Ya sabrás que soy profesora, así que te puedes imaginar que el mes de septiembre para mí es un mes de muchos cambios. A parte de volver a trabajar después de las vacaciones, empiezo un nuevo curso, lo cual significa volver con lo mismo del curso pasado (en el mejor de los casos, porque a veces toca cambiar) pero con alumnos nuevos. Si lo piensas despacio es una locura: cada año tener delante a más de cien personitas distintas a las que conocer y con las que vas a intentar trabajar a gusto y de paso ayudarles a aprendan algo. Yo cada vez que lo pienso así de friamente lo veo como algo muy extraño.
Soy muy sensible a los estímulos externos y a los cambios, así que en cuanto esto empieza, empiezo a sentirme descolocada y tardo más de un mes en coger una rutina que haga que las cosas funcionen con tranquilidad. Todos los cursos pienso que lo estoy llevando peor que nunca y siempre busco una razón que lo justifique. Pero estoy casi segura de que siempre es igual. ¿Y sabes qué me ha venido de maravilla estar revisando todas las entradas del blog para arreglar lo de las fotos para darme cuenta de ello?
Todos los años hablo de que tengo mucho trabajo, de que me falta el tiempo, de que no puedo coser… Pero también de que emprendo el nuevo curso con ilusión. Aunque a veces, el estrés no me deja disfrutarlo.
En 2013 echaba de menos los atardeceres del mar y el tiempo para coser:
En 2012 enseñaba una obra acabada unos días antes pero también dejé de coser:
En 2011 prefería pensar en los momentos pasados con amigos en verano, y volvía a hablar de la falta de tiempo y energía:
Y en 2010 estaba viendo un video sobre la creatividad y el miedo al fracaso, no recuerdo muy bien por qué. Ya ves qué panorama.
Esto me sirve para relativizar las cosas, así que voy a intentar tomármelas con calma. Y para empezar, me voy a ver este otro video sobre creatividad que me acabo de encontrar buceando en el archivo ¡Buen fin de semana, mis queridos lectores!