El Oeste americano (estadounidense) se define en muchas ocasiones por opuestos. Los que creen en los organismos de justicia frente a los que creen que cada uno es el encargado de su propia justicia gracias a su derecho de tener armas de fuego. Los que están a favor del ferrocarril y por extensión de la civilización y las rudimentarias nuevas tecnologías frente a los que están en contra y prefieren una vida solitaria y con el único medio de transporte que los carruajes y los caballos. Los creyentes enmarcados por religiones y supersticiones frente aquellos que defienden el raciocinio del ser humano como únicos responsables de los actos…
The Shepherd of the Hills (El Pastor de las Colinas) es un film del realizador Henry Hathaway quien al igual que Ford estuvo estrechamente ligado con el género western. Y se podría decir que se basa en esta última yuxtaposición anteriormente nombrada. El film nos cuenta la llegada de un forastero a un pequeño pueblo de las montañas de Ozark. Este extraño pronto congenia con Sammy Lane una muchacha risueña que trabaja junto a sus vecinos para tirar adelante la pequeña comunidad. Pero por otro lado levantará las sospechas de la huraña familia Matthews, que tras una tragedia, viven con rencor y apartados del resto.
La película habla sobre el miedo a lo desconocido, los rencores del pasado y la fuerza de los lazos familiares. Con todo marcadamente dramático está construido en tres actos donde el forastero marca el tempo y es el elemento desencadenante para que los hechos se sucedan. Es un film sui generis con pocas dosis de acción, y un intento de introspección.
Probablemente el guión es lo que más flojea de una obra de buena factura y buenas interpretaciones. Los giros y descubrimientos quedan totalmente desaprovechados al ser incapaces de introducirlos de forma natural en la historia, y acabar cayendo en la argucia de transmitirlos en algún diálogo torpe.
Visualmente The Shepherd of the Hills (El Pastor de las Colinas) aunque no hay grandes escenas de acción, sí que destaca un technicolor que le da fuerza a todos los encuadres y da pie a cierto lucimiento. Algo que oculta cierto mérito teniendo en cuenta que llevaban pocos años experimentando con el color en Hollywood, sin tener en cuenta el colorear el negativo como se hacía en el cine mudo.
Como buen western el film cuenta con la participación de John Wayne, en esta ocasión como personaje secundario, aunque el poster haga creer lo contrario, interpretando a Matt Matthews un joven rebelde que busca justicia por su cuenta influenciado por la cerrada y oscura ética de su familia. Betty Field interpreta a Sammy Lane el personaje optimista que consigue ayudar aquellos que aun merecen redención. Por último, destacar a Harry Carey interpretando al forastero Daniel Howitt, de apariencia serena y tranquila y de poso misterioso.
Para terminar, podemos decir que The Shepherd of the Hills (El Pastor de las Colinas) es un western que experimenta en sí misma, en la manera de presentar y desarrollar un conflicto. Una interesante propuesta que le sobra la típica y pesada moralina estadounidense.
NOTA