Revista Cine
Judah y Cliff (Martin Landau y Woody Allen)están sentados en una habitación apartados de la ceremonia que está celebrándose en un salón contiguo...Judah le explica una historia, una “idea para una película” sobre un tipo que comete un crimen atroz y después de pasarlo mal durante un tiempo se da cuenta de que nadie le castiga por ello, de que puede seguir con su vida como si nada hubiera sucedido. Cliff le dice que a su historia le falta un final feliz, que el tipo debería entregarse a lo que Judah le dice que están hablando del mundo real, que si quiere un final feliz vea una película de Hollywood.
Woody Allen nos ofrece con dicha conversación toda una declaración de intenciones, lo que estamos viendo no es una película “de Hollywood”, lo que él nos intenta mostrar es una historia que podría darse en el mundo real sin los condicionamientos de la industria. Algo que el personaje que él mismo interpreta ha sufrido en sus propias carnes, ya que ha sido contratado para rodar un documental sobre su cuñado, productor de éxito al que odia. Cuando presenta su visión personal del terriblemente egocéntrico hermano de su mujer, interpretado por Alan Alda, el productor monta en cólera y después de despedirle asume el control de la cinta.
La película lleva un peldaño más arriba la trama de “Hannah y sus hermanas”, donde el adulterio formaba parte también del argumento y donde también se equilibraba la trama con una historia más liviana y divertida. En este caso el adulterio se acompaña de una trama de chantajes y asesinato que lo convierten en más trágico todavía, mientras que la trama mas cómica está teñida por cierto desencanto hacia la vida y el sentido de esta.
La posibilidad de cometer un crimen, o de renegar de nuestros principios por cuestiones monetarias dado que no existe un ser supremo que nos juzge y de existir al no manifestarse siempre nos queda la posibilidad de negarlo (dios es un lujo que no puedo permitirme, afirma Judah en un momento determinado) hace que nuestra existencia sea un sinsentido según Allen. El plan vital podría basarse en subsistir, aunque las lecciones del profesor Levy afirman que el amor mueve a las generaciones y que cada generación intenta que las posteriores vean que la vida es mejor de lo que parece o de lo que a los progenitores les toca vivir, aunque posiblemente sea esa misión una utopía compleja y el mismo profesor Levy un anciano que parece haber pasado ya por lo peor de la vida (campos de exterminio y persecución) decide poner fin a su vida suicidándose con una nota que dice “he salido por la ventana”
Así Allen nos interroga sobre nuestras creencias, sobre nuestra moral...existe la moral o simplemente la vida es un estado para aquellos que saben vivirla, para los más fuertes...podemos o no podemos vivir con nuestros pecados dependiendo de lo temerosos que seamos de la mirada de dios...aunque irónicamente la mirada más próxima a dios sea la de un rabino que se está quedando progresivamente ciego.
Calificación final:9