En 1939 se estrenó probablemente el Western más emblemático de la historia del cine, Stagecoach (La Diligencia) de John Ford. El que después de diferentes experimentos se considera que sentó las bases del género e inició su edad dorada durante la década de los 40 y 50. Pero la película que nos ocupa está lejos del planteamiento de uno de los directores del western por antonomasia, Destry Rides Again (Arizona) es una rareza como pocas. Del mismo año que Stagecoach (La Diligencia), la cinta dirigida por George Marshall nos muestra un western sui generis, sin paisajes, con muchos elementos cómicos y con actuaciones musicales incluidas.
En la ciudad de Bottleneck Kent, el propietario del Saloon junto con el Marshall y Frenchy, la cantante del saloon, dominan y gobiernan con cierta anarquía y caos a su alrededor. Las cosas cambian cuando Washington “Wash” Dimsdale, el nuevo sheriff y borrachín del pueblo, pide ayuda a Tom Destry, hijo de un legendario pacificador de la frontera. Cuando éste llega a Bottleneck y declara su posición en contra del uso de las armas, todo el pueblo se ríe de él y lo ve como una figura inofensiva, pero la anarquía impuesta por Kent durará poco.
Después de la conquista del oeste viene el momento de acomodarse a él. Y con la justicia a muchos kilómetros de distancia, prevale la ley del más fuerte y del más ágil con el arma. La película se debate entre la necesidad de poseer armas (desde una mentalidad muy estadounidense) para poder gobernar y poner orden al pueblo ante la propuesta pacifista. Una propuesta, ésta última, que poco a poco se va tornando inviable.
Destry Rides Again (Arizona) se construye como un western cómico-festivo. Donde la bebida, los diálogos, la barra del saloon y la música ganan peso ante los viajes físicos de cowboys y outlaw silenciosos en busca de un futuro, pasado o presente. A nivel de producción apuestan por pocos exteriores y concentrar la mayor parte de acción en interiores con muchísimos extras perfectamente colocados en las caóticas situaciones dónde todos los gritos y disparos se entremezclan y solo sobresale la voz de Frenchy. Aun así tiene elementos que se usarán posteriormente como son la importancia de la figura del Sheriff justo, y la importancia de las cartas y las apuestas.
Los personajes funcionan bajo esos grandes estereotipos que haría que todos los westerns desde los más psicológicamente complejos hasta los más sencillos tuvieran algo en común. El bonachón borracho, el héroe incorruptible, el personaje que se redime, el malo malísimo y un numeroso grupo de secundarios simpáticos. Un western de tipos educados y poco duros que busca la empatía con todos ellos a excepción del malo.
En el reparto destacan los nombres de Marlene Dietrich en el paper de Frenchy, una mujer valiente y de armas tomar, James Stewart como pacifista y encargado de “organizar” Bottleneck, Mischa Auer en el divertido papel de Boris, Brian Donlevy como el elegante propietario Kent y Charles Winninger como Sheriff Washington Dimsdale.
Destry Rides Again (Arizona) es una oda desenfadada al entretenimiento del western cómico-festivo, ruidoso, excesivo y bullicioso. Con un sencillo argumento, elementos del cine musical - que en algún momento despistan al espectador de la trama principal -, y su moralina final.
NOTA
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