa es disfrutar de la historia y otra muy distinta encontrar tiempo para reseñarla, para plasmar mis impresiones.
Sin embargo, con Cicatriz no obtuve un flechazo a primera vista, tenía sentimientos encontrados, no lograba empatizar con Simon y eso me hacía cuesta arriba su lectura, Todo cambiaba cuando las riendas las tomaba Irina, y de esa forma casi sin darme cuenta me fui metiendo en una historia en la que al final hasta Simon llegó a ser Santo de mi devoción.
El pasado lunes nueve de mayor en el transcurso de uno de los muchos actos de Valencia Negra tuve la ocasión de escuchar a Juan Gómez-Jurado, Juan Bolea y María Oruña hablar sobre novela negra moderados por Jordi Llobregat. Una charla para mí muy interesante que terminó con los autores firmando ejemplares de sus novelas. En ese momento me sorprendió que Juan Gómez-Jurado me preguntara si lo había leído, y que escuchara mis impresiones, y cuando le expresé lo mucho que me había costado entrar en la historia por culpa de Simon una sonrisa iluminó su cara y me dijo "eso precisamente esperaba conseguir", no pude ver mi cara, porque no había espejos por allí, pero seguro que la perplejidad bailaría en mis ojos.
A pesar de la timidez o quizás por lo abierto que es Juan la conversación no se quedó solamente en esta novela, danzó a El paciente su anterior novela, y creo que allí me devoción ya era absoluta y se preocupó por la novela que lleva tanto tiempo en mi estantería, me conminó a leerla y a que le escribiera cuando lo hubiera hecho, y supongo que la rescataré pronto de la estantería, porque aunque él contestó a la pregunta de Jordi que no le gustaban las etiquetas y justamente puso de ejemplo La leyenda del ladrón que muchos consideran histórica, cuando para él no lo es, si que reconoció que la ambientación histórica es importante, así que mataré dos pájaros de un tiro, rellenaré una casilla de la Yincana Histórica y sacaré del estante un libro al que le tengo ganas, y que su autor reconoció haber tardado cuatro años en escribir.
Pero como siempre me voy por las ramas, me pierdo en miles de detalles y lo importante que son mis impresiones de esta novela voy retrasándolas.
El autor:
Juan Gómez-Jurado nació en Madrid en 1977, se licenció en periodismo en la Universidad San Pablo, CEU, menuda coincidencia yo también en otra ciudad y unos años antes. Compagina su trabajo como periodista con la escritura de novelas.
Como periodista ha pasado por las redacciones de Canal +, Cadena SER, diario ABC, TVE y La voz de Galicia. Colabora con la revista Qué Leer, JotDown Magazine y New York Times Book Review y participa en programas de radio y televisión, como Julia en la Onda, de Onda Cero, donde tiene una sección diaria.
Sus novelas se publican en más de cuarenta países, se han convertido en best sellers mundiales y han conquistado a millones de lectores. En Hollywood hay planes para adaptar varias de ellas a la gran pantalla.
Sus novelas son:
Espía de Dios publicada por Roca Editorial en 2006
Contrato con Dios publicada por Plaza y Janes en 2007
El emblema del traidor Premio Torrevieja año 2008, publicada por Plaza y Janés
La leyenda del ladrón publicada por Planeta en 2012
El paciente publicada por Planeta en 2014
Cicatriz publicada por ediciones B en 2015
Argumento:
Creo que Cicatriz es una de esas novelas a las que el lector tiene que acercarse conociendo lo mínimo de ella, si puede ser nada, porque es una de esas historias en la que se cruzan muchas tramas y subtramas, construida con la misma precisión que un reloj suizo, y con unos giros que sorprenden al lector aún cuando piensan que ya lo han visto todo. Por ese motivo pienso que nada debería contar sobre ella a la espera de que lo que cuente en mis impresiones seduzca tanto a cualquier futuro lector que se adentre en sus páginas, dispuesto a pasar unas horas completamente enganchado a los errores de Simon y a la enigmática y a la vez seductora Irina.
Entre Bambalinas...
Cuando termino una novela siempre me gusta saber que ha llevado a un autor a escribirla, de donde salió esa idea primera, o que le empujó a embarcarse en esa historia, no siempre logro satisfacer mi curiosidad, pero por suerte esta vez lo he escuchado de sus labios, Jordi Llobregat lo matizó en un aparte en las firmas y lo he leído en alguna entrevista.
El germen de esta novela es una mujer pelirroja, no sabemos si hermosa o no, que Juan avistó cuando volvía a su hotel desde los ventanales de un gimnasio. La chica en cuestión tenía las manos envueltas y golpeaba con saña un saco de boxeo. No es que estuviera mucho rato mirándola pero lo suficiente para que la forma de golpear el saco y la ira de su mirada impresionaran de tal forma a Juan que sintió la necesidad de explicarse que le podía haber sucedido a aquella chica.
Tanto que aquella misma noche ya comenzó a escribir sobre ella, la esencia de toda esta novela, la historia en si, aunque no se puede decir que sea la protagonista, si no una antagonista de lujo, los cimientos sobre los que se construye esta historia en la que nada es lo que parece y en la que la única que no se miente sobre sí misma es precisamente Irina y sin embargo juega a engañar a todos.
Mis impresiones:
Ya he reconocido que mi relación con esta novela no fue de amor a primera vista, reconozco que la novela comienza fuerte, es Irina la que la inicia y las escasas dos líneas te saben a poco y a pesar de ello te dejan el corazón en un puño, porque todo el dolor queda concentrado en ellas, tanto el presente como el que en un futuro recordará.
Si Irina te deja el alma en un puño Simon no comienza menos fuerte y si no juzgad:
Mi primer error fue enamorarme de ella.El segundo error fue no preguntarle por aquella cicatriz.La mala noticia es que estoy a punto de cometer el tercero, y que va a ser mucho peor que los dos anteriores.
No es un mal comienzo, yo diría que es soberbio, impactante y que obliga a leer la novela sí o sí, pero a pesar de este principio prometedor me encontré con un personaje que encarna todo aquello que más odio en la vida, un cobarde, pusilánime, conformista, una persona descontenta con su vida que es incapaz de hacer nada por cambiarla, una persona que a la sombra de su amigo deja que este lo manipule o de la cara por él. Y si mal me cayó desde el principio Simon no mucho mejor lo hizo Tom, su amigo, si uno tiene la autoestima por los suelos, el otro por las nubes, un tipo encantado de conocerse a si mismo, que díficil se me hacía avanzar con este tandem, menos mal que ahí estaba Irina para amarrarme, para no permitir que soltara el libro, aunque solo fuese esperando su aparición.
Tras ese comienzo, Juan empieza a hilar su historia, tiene que presentarnos a sus personajes y para ello se vale de una gran estructura que el divide entre El antes y El después, y a la vez la parte más amplia que actúa como presentación y nudo, la divide en los dos primeros errores, dándole mayor protagonismo al segundo error, a la cicatriz de Irina. Encontraremos un desenlace frenético en El después que desarrolla el tercer y último error con consecuencias dramáticas.
Así pues atendiendo a lo que os he comentado anteriormente, fue el primer error el que a mi me costó sudores y más de un esfuerzo avanzar, en el se nos presenta a Simon, protagonista de esta novela, un genio de la informática que desde hace años trabaja en un algoritmo capaz de reconocer objetos al que él ha llamado LISA. Simon es un perdedor que está al borde de la quiebra, su autoestima está por los suelos y sólo el bienestar de su hermano Arthur un discapacitado psicológico que vive en una residencia pero con gran libertad de movimiento, un personaje entrañable, que a mi modo de ver podría a ver dado mucho más de sí, le hace reaccionar y ponerse las pilas.
Su última salida y también la de Tom es que el programa funcione y lo puedan vender a una gran multinacional, intentan un salto al vacio que no termina de salir bien, pero que Tom como abogado que es intenta solucionar aunque con ello ponga a su amigo contra la espada y la pared y le aboque a perder el trabajo de muchos años si no es capaz de dar con los fallos del sistema en el tiempo indicado.
Ya tenemos un reloj que corre a la contra y por lo tanto el thriller se ha puesto en marcha, pero como bien he dicho y aunque trabajar contra reloj con menos presupuesto del necesario y por lo tanto menos personal para que un magnate no se quede a precio de saldo con algo que puede reportarle un pingue beneficio ya sería más que suficiente para tener una historia, os confieso que a mi no me hubiera resultado nada atractiva, posiblemente hubiera abandonado la lectura, le faltaba angel, le faltaba un revulsivo y ese llega con Irina.
Y es que Simon en el fondo es una persona con graves problemas para relacionarse, un hombre al que le supera cualquier situación y sobre todo se siente solo, y la única forma que se le ocurre de encontrar pareja es una página de contactos. Allí es donde encuentra a Irina, allí es donde se enamora de ella y ahí es donde comienza su calvario.
Es en este momento donde nos vamos a encontrar con dos tiempos verbales, el presente que es el que narra en primera persona Simon y el pasado narrado en tercera persona y que nos va presentado a Irina, esa mujer de ojos tristes y fría como un tempano de hielo, que a pesar de haber manipulado a Simon y de hacerlo servir para sus intereses nada lícitos, siente hacia el ternura y cariño, no se si se puede llamar amor, porque para mí está incapacitada para ese sentimiento.
La trama del pasado para mi es la más atractiva y al mismo tiempo la más cruda, cruel, salvaje, pocas personas hubieran sido capaces de vivir la existencia de esta mujer, y es una forma de entender su presente, hecho de ausencias y un odio infinito, y sobre todo una meta a la que llegar cueste lo que cueste, aunque al final el fin no le justifiquen todos los medios. A pesar de la frialdad y lo distante que la muestra Juan que hace difícil empatizar con ella, para mi es el personaje sublime de esta novela, es la esencia, el principio y el fin, una antogonista con alma de protagonista.
En la novela encontramos tramas y subtramas varias, que nos llevan desde el despacho de una multinacional de la informática, hasta la guerra de Afganistan, la fría, violenta y boscosa Ucrania donde se cría Irina y las no menos violentas calles de Chicago donde se desarrolla la historia, y todo ello son como pequeñas piezas de ingeniera relojera que van encajando con precisión para dar lugar a un pieza única. Porque es en Chicago donde confluyen pasado y presente, y todas las trama y subtramas, no quiero desvelar nada más por lo que tendrás que ser tu futuro lector el que se adentre en las páginas de Cicatriz si quieres descubrir de que manera lo hacen, pero te aseguro que no saldrás indemne de este viaje.
En cuanto al titulo, hay que ir con pies de plomo, porque nos encontramos con una visible, la que Irina luce en su cara y que por lo visto no logra afearla, pero no es la única que vamos a encontrar en la historia, las hay otras más profundas y menos visibles, radican en el alma, y de esas disponen todos y cada uno de los personajes, quizás las más profundas no sean las de Irina a pesar de esa existencia tan dura, puede que sean las de Simon, y es que el también esconde secretos oscuros, fantasmas dentro de un armario para proteger a su hermano el motor que mueve su vida, y si mucho me apuras detrás de esa fachada de pavo real de Tom se esconden cicatrices que el trata de que sean invisibles a través de su personalidad arrolladora
No podemos decir que nos encontremos ante un thriller vertiginoso, por lo menos no en toda sus páginas, es difícil soltarlo de acuerdo, pero sufre altibajos, hacia la mitad del libro podemos encontrar un punto de inflexión, se ralentiza un poco, para luego volver a coger carrerilla y llevar al lector en volandas hacia un final que por momentos sorprende y en otras ocasiones te parece previsible. Pero ello no quita que estemos ante una gran novela, escrita con la frescura y la agilidad a la que nos tiene acostumbrados Juan Gómez-Jurado que maneja el género con maestría.
Para gustos los colores:
Que feas son las comparaciones y sin embargo no somos capaces de evitarlas. Cuando terminé de leer la novela me quedé con la sensación de que me había faltado algo. La historia me había gustado, a pesar de mi poco tiempo y de sus muchas páginas me había durado relativamente poco una vez salvado el escollo del principio, cuya culpa me atribuyo en exclusiva, sin embargo y a pesar de esa mujer que sostiene sobre sus hombros toda la trama y la evolución que sufren los personajes, la de Simon brutal y por momentos poco verosimil, eche algo en falta. En un principio no sabía que era, y al final me di cuenta que me faltaba ese ahogo que producen algunas novelas, esa necesidad de cerrar el libro, y asimilar lo que estaba leyendo, en ningún momento lo he sentido con Cicatriz.
Y si os preguntáis porque lo eché en falta, la respuesta está al principio de esta reseña, El paciente me metió desde el minuto cero en la piel del protagonista, viví in extremis todas sus dudas, sus decisiones, me cuestioné que haría yo en su lugar, como lo encararía, cerré tantas veces el libro como necesidad tenía de plantearme mil preguntas. Y en esta ocasión no me ha sucedido, no me he podido poner en la piel de Irina porque yo sé que no poseo su fortaleza, la he admirado, he sufrido por ella, y con ella, la he visto transformarse y por momentos humanizarse, pero no he podido meterme en sus zapatos, ni siquiera vestir su ropa, y mucho menos meterme en su piel.
Tampoco lo he conseguido con Simon, a pesar de su evolución como personaje, a pesar de dejar de ser ese debilucho que se escondía tras su amigo, seguí viéndolo cómo un pusilánime, hay un motor que mueve a las personas, y el amor es uno muy grande, y eso es lo que mueve a Simon, por eso evoluciona y por eso es capaz de coger al toro por los cuernos después de haber estado a punto de perder lo poco que le quedaba. Redención a mis ojos ha conseguido, que me metiera en su piel, y lo acompañara en su locuras como propias no.
Por ello para mí es mejor novela El paciente, sin quitarle el mérito que esta pueda tener, porque defender unos personajes como los que defiende Juan Gómez-Jurado en esta novela no es fácil, porque si ellos son así es porque su autor lo ha querido de ese modo, y quizás sea más difícil de escribir, eso no lo sé, me lo tendrá que decir él, pero si que es más difícil de que llegue al lector.
La búsqueda del amor
Lo que subyace en el fondo de esta novela es precisamente eso. La necesidad de no estar solo, de hasta donde eres capaz de llegar para encontrarlo, que estás dispuesto a sacrificar, hasta donde estas dispuesto a engañar y a dejarte engañar.
Si bien analizamos la trama encontramos que ahí está el quid de la novela, por lo menos en lo que mueve a Simon. Tenemos un amor incondicional el que siente nuestro protagonista por su hermano, y por él es capaz de muchas cosas, y las iremos descubriendo a lo largo de la narración. Por otro lado es una persona con una gran fobia social, le cuesta relacionarse, encontrar una mujer por los medios convencionales es imposible.
No se si Simon cree en el amor a primera vista, pero lo que si sabe es que no es ninguna belleza, no es simpático y no tiene don de gentes. Frente a él Irina, si que es bella a pesar de esa cicatriz, no se puede decir que sea simpática porque es muy fria, sin embargo como puede engañarse de ese modo Simon, no es de extrañar que nadie apostase por esa relación y todos buscaran los extraños motivos que movían a la ucraniana para estar con Simon.
Y por otro lado tenemos a Irina, la conocemos de niña, conocemos su drama y en que se ha convertido, pero es Simon quien consigue humanizarla un poco, quien en cierta forma derrite esa frialdad y la hace cometer un error que a punto está de costarle la vida.
Conclusión:
Si te animas a adentrarte en Cicatriz más vale que dispongas de tiempo por delante, porque se te pegará a las manos, sobre todo si Simon te cae bien. Juan Gómez-Jurado consigue mantener la atención del lector, crear una historia que atrapa y unos personajes que no te serán indiferentes.
Un tironcillo de orejas señor Gómez-Jurado, tenía ahí un personaje cojonudo, y perdone usted la expresión, Arthur es con mucho lo más humano de esta novela, me hubiera gustado que lo hubiera rentabilizado más, posiblemente los únicos rasgos de humanidad de Irina se los ha arrancado él.
Esperando la próxima ya a ver que nos depara.